Versículos de la Biblia acerca de una generación a otra

2 Timoteo 3:16-17: 16 Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, 17 Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruído para toda buena obra.

Génesis 22:18: 18 En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra, por cuanto obedeciste á mi voz.

Lucas 1:50: 50 Y su misericordia de generación á generación A los que le temen.

Hechos 2:38: 38 Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Éxodo 20:2: 2 Yo soy JEHOVA tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervos.

Romanos 1:1-32: 1 PABLO, siervo de Jesucristo, llamado á ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 2 Que él había antes prometido por sus profetas en las santas Escrituras, 3 Acerca de su Hijo, (que fué hecho de la simiente de David según la carne, 4 El cual fué declarado Hijo de Dios con potencia, según el espíritu de santidad, por la resurrección de los muertos), de Jesucristo Señor nuestro, 5 Por el cual recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia de la fe en todas las naciones en su nombre, 6 Entre las cuales sois también vosotros, llamados de Jesucristo: 7 A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados santos: Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. 8 Primeramente, doy gracias á mi Dios por Jesucristo acerca de todos vosotros, de que vuestra fe es predicada en todo el mundo. 9 Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones, 10 Rogando, si al fin algún tiempo haya de tener, por la voluntad de Dios, próspero viaje para ir á vosotros. 11 Porque os deseo ver, para repartir con vosotros algún don espiritual, para confirmaros, 12 Es á saber, para ser juntamente consolado con vosotros por la común fe vuestra y juntamente mía. 13 Mas no quiero, hermanos, que ingnoréis que muchas veces me he propuesto ir á vosotros (empero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás Gentiles. 14 A Griegos y á bárbaros, á sabios y á no sabios soy deudor. 15 Así que, cuanto á mí, presto estoy á anunciar el evangelio también á vosotros que estáis en Roma. 16 Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud á todo aquel que cree, al Judío primeramente y también al Griego. 17 Porque en él la justicia de Dios se descubre de fe en fe, como está escrito: Mas el justo vivirá por la fe. 18 Porque manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad é injusticia de los hombres, que detienen la verdad con injusticia: 19 Porque lo que de Dios se conoce, á ellos es manifiesto, porque Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas, de modo que son inexcusables: 21 Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni dieron gracias, antes se desvanecieron en sus discursos, y el necio corazón de ellos fué entenebrecido. 22 Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos, 23 Y trocaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, y de aves, y de animales de cuatro pies, y de serpientes. 24 Por lo cual también Dios los entregó á inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre sí mismos: 25 Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo á las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén. 26 Por esto Dios los entregó á afectos vergonzosos, pues aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza: 27 Y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino á su extravío. 28 Y como á ellos no les pareció tener á Dios en su noticia, Dios los entregó á una mente depravada, para hacer lo que no conviene, 29 Estando atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de avaricia, de maldad, llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de engaños, de malignidades, 30 Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes á los padres, 31 Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia: 32 Que habiendo entendido el juicio de Dios que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, más aún consienten á los que las hacen.

Éxodo 19:6: 6 Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás á los hijos de Israel.

Éxodo 17:16: 16 Y dijo: Por cuanto la mano sobre el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.

Éxodo 1:1-22: 1 ESTOS son los nombres de los hijos de Israel, que entraron en Egipto con Jacob, cada uno entró con su familia. 2 Rubén, Simeón, Leví y Judá, 3 Issachâr, Zabulón y Benjamín, 4 Dan y Nephtalí, Gad y Aser. 5 Y todas las almas de los que salieron del muslo de Jacob, fueron setenta. Y José estaba en Egipto. 6 Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación. 7 Y los hijos de Israel crecieron, y multiplicaron, y fueron aumentados y corroborados en extremo, y llenóse la tierra de ellos. 8 Levantóse entretanto un nuevo rey sobre Egipto, que no conocía á José, el cual dijo á su pueblo: 9 He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros: 10 Ahora, pues, seamos sabios para con él, porque no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se junte con nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra. 11 Entonces pusieron sobre él comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas, y edificaron á Faraón las ciudades de los bastimentos, Phithom y Raamses. 12 Empero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían: así que estaban ellos fastidiados de los hijos de Israel. 13 Y los Egipcios hicieron servir á los hijos de Israel con dureza: 14 Y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo, y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigorismo. 15 Y habló el rey de Egipto á las parteras de las Hebreas, una de las cuales se llamaba Siphra, y otra Phúa, y díjoles: 16 Cuando parteareis á las Hebreas, y mirareis los asientos, si fuere hijo, matadlo, y si fuere hija, entonces viva. 17 Mas las parteras temieron á Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que reservaban la vida á los niños. 18 Y el rey de Egipto hizo llamar á las parteras y díjoles: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis reservado la vida á los niños? 19 Y las parteras respondieron á Faraón: Porque las mujeres Hebreas no son como las Egipcias: porque son robustas, y paren antes que la partera venga á ellas. 20 Y Dios hizo bien á las parteras: y el pueblo se multiplicó, y se corroboraron en gran manera. 21 Y por haber las parteras temido á Dios, él les hizo casas. 22 Entonces Faraón mandó á todo su pueblo, diciendo: Echad en el río todo hijo que naciere, y á toda hija reservad la vida.

Génesis 1:1-31: 1 EN el principio crió Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la haz de las aguas. 3 Y dijo Dios: Sea la luz: y fué la luz. 4 Y vió Dios que la luz era buena: y apartó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios á la luz Día, y á las tinieblas llamó Noche: y fué la tarde y la mañana un día. 6 Y dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7 E hizo Dios la expansión, y apartó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión: y fué así. 8 Y llamó Dios á la expansión Cielos: y fué la tarde y la mañana el día segundo. 9 Y dijo Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase la seca: y fué así. 10 Y llamó Dios á la seca Tierra, y á la reunión de las aguas llamó Mares: y vió Dios que era bueno. 11 Y dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé simiente, árbol de fruto que dé fruto según su género, que su simiente esté en él, sobre la tierra: y fué así. 12 Y produjo la tierra hierba verde, hierba que da simiente según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya simiente está en él, según su género: y vió Dios que era bueno. 13 Y fué la tarde y la mañana el día tercero. 14 Y dijo Dios: Sean lumbreras en la expansión de los cielos para apartar el día y la noche: y sean por señales, y para las estaciones, y para días y años, 15 Y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra: y fue. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche: hizo también las estrellas. 17 Y púsolas Dios en la expansión de los cielos, para alumbrar sobre la tierra, 18 Y para señorear en el día y en la noche, y para apartar la luz y las tinieblas: y vió Dios que era bueno. 19 Y fué la tarde y la mañana el día cuarto. 20 Y dijo Dios: Produzcan las aguas reptil de ánima viviente, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21 Y crió Dios las grandes ballenas, y toda cosa viva que anda arrastrando, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie: y vió Dios que era bueno. 22 Y Dios los bendijo diciendo: Fructificad y multiplicad, y henchid las aguas en los mares, y las aves se multipliquen en la tierra. 23 Y fué la tarde y la mañana el día quinto. 24 Y dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie: y fué así. 25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que anda arrastrando sobre la tierra según su especie: y vió Dios que era bueno. 26 Y dijo Dios: Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza, y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra. 27 Y crió Dios al hombre á su imagen, á imagen de Dios lo crió, varón y hembra los crió. 28 Y los bendijo Dios, y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la haz de toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha para comer. 30 Y á toda bestia de la tierra, y á todas las aves de los cielos, y á todo lo que se mueve sobre la tierra, en que hay vida, toda hierba verde les será para comer: y fué así. 31 Y vió Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fué la tarde y la mañana el día sexto.

2 Pedro 1:21: 21 Porque la profecía no fué en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.

2 Timoteo 3:16: 16 Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia

Hechos 2:47: 47 Alabando á Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día á la iglesia los que habían de ser salvos.

Lucas 24:44: 44 Y él les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos.

Daniel 9:2: 2 En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años, del cual habló Jehová al profeta Jeremías, que había de concluir la asolación de Jerusalem en setenta años.

Daniel 9:1-27: 9 EN el año primero de Darío hijo de Assuero, de la nación de los Medos, el cual fué puesto por rey sobre el reino de los Caldeos, 2 En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años, del cual habló Jehová al profeta Jeremías, que había de concluir la asolación de Jerusalem en setenta años. 3 Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza. 4 Y oré á Jehová mi Dios, y confesé, y dije: Ahora Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos, 5 Hemos pecado, hemos hecho iniquidad, hemos obrado impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus juicios. 6 No hemos obedecido á tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron á nuestros reyes, y á nuestros príncipes, á nuestros padres, y á todo el pueblo de la tierra. 7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy á todo hombre de Judá, y á los moradores de Jerusalem, y á todo Israel, á los de cerca y á los de lejos, en todas las tierras á donde los has echado á causa de su rebelión con que contra ti se rebelaron. 8 Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes, y de nuestros padres, porque contra ti pecamos. 9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia, y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado, 10 Y no obedecimos á la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes, las cuales puso él delante de nosotros por mano de sus siervos los profetas. 11 Y todo Israel traspasó tu ley apartándose para no oir tu voz: por lo cual ha fluído sobre nosotros la maldición, y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque contra él pecamos. 12 Y él ha verificado su palabra que habló sobre nosotros, y sobre nuestros jueces que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal, que nunca fué hecho debajo del cielo como el que fué hecho en Jerusalem. 13 Según está escrito en la ley de Moisés, todo aqueste mal vino sobre nosotros: y no hemos rogado á la faz de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades, y entender tu verdad. 14 Veló por tanto Jehová sobre el mal, y trájolo sobre nosotros, porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que hizo, porque no obedecimos á su voz. 15 Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste nombre cual en este día, hemos pecado, impíamente hemos hecho. 16 Oh Señor, según todas tus justicias, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalem, tu santo monte: porque á causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalem y tu pueblo dados son en oprobio á todos en derredor nuestro. 17 Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. 18 Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye, abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu nombre: porque no derramamos nuestros ruegos ante tu acatamiento confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas miseraciones. 19 Oye, Señor, oh Señor, perdona, presta oído, Señor, y haz, no pongas dilación, por amor de ti mismo, Dios mío: porque tu nombre es llamado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo. 20 Aun estaba hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios, 21 Aun estaba hablando en oración, y aquel varón Gabriel, al cual había visto en visión al principio, volando con presteza, me tocó como á la hora del sacrificio de la tarde. 22 hízome entender, y habló conmigo, y dijo: Daniel, ahora he salido para hacerte entender la declaración. 23 Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres varón de deseos. Entiende pues la palabra, y entiende la visión. 24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar
a iniquidad, y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar á Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas, tornaráse á edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad y el santuario, con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamientos. 27 Y en otra semana confirmará el pacto á muchos, y á la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: después con la muchedumbre de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación, y derramaráse la ya determinada sobre el pueblo asolado.

Isaías 40:1-31: 40 CONSOLAOS, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. 2 Hablad al corazón de Jerusalem: decidle á voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado, que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. 3 Voz que clama en el desierto: Barred camino á Jehová: enderezad calzada en la soledad á nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado, y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5 Y manifestaráse la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá, que la boca de Jehová habló. 6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo de decir á voces? Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo: 7 La hierba se seca, y la flor se cae, porque el viento de Jehová sopló en ella: ciertamente hierba es el pueblo. 8 Sécase la hierba, cáese la flor: mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. 9 Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión, levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalem, levántala, no temas, di á las ciudades de Judá: ­Veis aquí el Dios vuestro! 10 He aquí que el Señor Jehová vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará: he aquí que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro. 11 Como pastor apacentará su rebaño, en su brazo cogerá los corderos, y en su seno los llevará, pastoreará suavemente las paridas. 12 ¿Quién midió las aguas con su puño, y aderezó los cielos con su palmo, y con tres dedos allegó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza, y con peso los collados? 13 ¿Quién enseñó al espíritu de Jehová, ó le aconsejo enseñándole? 14 ¿A quién demandó consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, ó le enseñó ciencia, ó le mostró la senda de la prudencia? 15 He aquí que las naciones son reputadas como la gota de un acetre, y como el orín del peso: he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. 16 Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. 17 Como nada son todas las gentes delante de él, y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es. 18 ¿A qué pues haréis semejante á Dios, ó qué imagen le compondréis? 19 El artífice apareja la imagen de talla, el platero le extiende el oro, y le funde cadenas de plata. 20 El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se corrompa, búscase un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva. 21 ¿No sabéis? ¿no habéis oído? ¿nunca os lo han dicho desde el principio? ¿no habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? 22 El está asentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores son como langostas: él extiende los cielos como una cortina, tiéndelos como una tienda para morar: 23 El torna en nada los poderosos, y á los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. 24 Como si nunca fueran plantados, como si nunca fueran sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra, así que sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarascas. 25 ¿A qué pues me haréis semejante, ó seré asimilado? dice el Santo. 26 Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién crió estas cosas: él saca por cuenta su ejército: á todas llama por sus nombres, ninguna faltará: tal es la grandeza de su fuerza, y su poder y virtud. 27 ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino es escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? 28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios del siglo es Jehová, el cual crió los términos de la tierra? No se trabaja, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen: 31 Mas los que esperan á Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán las alas como águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.

1 Crónicas 2:1-55: 2 ESTOS son los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Issachâr, Zabulón, 2 Dan, José, Benjamín, Nephtalí, Gad, y Aser. 3 Los hijos de Judá: Er, Onán, y Sela. Estos tres le nacieron de la hija de Sua, Cananea. Y Er, primogénito de Judá, fué malo delante de Jehová, y matólo. 4 Y Thamar su nuera le parió á Phares y á Zara. Todos los hijos de Judá fueron cinco. 5 Los hijos de Phares: Hesrón y Hamul. 6 Y los hijos de Zara: Zimri, Ethán, Hemán, y Calcol, y Darda, en todos cinco. 7 Hijo de Chârmi fué Achâr, el que alborotó á Israel, porque prevaricó en el anatema. 8 Azaría fué hijo de Ethán. 9 Los hijos que nacieron á Hesrón: Jerameel, Ram, y Chêlubai. 10 Y Ram engendró á Aminadab, y Aminadab engendró á Nahasón, príncipe de los hijos de Judá, 11 Y Nahasón engendró á Salma, y Salma engendró á Booz, 12 Y Booz engendró á Obed, y Obed engendró á Isaí, 13 E Isaí engendró á Eliab, su primogénito, y el segundo Abinadab, y Sima el tercero, 14 El cuarto Nathanael, el quinto Radai, 15 El sexto Osem, el séptimo David: 16 De los cuales Sarvia y Abigail fueron hermanas. Los hijos de Sarvia fueron tres: Abisai, Joab, y Asael. 17 Abigail engendró á Amasa, cuyo padre fué Jether Ismaelita. 18 Caleb hijo de Hesrón engendró á Jerioth de su mujer Azuba. Y los hijos de ella fueron Jeser, Sobad, y Ardón. 19 Y muerta Azuba, tomó Caleb por mujer á Ephrata, la cual le parió á Hur. 20 Y Hur engendró á Uri, y Uri engendró á Bezaleel. 21 Después entró Hesrón á la hija de Machîr padre de Galaad, la cual tomó siendo él de sesenta años, y ella le parió á Segub. 22 Y Segub engendró á Jair, el cual tuvo veintitrés ciudades en la tierra de Galaad. 23 Y Gesur y Aram tomaron las ciudades de Jair de ellos, y á Cenath con sus aldeas, sesenta lugares. Todos estos fueron de los hijos de Machîr padre de Galaad. 24 Y muerto Hesrón en Caleb de Ephrata, Abia mujer de Hesrón le parió á Ashur padre de Tecoa. 25 Y los hijos de Jerameel primogénito de Hesrón fueron Ram su primogénito, Buna, Orem, Osem, y Achîa. 26 Y tuvo Jerameel otra mujer llamada Atara, que fué madre de Onam. 27 Y los hijos de Ram primogénito de Jerameel fueron Maas, Jamín, y Acar. 28 Y los hijos de Onam fueron Sammai, y Jada. Los hijos de Sammai: Nadab, y Abisur. 29 Y el nombre de la mujer de Abisur fué Abihail, la cual le parió á Abán, y á Molib. 30 Y los hijos de Nadab: Seled y Aphaim. Y Seled murió sin hijos. 31 E Isi fué hijo fué hijo de Aphaim, y Sesam, hijo de Isi, é hijo de Sesam, Alai. 32 Los hijos de Jada hermano de Simmai: Jether y Jonathán. Y murió Jether sin hijos. 33 Y los hijos de Jonathán: Peleth, y Zaza. Estos fueron los hijos de Jerameel. 34 Y Sesán no tuvo hijos, sino hijas. 35 Y tuvo Sesán un siervo Egipcio, llamado Jarha, al cual dió Sesán por mujer á su hija, y ella le parió á Athai. 36 Y Athai engendró á Nathán, y Nathán engendró á Zabad: 37 Y Zabad engendró á Ephlal, y Ephlal engendró á Obed, 38 Y Obed engendró á Jehú, y Jehú engendró á Azarías, 39 Y Azarías engendró á Heles, Heles engedró á Elasa, 40 Elasa engendró á Sismai, y Sismai engendró á Sallum, 41 Y Sallum engendró á Jecamía, y Jecamía engendró á Elisama. 42 Los hijos de Caleb hermano de Jerameel fueron Mesa su primogénito, que fué el padre de Ziph, y los hijos de Maresa padre de Hebrón. 43 Y los hijos de Hebrón: Core, y Thaphua, y Recem, y Sema. 44 Y Sema engendró á Raham, padre de Jorcaam, y Recem engendró á Sammai. 45 Maón fué hijo de Sammai, y Maón padre de Beth-zur. 46 Y Epha, concubina de Caleb, le parió á Harán, y á Mosa, y á Gazez. Y Harán engendró á Gazez. 47 Y los hijos de Joddai: Regem, Jotham, Gesán, Pelet, Epho, y Saaph. 48 Maachâ, concubina de Caleb, le parió á Sebet, y á Thirana. 49 Y también le parió á Saaph padre de Madmannah, y á Seva padre de Macbena, y padre de Ghiba. Y Achsa fué hija de Caleb. 50 Estos fueron los hijos de Caleb, hijo de Hur, primogénito de Ephrata: Sobal, padre de Chîriath-jearim, 51 Salma, padre de Beth-lehem, Hareph, padre de Beth-gader. 52 Y los hijos de Sobal padre de Chîriath-jearim fueron Haroeh, la mitad de los Manahethitas. 53 Y las familias de Chîriath-jearim fueron los Ithreos, y los Phuteos, y los Samatheos, y los Misraiteos, de los cuales salieron los Soratitas, y los Estaolitas. 54 Los hijos de Salma: Beth-lehem, y los Nethophatitas, los cuales son las coronas de la casa de Joab, y de la mitad de los Manahethitas, los Soraitas. 55 Y las familias de los escribas, que moraban en Jabes, fueron los Thiratheos, Simatheos, Sucatheos, los cuales son los Cineos que vinieron de Hamath, padre de la casa de Rechâb.

2 Samuel 1:1-27: 1 Y ACONTECIO después de la muerte de Saúl, que vuelto David de la derrota de los Amalecitas, estuvo dos días en Siclag: 2 Y al tercer día acaeció, que vino uno del campo de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su cabeza: y llegando á David, postróse en tierra, é hizo reverencia. 3 Y preguntóle David: ¿De dónde vienes? Y él respondió: Heme escapado del campo de Israel. 4 Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? ruégote que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos: también Saúl y Jonathán su hijo murieron. 5 Y dijo David á aquel mancebo que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que Saúl es muerto, y Jonathán su hijo? 6 Y el mancebo que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé á Saúl que estaba recostado sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de á caballo. 7 Y como él miró atrás, vióme y llamóme, y yo dije: Heme aquí. 8 Y él me dijo: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy Amalecita. 9 Y él me volvió á decir: Yo te ruego que te pongas sobre mí, y me mates, porque me toman angustias, y toda mi alma está aún en mí. 10 Yo entonces púseme sobre él, y matélo, porque sabía que no podía vivir después de su caída: y tomé la corona que tenía en su cabeza, y la ajorca que traía en su brazo, y helas traído acá á mi señor. 11 Entonces David trabando de sus vestidos, rompiólos, y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él. 12 Y lloraron y lamentaron, y ayunaron hasta la tarde, por Saúl y por Jonathán su hijo, y por el pueblo de Jehová, y por la casa de Israel: porque habían caído á cuchillo. 13 Y David dijo á aquel mancebo que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, Amalecita. 14 Y díjole David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? 15 Entonces llamó David uno de los mancebos, y díjole: Llega, y mátalo. Y él lo hirió, y murió. 16 Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová. 17 Y endechó David á Saúl y á Jonathán su hijo con esta endecha. 18 (Dijo también que enseñasen al arco á los hijos de Judá. He aquí que está escrito en el libro del derecho:) 19 Perecido ha la gloria de Israel sobre tus montañas! ­Cómo han caído los valientes! 20 No lo denunciéis en Gath, No deis las nuevas en las plazas de Ascalón, Porque no se alegren las hijas de los Filisteos, Porque no salten de gozo las hijas de los incircuncisos. 21 Montes de Gilboa, Ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas, Porque allí fué desechado el escudo de los valientes, El escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite. 22 Sin sangre de muertos, sin grosura de valientes, El arco de Jonathán nunca volvió, Ni la espada de Saúl se tornó vacía. 23 Saúl y Jonathán, amados y queridos en su vida, En su muerte tampoco fueron apartados: Más ligeros que águilas, Más fuertes que leones. 24 Hijas de Israel, llorad sobre Saúl, Que os vestía de escarlata en regocijos, Que adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro. 25 Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ­Jonathán, muerto en tus alturas! 26 Angustia tengo por ti, hermano mío Jonathán, Que me fuiste muy dulce: Más maravilloso me fué tu amor, Que el amor de las mujeres. 27 Cómo han caído los valientes, Y perecieron las armas de guerra!

1 Samuel 15:18: 18 Y envióte Jehová en jornada, y dijo: Ve, y destruye los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.

Deuteronomio 20:16-17: 16 Empero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, 17 Antes del todo los destruirás: al Hetheo, y al Amorrheo, y al Cananeo, y al Pherezeo, y al Heveo, y al Jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado

Génesis 3:15: 15 Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya, ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Hebreos 4:12: 12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

1 Corintios 12:13: 13 Porque por un Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ora Judíos ó Griegos, ora siervos ó libres, y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.

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