Versículos de la Biblia sobre el amor paternal

Efesios 6:4: 4 Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos, sino fhhijos, sino fh amonestación del Señor.

Colosenses 3:14: 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vínculo de la perfección.

Proverbios 22:6: 6 Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.

Romanos 5:8: 8 Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

1 Juan 4:8: 8 El que no ama, no conoce á Dios, porque Dios es amor.

Juan 3:16: 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Colosenses 3:20: 20 Hijos, obedeced á vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.

1 Corintios 13:1-13: 13 SI yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo á ser como metal que resuena, ó címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo caridad, nada soy. 3 Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve. 4 La caridad es sufrida, es benigna, la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sinrazón, no se ensancha, 5 No es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal, 6 No se huelga de la injusticia, mas se huelga de la verdad, 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 La caridad nunca deja de ser: mas las profecías se han de acabar, y cesarán las lenguas, y la ciencia ha de ser quitada, 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos, 10 Mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte será quitado. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño, mas cuando ya fuí hombre hecho, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, en obscuridad, mas entonces veremos cara á cara: ahora conozco en parte, mas entonces conoceré como soy conocido. 13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza, y la caridad, estas tres: empero la mayor de ellas es la caridad.

1 Juan 4:10: 10 En esto consiste el amor: no que nosotros hayamos amado á Dios, sino que él nos amó á nosotros, y ha enviado á su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

Romanos 8:1-39: 8 AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne, 4 Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu. 5 Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan, mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu. 6 Porque la intención de la carne es muerte, mas la intención del espíritu, vida y paz: 7 Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios, porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede. 8 Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios. 9 Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él. 10 Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado, mas el espíritu vive á causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 12 Así que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos conforme á la carne: 13 Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis, mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. 15 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor, mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre. 16 Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos, herederos de Dios, y coherederos de Cristo, si empero padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada. 19 Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza, 21 Que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto hasta ahora. 23 Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque en esperanza somos salvos, mas la esperanza que se ve, no es esperanza, porque lo que alguno ve, ¿á qué esperarlo? 25 Empero si lo que no vemos esperamos, por paciencia esperamos. 26 Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es el intento del Espíritu, porque conforme á la voluntad de Dios, demanda por los santos. 28 Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados. 29 Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos, 30 Y á los que predestinó, á éstos también llamó, y á los que llamó, á éstos también justificó, y á los que justificó, á éstos también glorificó. 31 ¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió, más aún, el que también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo: Somos estimados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

1 Juan 3:1: 3 MIRAD cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce á él.

1 Corintios 12:1: 12 Y ACERCA de los dones espirituales, no quiero, hermanos, que ignoréis.

1 Pedro 1:22: 22 Habiendo purificado vuestra almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos á otros entrañablemente de corazón puro

Hebreos 12:1-29: 12 POR tanto nosotros también, teniendo en derredor nuestro una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos con paciencia la carrera que nos es propuesta, 2 Puestos los ojos en al autor y consumador de la fe, en Jesús, el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y sentóse á la diestra del trono de Dios. 3 Reducid pues á vuestro pensameinto á aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, porque no os fatiguéis en vuestros ánimos desmayando. 4 Que aun no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado: 5 Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido. 6 Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo. 7 Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos, porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga? 8 Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos por castigadores á los padres de nuestra carne, y los reverenciábamos, ¿por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Y aquéllos, á la verdad, por pocos días nos castigaban como á ellos les parecía, mas éste para lo que nos es provechoso, para que recibamos su santificación. 11 Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza, mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados. 12 Por lo cual alzad las manos caídas y las rodillas paralizadas, 13 Y haced derechos pasos á vuestros pies, porque lo que es cojo no salga fuera de camino, antes sea sanado. 14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor: 15 Mirando bien que ninguno se aparte de la gracia de Dios, que ninguna raíz de amargura brotando os impida, y por ella muchos sean contaminados, 16 Que ninguno sea fornicario, ó profano, como Esaú, que por una vianda vendió su primogenitura. 17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue reprobado (que no halló lugar de arrepentimiento), aunque la procuró con lágrimas. 18 Porque no os habéis llegado al monte que se podía tocar, y al fuego encendido, y al turbión, y á la oscuridad, y á la tempestad, 19 Y al sonido de la trompeta, y á la voz de las palabras, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, 20 Porque no podían tolerar lo que se mandaba: Si bestia tocare al monte, será apedreada, ó pasada con dardo. 21 Y tan terrible cosa era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy asombrado y temblando. 22 Mas os habéis llegado al monte de Sión, y á la ciudad del Dios vivo, Jerusalem la celestial, y á la compañía de muchos millares de ángeles, 23 Y á la congregación de los primogénitos que están alistados en los cielos, y á Dios el Juez de todos, y á los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 Y á Jesús el Mediador del nuevo testamento, y á la sangre del esparcimiento que habla mejor que la de Abel. 25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si aquellos no escaparon que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháramos al que habla de los cielos. 26 La voz del cual entonces conmovió la tierra, mas ahora ha denunciado, diciendo: Aun una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra, mas aun el cielo. 27 Y esta palabra, Aun una vez, declara la mudanza de las cosas movibles, como de cosas que son firmes. 28 Así que, tomando el reino inmóvil, vamos á Dios agradándole con temor y reverencia, 29 Porque nuestro Dios es fuego consumidor.

2 Tesalonicenses 2:17: 17 Consuele vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.

Deuteronomio 6:4-9: 4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es: 5 Y Amarás á Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todo tu poder. 6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón: 7 Y las repetirás á tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes: 8 Y has de atarlas por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos: 9 Y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus portadas.

Efesios 1:3-11: 3 Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo: 4 Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor, 5 Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo á sí mismo, según el puro afecto de su voluntad, 6 Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado: 7 En el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia, 8 Que sobreabundó en nosotros en toda sabiduría é inteligencia, 9 Descubriéndonos el misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había propuesto en sí mismo, 10 De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra: 11 En él digo, en quien asimismo tuvimos suerte, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad

Gálatas 3:1-29: 3 OH Gálatas insensatos! ¿quién os fascinó, para no obedecer á la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fué ya descrito como crucificado entre vosotros? 2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, ó por el oir de la fe? 3 ¿Tan necios sois? ¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne? 4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si empero en vano. 5 Aquel, pues, que os daba el Espíritu, y obraba maravillas entre vosotros ¿hacíalo por las obras de la ley, ó por el oir de la fe? 6 Como Abraham creyó á Dios, y le fué imputado á justicia. 7 Sabéis por tanto, que los que son de fe, los tales son hijos de Abraham. 8 Y viendo antes la Escritura que Dios por la fe había de justificar á los Gentiles, evangelizó antes á Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. 9 Luego los de la fe son benditos con el creyente Abraham. 10 Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo de maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas. 11 Mas por cuanto por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda manifiesto: Que el justo por la fe vivirá. 12 La ley también no es de la fe, sino, El hombre que los hiciere, vivirá en ellos. 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en madero:) 14 Para que la bendición de Abraham fuese sobre los Gentiles en Cristo Jesús, para que por la fe recibamos la promesa del Espíritu. 15 Hermanos, hablo como hombre: Aunque un pacto sea de hombre, con todo, siendo confirmado, nadie lo cancela, ó le añade. 16 A Abraham fueron hechas las promesas, y á su simiente. No dice: Y á las simientes, como de muchos, sino como de uno: Y á tu simiente, la cual es Cristo. 17 Esto pues digo: Que el contrato confirmado de Dios para con Cristo, la ley que fué hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. 18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa: empero Dios por la promesa hizo la donación á Abraham. 19 ¿Pues de qué sirve la ley? Fué puesta por causa de las rebeliones, hasta que viniese la simiente á quien fué hecha la promesa, ordenada aquélla por los ángeles en la mano de un mediador. 20 Y el mediador no es de uno, pero Dios es uno. 21 ¿Luego la ley es contra las promesas de Dios? En ninguna manera: porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22 Mas encerró la Escritura todo bajo pecado, para que la promesa fuese dada á los creyentes por la fe de Jesucristo. 23 Empero antes que viniese la fe, estábamos guardados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de ser descubierta. 24 De manera que la ley nuestro ayo fué para llevarnos á Cristo, para que fuésemos justificados por la fe. 25 Mas venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26 Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos. 28 No hay Judío, ni Griego,
o hay siervo, ni libre, no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y conforme á la promesa los herederos.

Juan 17:1-26: 17 ESTAS cosas habló Jesús, y levantados los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora es llegada, glorifica á tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique á ti, 2 Como le has dado la potestad de toda carne, para que dé vida eterna á todos los que le diste. 3 Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el solo Dios verdadero, y á Jesucristo, al cual has enviado. 4 Yo te he glorificado en la tierra: he acabado la obra que me diste que hiciese. 5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú cerca de ti mismo con aquella gloria que tuve cerca de ti antes que el mundo fuese. 6 He manifestado tu nombre á los hombres que del mundo me diste: tuyos eran, y me los diste, y guardaron tu palabra. 7 Ahora han conocido que todas las cosas que me diste, son de ti, 8 Porque las palabras que me diste, les he dado, y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. 9 Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque tuyos son: 10 Y todas mis cosas son tus cosas, y tus cosas son mis cosas: y he sido glorificado en ellas. 11 Y ya no estoy en el mundo, mas éstos están en el mundo, y yo á ti vengo. Padre santo, á los que me has dado, guárdalos por tu nombre, para que sean una cosa, como también nosotros. 12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre, á los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. 13 Mas ahora vengo á ti, y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 14 Yo les he dado tu palabra, y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, también los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico á mí mismo, para que también ellos sean santificados en verdad. 20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos. 21 Para que todos sean una cosa, como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 Y yo, la gloria que me diste les he dado, para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean consumadamente una cosa, que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado, como también á mí me has amado. 24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo, para que vean mi gloria que me has dado: por cuanto me has amado desde antes de la constitución del mundo. 25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, mas yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste, 26 Y yo les he manifestado tu nombre, y manifestaré lo aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

2 Tesalonicenses 2:16: 16 Y el mismo Señor nuestro Jesucristo, y Dios y Padre nuestro, el cual nos amó, y nos dió consolación eterna, y buena esperanza por gracia

1 Corintios 5:1-13: 5 DE cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los Gentiles, tanto que alguno tenga la mujer de su padre. 2 Y vosotros estáis hinchados, y no más bien tuvisteis duelo, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que hizo tal obra. 3 Y ciertamente, como ausente con el cuerpo, mas presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que esto así ha cometido: 4 En el nombre del Señor nuestro Jesucristo, juntados vosotros y mi espíritu, con la facultad de nuestro Señor Jesucristo, 5 El tal sea entregado á Satanás para muerte de la carne, porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. 6 No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? 7 Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura: porque nuestra pascua, que es Cristo, fué sacrificada por nosotros. 8 Así que hagamos fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad, sino en ázimos de sinceridad y de verdad. 9 Os he escrito por carta, que no os envolváis con los fornicarios: 10 No absolutamente con los fornicarios de este mundo, ó con los avaros, ó con los ladrones, ó con los idólatras, pues en tal caso os sería menester salir del mundo. 11 Mas ahora os he escrito, que no os envolváis, es á saber, que si alguno llamándose hermano fuere fornicario, ó avaro, ó idólatra, ó maldiciente, ó borracho, ó ladrón, con el tal ni aun comáis. 12 Porque ¿qué me va á mí en juzgar á los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros á los que están dentro? 13 Porque á los que están fuera, Dios juzgará: quitad pues á ese malo de entre vosotros.

Daniel 10:8-11: 8 Quedé pues yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó en mí esfuerzo, antes mi fuerza se me trocó en desmayo, sin retener vigor alguno. 9 Empero oí la voz de sus palabras: y oyendo la voz de sus palabras, estaba yo adormecido sobre mi rostro, y mi rostro en tierra. 10 Y, he aquí, una mano me tocó, é hizo que me moviese sobre mis rodillas, y sobre las palmas de mis manos. 11 Y díjome: Daniel, varón de deseos, está atento á las palabras que te hablaré, y levántate sobre tus pies, porque á ti he sido enviado ahora. Y estando hablando conmigo esto, yo estaba temblando.

Jeremías 31:3: 3 Jehová se manifestó á mí ya mucho tiempo há, diciendo: Con amor eterno te he amado, por tanto te soporté con misericordia.

1 Samuel 1:1-28: 1 HUBO un varón de Ramathaim de Sophim, del monte de Ephraim, que se llamaba Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Thohu, hijo de Suph, Ephrateo. 2 Y tenía él dos mujeres, el nombre de la una era Anna, y el nombre de la otra Peninna. Y Peninna tenía hijos, mas Anna no los tenía. 3 Y subía aquel varón todos los años de su ciudad, á adorar y sacrificar á Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Eli, Ophni y Phinees, sacerdotes de Jehová. 4 Y cuando venía el día, Elcana sacrificaba, y daba á Peninna su mujer, y á todos sus hijos y á todas sus hijas, á cada uno su parte. 5 Mas á Anna daba una parte escogida, porque amaba á Anna, aunque Jehová había cerrado su matriz. 6 Y su competidora la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová había cerrado su matriz. 7 Y así hacía cada año: cuando subía á la casa de Jehová, enojaba así á la otra, por lo cual ella lloraba, y no comía. 8 Y Elcana su marido le dijo: Anna, ¿por qué lloras? ¿y por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 9 Y levantóse Anna después que hubo comido y bebido en Silo, y mientras el sacerdote Eli estaba sentado en una silla junto á un pilar del templo de Jehová, 10 Ella con amargura de alma oró á Jehová, y lloró abundantemente. 11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, mas dieres á tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré á Jehová todos los días de su vida, y no subirá navaja sobre su cabeza. 12 Y fué que como ella orase largamente delante de Jehová, Eli estaba observando la boca de ella. 13 Mas Anna hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía, y túvola Eli por borracha. 14 Entonces le dijo Eli: ¿Hasta cuándo estarás borracha?, digiere tu vino. 15 Y Anna le respondió, diciendo: No, señor mío: mas yo soy una mujer trabajada de espíritu: no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 16 No tengas á tu sierva por una mujer impía: porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17 Y Eli respondió, y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. 18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y fuése la mujer su camino, y comió, y no estuvo más triste. 19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volviéronse, y vinieron á su casa en Ramatha. Y Elcana conoció á Anna su mujer, y Jehová se acordó de ella. 20 Y fué que corrido el tiempo, después de haber concebido Anna, parió un hijo, y púsole por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo demandé á Jehová. 21 Después subió el varón Elcana, con toda su familia, á sacrificar á Jehová el sacrificio acostumbrado, y su voto. 22 Mas Anna no subió, sino dijo á su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre. 23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te pareciere, quédate hasta que lo destetes, solamente Jehová cumpla su palabra. Y quedóse la mujer, y crió su hijo hasta que lo destetó. 24 Y después que lo hubo destetado, llevólo consigo, con tres becerros, y un epha de harina, y una vasija de vino, y trájolo á la casa de Jehová en Silo: y el niño era pequeño. 25 Y matando el becerro, trajeron el niño á Eli. 26 Y ella dijo: ­Oh, señor mío! vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto á ti orando á Jehová. 27 Por este niño oraba, y Jehová me dió lo que le pedí. 28 Yo pues le vuelvo también á Jehová: todos los días que viviere, será de Jehová. Y adoró allí á Jehová.

Deuteronomio 7:7: 7 No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido, porque vosotros erais los más pocos de todos los pueblos

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