Versículos de la Biblia sobre el cuidado de su vecino

Lucas 10:33-36: 33 Mas un Samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y viéndole, fué movido á misericordia, 34 Y llegándose, vendó sus heridas, echándo les aceite y vino, y poniéndole sobre su cabalgadura, llevóle al mesón, y cuidó de él. 35 Y otro día al partir, sacó dos denarios, y diólos al huésped, y le dijo: Cuídamele, y todo lo que de más gastares, yo cuando vuelva te lo pagaré. 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fué el prójimo de aquél que cayó en manos de los ladrónes?

Juan 8:1-59: 8 Y JESUS se fué al monte de las Olivas. 2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino á él: y sentado él, los enseñaba. 3 Entonces los escribas y los Fariseos le traen una mujer tomada en adulterio, y poniéndola en medio, 4 Dícenle: Maestro, esta mujer ha sido tomada en el mismo hecho, adulterando, 5 Y en la ley Moisés nos mandó apedrear á las tales: tú pues, ¿qué dices? 6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Empero Jesús, inclinado hacia abajo, escribía en tierra con el dedo. 7 Y como perseverasen preguntándole, enderezóse, y díjoles: El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero. 8 Y volviéndose á inclinar hacia abajo, escribía en tierra. 9 Oyendo, pues, ellos, redargüidos de la conciencia, salíanse uno á uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros: y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10 Y enderezándose Jesús, y no viendo á nadie más que á la mujer, díjole: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado? 11 Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques más. 12 Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida. 13 Entonces los Fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio: tu testimonio no es verdadero. 14 Respondió Jesús, y díjoles: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y á dónde voy, mas vosotros no sabéis de dónde vengo, y á dónde voy. 15 Vosotros según la carne juzgáis, mas yo no juzgo á nadie. 16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero, porque no soy solo, sino yo y el que me envió, el Padre. 17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo: y da testimonio de mí el que me envió, el Padre. 19 Y decíanle: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni á mí me conocéis, ni á mi Padre, si á mí me conocieseis, á mi Padre también conocierais. 20 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las limosnas, enseñando en el templo: y nadie le prendió, porque aun no había venido su hora. 21 Y díjoles otra vez Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis: á donde yo voy, vosotros no podéis venir. 22 Decían entonces los Judíos: ¿Hase de matar á sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? 23 Y decíales: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba, vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados: porque si no creyereis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. 25 Y decíanle: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho. 26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros: mas el que me envió, es verdadero: y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo. 27 Mas no entendieron que él les hablaba del Padre. 28 Díjoles pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo, mas como el Padre me enseñó, esto hablo. 29 Porque el que me envió, conmigo está, no me ha dejado solo el Padre, porque yo, lo que á él agrada, hago siempre. 30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. 31 Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, 32 Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará. 33 Y respondiéronle: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos á nadie: ¿cómo dices tú: Seréis libres? 34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado. 35 Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 37 Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre, y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. 39 Respondieron y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Díceles Jesús: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham harías. 40 Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación, un padre tenemos, que es Dios. 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido, que no he venido de mí mismo, mas él me envió. 43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? porque no podéis oir mi palabra. 44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiroso, y padre de mentira. 45 Y porque yo digo verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios. 48 Respondieron entonces los Judíos, y dijéronle: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres Samaritano, y tienes demonio? 49 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro á mi Padre, y vosotros me habéis deshonrado. 50 Y no busco mi gloria: hay quien la busque, y juzgue. 51 De cierto, de cierto os digo, que el que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre. 52 Entonces los Judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas, y tú dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre. 53 ¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? y los profetas murieron: ¿quién te haces á ti mismo? 54 Respondió Jesús: Si yo me glorifico á mí mismo, mi gloria es nada: mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios, 55 Y no le conocéis: mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, seré como vosotros mentiroso: mas le conozco, y guardo su palabra. 56 Abraham vuestro padre se gozó por ver mi día, y lo vió, y se gozó. 57 Dijéronle entonces los Judíos: Aun no tienes cincuenta años, ¿y has visto á Abraham? 58 Díjoles Jesús: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. 59 Tomaron entonces piedras para tirarle: mas Jesús se encubrió, y salió del templo, y atravesando por medio de ellos, se fué.

Lucas 6:21-36: 21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. 22 Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre. 23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos, porque así hacían sus padres á los profetas. 24 Mas ­ay de vosotros, ricos! porque tenéis vuestro consuelo. 25 Ay de vosotros, los que estáis hartos! porque tendréis hambre. ­Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis. 26 Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! porque así hacían sus padres á los falsos profetas. 27 Mas á vosotros los que oís, digo: Amad á vuestros enemigos, haced bien á los que os aborrecen, 28 Bendecid á los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. 29 Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra, y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas. 30 Y á cualquiera que te pidiere, da, y al que tomare lo que es tuyo, no vuelvas á pedir. 31 Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros: 32 Porque si amáis á los que os aman, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores aman á los que los aman. 33 Y si hiciereis bien á los que os hacen bien, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores hacen lo mismo. 34 Y si prestareis á aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores prestan á los pecadores, para recibir otro tanto. 35 Amad, pués, á vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada, y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo: porque él es benigno para con los ingratos y malos. 36 Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

2 Corintios 9:1-15: 9 PORQUE cuanto á la suministración para los santos, por demás me es escribiros, 2 Pues conozco vuestro pronto ánimo, del cual me glorío yo entre los de Macedonia, que Acaya está apercibida desde el año pasado, y vuestro ejemplo ha estimulado á muchos. 3 Mas he enviado los hermanos, porque nuestra gloria de vosotros no sea vana en esta parte, para que, como lo he dicho, estéis apercibidos, 4 No sea que, si vinieren conmigo Macedonios, y os hallaren desapercibidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de este firme gloriarnos. 5 Por tanto, tuve por cosa necesaria exhortar á los hermanos que fuesen primero á vosotros, y apresten primero vuestra bendición antes prometida para que esté aparejada como de bendición, y no como de mezquindad. 6 Esto empero digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente, y el que siembra en bendiciones, en bendiciones también segará. 7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ó por necesidad, porque Dios ama el dador alegre. 8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, á fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra: 9 Como está escrito: Derramó, dió á los pobres, Su justicia permanece para siempre. 10 Y el que da simiente al que siembra, también dará pan para comer, y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los crecimientos de los frutos de vuestra justicia, 11 Para que estéis enriquecidos en todo para toda bondad, la cual obra por nosotros hacimiento de gracias á Dios. 12 Porque la suministración de este servicio, no solamente suple lo que á los santos falta, sino también abunda en muchos hacimientos de gracias á Dios: 13 Que por la experiencia de esta suministración glorifican á Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la bondad de contribuir para ellos y para todos, 14 Asimismo por la oración de ellos á favor vuestro, los cuales os quieren á causa de la eminente gracia de Dios en vosotros. 15 Gracias á Dios por su don inefable.

Juan 3:17: 17 Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él.

Juan 3:16: 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Lucas 6:1-49: 6 Y ACONTECIO que pasando él por los sembrados en un sábado segundo del primero, sus discípulos arrancaban espigas, y comían, restregándolas con las manos. 2 Y algunos de los Fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados? 3 Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban, 4 Cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dió también á los que estaban con él, los cuales no era lícito comer, sino á solos los sacerdotes? 5 Y les decía. El Hijo del hombre es Señor aun del sábado. 6 Y aconteció también en otro sábado, que él entró en la sinagoga y enseñaba, y estaba allí un hombre que tenía la mano derecha seca. 7 Y le acechaban los escribas y los Fariseos, si sanaría en sábado, por hallar de qué le acusasen. 8 Mas él sabía los pensamientos de ellos, y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él levantándose, se puso en pie. 9 Entonces Jesús les dice: Os preguntaré un cosa: ¿Es lícito en sábados hacer bien, ó hacer mal? ¿salvar la vida, ó quitarla? 10 Y mirándolos á todos alrededor, dice al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fué restaurada. 11 Y ellos se llenaron de rabia, y hablaban los unos á los otros qué harían á Jesús. 12 Y aconteció en aquellos días, que fué al monte á orar, y pasó la noche orando á Dios. 13 Y como fué de día, llamó á sus discípulos, y escogió doce de ellos, á los cuales también llamó apóstoles: 14 A Simón, al cual también llamó Pedro, y á Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, 15 Mateo y Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón el que se llama Celador, 16 Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que también fué el traidor. 17 Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, y la compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalem, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido á oirle, y para ser sanados de sus enfermedades, 18 Y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos: y estaban curados. 19 Y toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él virtud, y sanaba á todos. 20 Y alzando él los ojos á sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. 22 Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre. 23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos, porque así hacían sus padres á los profetas. 24 Mas ­ay de vosotros, ricos! porque tenéis vuestro consuelo. 25 Ay de vosotros, los que estáis hartos! porque tendréis hambre. ­Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis. 26 Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! porque así hacían sus padres á los falsos profetas. 27 Mas á vosotros los que oís, digo: Amad á vuestros enemigos, haced bien á los que os aborrecen, 28 Bendecid á los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. 29 Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra, y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas. 30 Y á cualquiera que te pidiere, da, y al que tomare lo que es tuyo, no vuelvas á pedir. 31 Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros: 32 Porque si amáis á los que os aman, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores aman á los que los aman. 33 Y si hiciereis bien á los que os hacen bien, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores hacen lo mismo. 34 Y si prestareis á aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores prestan á los pecadores, para recibir otro tanto. 35 Amad, pués, á vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada, y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo: porque él es benigno para con los ingratos y malos. 36 Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. 37 No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados. 38 Dad, y se os dará, medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á medir. 39 Y les decía una parábola: ¿Puede el ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? 40 El discípulo no es sobre su maestro, mas cualquiera que fuere como el maestro, será perfecto. 41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y la viga que está en tu propio ojo no consideras? 42 ¿O cómo puedes decir á tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga, que está en tu ojo? Hipócrita, echa primero fuera de tu ojo la viga, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano. 43 Porque no es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. 44 Porque cada árbol por su fruto es
conocido: que no cogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de las zarzas. 45 El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien, y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal, porque de la abundancia del corazón habla su boca. 46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que digo? 47 Todo aquel que viene á mí, y oye mis palabras, y las hace, os enseñaré á quién es semejante: 48 Semejante es al hombre que edifica una casa, el cual cavó y ahondó, y puso el fundamento sobre la peña, y cuando vino una avenida, el río dió con ímpetu en aquella casa, mas no la pudo menear: porque estaba fundada sobre la peña. 49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento, en la cual el río dió con ímpetu, y luego cayó, y fué grande la ruina de aquella casa.

Mateo 25:1-46: 25 ENTONCES el reino de los cielos será semejante á diez vírgenes, que tomando sus lámparas, salieron á recibir al esposo. 2 Y las cinco de ellas eran prudentes, y las cinco fatuas. 3 Las que eran fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite, 4 Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas. 5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas, y se durmieron. 6 Y á la media noche fué oído un clamor: He aquí, el esposo viene, salid á recibirle. 7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y aderezaron sus lámparas. 8 Y las fatuas dijeron á las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan. 9 Mas las prudentes respondieron, diciendo. Porque no nos falte á nosotras y á vosotras, id antes á los que venden, y comprad para vosotras. 10 Y mientras que ellas iban á comprar, vino el esposo, y las que estaban apercibidas, entraron con él á las bodas, y se cerró la puerta. 11 Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos. 12 Mas respondiendo él, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir. 14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que partiéndose lejos llamó á sus siervos, y les entregó sus bienes. 15 Y á éste dió cinco talentos, y al otro dos, y al otro uno: á cada uno conforme á su facultad, y luego se partió lejos. 16 Y el que había recibido cinco talentos se fué, y granjeó con ellos, é hizo otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también él otros dos. 18 Mas el que había recibido uno, fué y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Y después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos, é hizo cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste, he aquí otros cinco talentos he ganado sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor. 22 Y llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste, he aquí otros dos talentos he ganado sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor. 24 Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges donde no esparciste, 25 Y tuve miedo, y fuí, y escondí tu talento en la tierra: he aquí tienes lo que es tuyo. 26 Y respondiendo su señor, le dijo: Malo y negligente siervo, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí, 27 Por tanto te convenía dar mi dinero á los banqueros, y viniendo yo, hubiera recibido lo que es mío con usura. 28 Quitadle pues el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29 Porque á cualquiera que tuviere, le será dado, y tendrá más, y al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes. 31 Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria. 32 Y serán reunidas delante de él todas las gentes: y los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas á su derecha, y los cabritos á la izquierda. 34 Entonces el Rey dirá á los que estarán á su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer, tuve sed, y me disteis de beber, fuí huésped, y me recogisteis, 36 Desnudo, y me cubristeis, enfermo, y me visitasteis, estuve en la cárcel, y vinisteis á mí. 37 Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿ó sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos huésped, y te recogimos? ¿ó desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, ó en la cárcel, y vinimos á ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis á uno de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles: 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber, 43 Fuí huésped, y no me recogisteis, desnudo, y no me cubristeis, enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, ó sediento, ó huésped, ó desnudo, ó enfermo, ó en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis á uno de estos pequeñitos, ni á mí lo hicisteis. 46 E irán éstos al tormento eterno, y los justos á la vida eterna.

Mateo 22:34-40: 34 Entonces los Fariseos, oyendo que había cerrado la boca á los Saduceos, se juntaron á una. 35 Y preguntó uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole y diciendo: 36 Maestro, ¿cuál es el mandamiento grande en la ley? 37 Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. 38 Este es el primero y el grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Génesis 1:28: 28 Y los bendijo Dios, y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Comments

comments