Versículos de la Biblia acerca de los maestros

Proverbios 22:6: 6 Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.

Santiago 3:1-2: 3 HERMANOS míos, no os hagáis muchos maestros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. 2 Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el cuerpo.

Lucas 6:40: 40 El discípulo no es sobre su maestro, mas cualquiera que fuere como el maestro, será perfecto.

1 Pedro 4:10: 10 Cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo á los otros, como buenos dispensadores de las diferentes gracias de Dios.

Deuteronomio 32:2: 2 Goteará como la lluvia mi doctrina, Destilará como el rocío mi razonamiento, Como la llovizna sobre la grama, Y como las gotas sobre la hierba

2 Timoteo 2:15: 15 Procura con diligencia presentarte á Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad.

Proverbios 1:1-33: 1 LOS proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: 2 Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer las razones prudentes, 3 Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, y juicio y equidad, 4 Para dar sagacidad á los simples, Y á los jóvenes inteligencia y cordura. 5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo, 6 Para entender parábola y declaración, Palabras de sabios, y sus dichos oscuros. 7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. 8 Oye, hijo mío, la doctrina de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre: 9 Porque adorno de gracia serán á tu cabeza, Y collares á tu cuello. 10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas. 11 Si dijeren: Ven con nosotros, Pongamos asechanzas á la sangre, Acechemos sin motivo al inocente, 12 Los tragaremos vivos como el sepulcro, Y enteros, como los que caen en sima, 13 Hallaremos riquezas de todas suertes, Henchiremos nuestras casas de despojos, 14 Echa tu suerte entre nosotros, Tengamos todos una bolsa: 15 Hijo mío, no andes en camino con ellos, Aparta tu pie de sus veredas: 16 Porque sus pies correrán al mal, E irán presurosos á derramar sangre. 17 Porque en vano se tenderá la red Ante los ojos de toda ave, 18 Mas ellos á su propia sangre ponen asechanzas, Y á sus almas tienden lazo. 19 Tales son las sendas de todo el que es dado á la codicia, La cual prenderá el alma de sus poseedores. 20 La sabiduría clama de fuera, Da su voz en las plazas: 21 Clama en los principales lugares de concurso, En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones: 22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia? 23 Volveos á mi reprensión: He aquí yo os derramaré mi espíritu, Y os haré saber mis palabras. 24 Por cuanto llamé, y no quisisteis: Extendí mi mano, y no hubo quien escuchase, 25 Antes desechasteis todo consejo mío, Y mi reprensión no quisisteis: 26 También yo me reiré en vuestra calamidad, Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis, 27 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino, Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. 28 Entonces me llamarán, y no responderé, Buscarme han de mañana, y no me hallarán: 29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor de Jehová, 30 Ni quisieron mi consejo, Y menospreciaron toda reprensión mía: 31 Comerán pues del fruto de su camino, Y se hartarán de sus consejos. 32 Porque el reposo de los ignorantes los matará, Y la prosperidad de los necios los echará á perder. 33 Mas el que me oyere, habitará confiadamente, Y vivirá reposado, sin temor de mal.

1 Corintios 15:58: 58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano.

Mateo 5:19: 19 De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

Eclesiastés 12:12-13: 12 Ahora, hijo mío, á más de esto, sé avisado. No hay fin de hacer muchos libros, y el mucho estudio aflicción es de la carne. 13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme á Dios, y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre.

1 Timoteo 1:7-8: 7 Queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan, ni lo que afirman. 8 Sabemos empero que la ley es buena, si alguno usa de ella legítimamente

2 Timoteo 3:16: 16 Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia

Santiago 1:5: 5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela á Dios, el cual da á todos abundantemente, y no zahiere, y le será dada.

Mateo 20:26-28: 26 Mas entre vosotros no será así, sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será vuestro servidor, 27 Y el que quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo: 28 Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

Juan 3:2: 2 Este vino á Jesús de noche, y díjole: Rabbí, sabemos que has venido de Dios por maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con él.

Mateo 28:20: 20 Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Nehemías 8:8: 8 Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.

Lucas 1:37: 37 Porque ninguna cosa es imposible para Dios.

Santiago 4:1-17: 4 ¿DE dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No son de vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis, matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar, combatís y gerreáis, y no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4 Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿Pensáis que la Escritura dice sin causa: Es espíritu que mora en nosotros codicia para envidia? 6 Mas él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste á los soberbios, y da gracia á los humildes. 7 Someteos pues á Dios, resistid al diablo, y de vosotros huirá. 8 Allegaos á Dios, y él se allegará á vosotros. Pecadores, limpiad las manos, y vosotros de doblado ánimo, purificad los corazones. 9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor, y él os ensalzará. 11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano, y juzga á su hermano, este tal murmura de la ley, y juzga á la ley, pero si tú juzgas á la ley, no eres guardador de la ley, sino juez. 12 Uno es el dador de la ley, que puede salvar y perder: ¿quién eres tú que juzgas á otro? 13 Ea ahora, los que decís: Hoy y mañana iremos á tal ciudad, y estaremos allá un año, y compraremos mercadería, y ganaremos: 14 Y no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es un vapor que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. 15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos, haremos esto ó aquello. 16 Mas ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. 17 El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace.

Hebreos 5:12: 12 Porque debiendo ser ya maestros á causa del tiempo, tenéis necesidad de volver á ser enseñados cuáles sean los primeros rudimentos de las palabras de Dios, y habéis llegado á ser tales que tengáis necesidad de leche, y no de manjar sólido.

Lucas 1:1-80: 1 HABIENDO muchos tentado á poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 2 Como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra, 3 Me ha parecido también á mí, después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, oh muy buen Teófilo, 4 Para que conozcas la verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado. 5 HUBO en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la suerte de Abías, y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabet. 6 Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor. 7 Y no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran avanzados en días. 8 Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios por el orden de su vez, 9 Conforme á la costumbre del sacerdocio, salió en suerte á poner el incienso, entrando en el templo del Señor. 10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando á la hora del incienso. 11 Y se le apareció el ángel del Señor puesto en pie á la derecha del altar del incienso. 12 Y se turbó Zacarías viéndo le, y cayó temor sobre él. 13 Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas, porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te parirá un hijo, y llamarás su nombre Juan. 14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento. 15 Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el seno de su madre. 16 Y á muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos. 17 Porque él irá delante de él con el espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres á los hijos, y los rebeldes á la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo apercibido. 18 Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días. 19 Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios, y soy enviado á hablarte, y á darte estas buenas nuevas. 20 Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creíste á mis palabras, las cuales se cumplirán á su tiempo. 21 Y el pueblo estaba esperando á Zacarías, y se maravillaban de que él se detuviese en el templo. 22 Y saliendo, no les podía hablar: y entendieron que había visto visión en el templo: y él les hablaba por señas, y quedó mudo. 23 Y fué, que cumplidos los días de su oficio, se vino á su casa. 24 Y después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo: 25 Porque el Señor me ha hecho así en los días en que miró para quitar mi afrenta entre los hombres. 26 Y al sexto mes, el ángel Gabriel fué enviado de Dios á una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 A una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David: y el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando el ángel á donde estaba, dijo, ­Salve, muy favorecida! el Señor es contigo: bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vió, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese ésta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios. 31 Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESUS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: 33 Y reinará en la casa de Jacob por siempre, y de su reino no habrá fin. 34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? porque no conozco varón. 35 Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra, por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez, y este es el sexto mes á ella que es llamada la estéril: 37 Porque ninguna cosa es imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor, hágase á mí conforme á tu palabra. Y el ángel partió de ella. 39 En aquellos días levantándose María, fué á la montaña con priesa, á una ciudad de Judá, 40 Y entró en casa de Zacarías, y saludó á Elisabet. 41 Y aconteció, que como oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y Elisabet fué llena del Espíritu Santo, 42 Y exclamó á gran voz, y dijo. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43 ¿Y de dónde esto á mí, que la madre de mi Señor venga á mí? 44 Porque he aquí, como llegó la voz de tu salutación á mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor. 46 Entonces María dijo: engrandece mi alma al Señor, 47 Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador, 48 Porque ha mirado á la bajeza de su criada, Porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso, Y santo es su nombre. 50 Y su misericordia de generación á generación A los que le temen. 51 Hizo valentía con su brazo: Esparció los soberbios del pensamiento de su corazón. 52 Quitó los poderosos de los tronos, Y levantó á los humildes. 53 A los hambrientos hinchió de bienes, Y á los ricos envió vacíos. 54 Recibió á Israel su siervo, Acordandose de la misericordia. 55 Como habló á nuestros padres A Abraham y á su simiente para siempre. 56 Y se quedó María con ella como tres meses: después se volvió á su casa. 57 Y á Elisabet se le cumplió el tiempo de parir, y parió un hijo. 58 Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron con ella. 59 Y aconteció, que al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y le llamaban del nombre de su padre, Zacarías. 60 Y respondiendo su madre, dijo: No, sino Juan será llamado. 61 Y le dijeron: ¿Por qué? nadie hay en tu parentela que se llame de este nombre. 62 Y hablaron por señas á su padre, cómo le quería llamar. 63 Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. 64 Y luego fué abierta su boca y su lengua, y habló bendiciendo á Dios. 65 Y fué un temor sobre todos los vecinos de ellos, y en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas. 66 Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él. 67 Y Zacarías su padre fué lleno de Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: 68 Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y hecho redención á su pueblo, 69 Y nos alzó un cuerno de salvación En la casa de David su siervo, 70 Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio: 71 Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron, 72 Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordándose de su santo pacto, 73 Del juramento que juró á Abraham nuestro padre, Que nos había de dar, 74 Que sin temor librados de nuestros enemigos, Le serviríamos 75 En santidad y en justicia delante de él, todos los días nuestros. 76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado, Porque irás ante la faz del Señor, para aparejar sus caminos, 77 Dando conocimiento de salud á su pueblo, Para remisión de sus pecados, 78 Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó de lo alto el Oriente, 79 Para dar luz á los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, Para encaminar nuestros pies por camino de paz. 80 Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu: y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró á Israel.

2 Timoteo 2:2: 2 Y lo que has oído de mí entre muchos testigos, esto encarga á los hombres fieles que serán idóneos para enseñar también á otros.

Efesios 4:11-16: 11 Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles, y otros, profetas, y otros, evangelistas, y otros, pastores y doctores, 12 Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo, 13 Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, á un varón perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de Cristo: 14 Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error: 15 Antes s
guiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo, 16 Del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por todas las junturas de su alimento, que recibe según la operación, cada miembro conforme á su medida toma aumento de cuerpo edificándose en amor.

Isaías 1:1-31: 1 VISION de Isaías hijo de Amoz, la cual vió sobre Judá y Jerusalem, en días de Uzzías, Jotham, Achâz y Ezechîas, reyes de Judá. 2 Oid, cielos, y escucha tú, tierra, porque habla Jehová: Crié hijos, y engrandecílos, y ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey conoce á su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento. 4 Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron á Jehová, provocaron á ira al Santo de Israel, tornáronse atrás. 5 ¿Para qué habéis de ser castigados aún? todavía os rebelaréis. Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. 6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga: no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. 7 Vuestra tierra está destruída, vuestras ciudades puestas á fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida de extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. 8 Y queda la hija de Sión como choza en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. 9 Si Jehová de los ejércitos no hubiera hecho que nos quedasen muy cortos residuos, como Sodoma fuéramos, y semejantes á Gomorra. 10 Príncipes de Sodoma, oid la palabra de Jehová, escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. 11 ¿Para qué á mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gruesos: no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. 12 ¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis á presentaros delante de mí, para hollar mis atrios? 13 No me traigáis más vano presente: el perfume me es abominación: luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no las puedo sufrir: son iniquidad vuestras solemnidades. 14 Vuestras lunas nuevas y vuestras solemnidades tiene aborrecidas mi alma: me son gravosas, cansado estoy de llevarlas. 15 Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos: asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré: llenas están de sangre vuestras manos. 16 Lavad, limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos, dejad de hacer lo malo: 17 Aprended á hacer bien: buscad juicio, restituid al agraviado, oid en derecho al huérfano, amparad á la viuda. 18 Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana. 19 Si quisiereis y oyereis, comieréis el bien de la tierra: 20 Si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos á espada: porque la boca de Jehová lo ha dicho. 21 ¿Cómo te has tornado ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de juicio, en ella habitó equidad, mas ahora, homicidas. 22 Tu plata se ha tornado escorias, tu vino mezclado está con agua. 23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones: todos aman las dádivas, y van tras las recompensas: no oyen en juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. 24 Por tanto, dice el Señor Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, vengaréme de mis adversarios: 25 Y volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todo tu estaño: 26 Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. 27 Sión con juicio será rescatada, y los convertidos de ella con justicia. 28 Mas los rebeldes y pecadores á una serán quebrantados, y los que dejan á Jehová serán consumidos. 29 Entonces os avergonzarán los olmos que amasteis, y os afrentarán los bosques que escogisteis. 30 Porque seréis como el olmo que se le cae la hoja, y como huerto que le faltan las aguas. 31 Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella, y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

Juan 3:1-36: 3 Y HABIA un hombre de los Fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los Judíos. 2 Este vino á Jesús de noche, y díjole: Rabbí, sabemos que has venido de Dios por maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con él. 3 Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios. 4 Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. 8 El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido, mas ni sabes de dónde viene, ni á dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo, y díjole: ¿Cómo puede esto hacerse? 10 Respondió Jesús, y díjole: ¿Tú eres el maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos, y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13 Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, 15 Para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado, mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene á la luz, porque sus obras no sean redargüidas. 21 Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios. 22 Pasado esto, vino Jesús con sus discípulos á la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba. 23 Y bautizaba también Juan en Enón junto á Salim, porque había allí muchas aguas, y venían, y eran bautizados. 24 Porque Juan, no había sido aún puesto en la carcel. 25 Y hubo cuestión entre los discípulos de Juan y los Judíos acerca de la purificación. 26 Y vinieron á Juan, y dijéronle: Rabbí, el que estaba contigo de la otra parte del Jordán, del cual tú diste testimonio, he aquí bautiza, y todos vienen á él. 27 Respondió Juan, y dijo: No puede el hombre recibir algo, si no le fuere dado del cielo. 28 Vosotros mismos me sois testigos que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. 29 El que tiene la esposa, es el esposo, mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo, así pues, este mi gozo es cumplido. 30 A él conviene crecer, mas á mí menguar. 31 El que de arriba viene, sobre todos es: el que es de la tierra, terreno es, y cosas terrenas habla: el que viene del cielo, sobre todos es. 32 Y lo que vió y oyó, esto testifica: y nadie recibe su testimonio. 33 El que recibe su testimonio, éste signó que Dios es verdadero. 34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla: porque no da Dios el Espíritu por medida. 35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas dió en su mano. 36 El que cree en el Hijo, tiene vida eterna, mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

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