Versículos de la Biblia sobre el temperamento

Mateo 11:28-30: 28 Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. 30 Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Juan 8:31-32: 31 Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, 32 Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.

Mateo 3:11: 11 Yo á la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, mas el que viene tras mí, más poderoso es que yo, los zapatos del cual yo no soy digno de llevar, él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego

Jeremías 8:12: 12 ¿Hanse avergonzado de haber hecho abominación? Por cierto no se han corrido de vergüenza, ni supieron avergonzarse, caerán por tanto entre los que cayeren, cuando los visitaré: caerán, dice Jehová.

Jeremías 8:9: 9 Los sabios se avergonzaron, espantáronse y fueron presos: he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová, ¿y qué sabiduría tienen?

Jeremías 6:20: 20 ¿A qué viene para mí este incienso de Seba, y la buena caña olorosa de tierra lejana? Vuestros holocaustos no son á mi voluntad, ni vuestros sacrificios me dan gusto.

Isaías 65:8: 8 Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, que bendición hay en él, así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo.

Isaías 59:14: 14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos: porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir.

Isaías 46:10: 10 Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde antiguo lo que aun no era hecho, que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere

Isaías 43:24: 24 No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, antes me hiciste servir en tus pecados, me has fatigado con tus maldades.

Isaías 41:21-23: 21 Alegad por vuestra causa, dice Jehová: exhibid vuestros fundamentos, dice el Rey de Jacob. 22 Traigan, y anúnciennos lo que ha de venir: dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello, sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir. 23 Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses, ó á lo menos haced bien, ó mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos.

Isaías 40:9: 9 Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión, levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalem, levántala, no temas, di á las ciudades de Judá: ­Veis aquí el Dios vuestro!

Isaías 40:1: 40 CONSOLAOS, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.

Isaías 24:15: 15 Glorificad por esto á Jehová en los valles: en islas de la mar sea nombrado Jehová Dios de Israel.

Isaías 6:4: 4 Y los quiciales de las puestas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se hinchió de humo.

Isaías 2:3: 3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, á la casa del Dios de Jacob, y nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de Jehová.

Isaías 1:2: 2 Oid, cielos, y escucha tú, tierra, porque habla Jehová: Crié hijos, y engrandecílos, y ellos se rebelaron contra mí.

2 Crónicas 2:4: 4 He aquí yo tengo que edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, para consagrársela, para quemar perfumes aromáticos delante de él, y para la colocación continua de los panes de la proposición, y para holocaustos á mañana y tarde, y los sábados, y nuevas lunas, y festividades de Jehová nuestro Dios, lo cual ha de ser perpetuo en Israel.

2 Reyes 2:11: 11 Y aconteció que, yendo ellos hablando, he aquí, un carro de fuego con caballos de fuego apartó á los dos: y Elías subió al cielo en un torbellino.

2 Reyes 1:1-18: 1 DESPUÉS de la muerte de Achâb rebelóse Moab contra Israel. 2 Y Ochôzías cayó por las celosías de una sala de la casa que tenía en Samaria, y estando enfermo envió mensajeros, y díjoles: Id, y consultad á Baal-zebub dios de Ecrón, si tengo de sanar de esta mi enfermedad. 3 Entonces el ángel de Jehová habló á Elías Thisbita, diciendo: Levántate, y sube á encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y les dirás: ¿No hay Dios en Israel, que vosotros vais á consultar á Baal-zebub dios de Ecrón? 4 Por tanto así ha dicho Jehová: Del lecho en que subiste no descenderás, antes morirás ciertamente. Y Elías se fué. 5 Y como los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué pues os habéis vuelto? 6 Y ellos le respondieron: Encontramos un varón que nos dijo: Id, y volveos al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿No hay Dios en Israel, que tú envías á consultar á Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que subiste no descenderás, antes morirás de cierto. 7 Entonces él les dijo: ¿Qué hábito era el de aquel varón que encontrasteis, y os dijo tales palabras? 8 Y ellos le respondieron: Un varón velloso, y ceñía sus lomos con un cinto de cuero. Entonces él dijo: Elías Thisbita es. 9 Y envió luego á él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió á él, y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y él le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas. 10 Y Elías respondió, y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió á él y á sus cincuenta. 11 Volvió el rey á enviar á él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta, y hablóle, y dijo: Varon de Dios, el rey ha dicho así: Desciende presto. 12 Y respondióle Elías, y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió á él y á sus cincuenta. 13 Y volvió á enviar el tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta: y subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, hincóse de rodillas delante de Elías, y rogóle, diciendo: Varón de Dios, ruégote que sea de valor delante de tus ojos mi vida y la vida de estos tus cincuenta siervos. 14 He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido los dos primeros capitanes de cincuenta, con sus cincuenta, sea ahora mi vida de valor delante de tus ojos. 15 Entonces el ángel de Jehová dijo á Elías: Desciende con él, no hayas de él miedo. Y él se levantó, y descendió con él al rey. 16 Y díjole: Así ha dicho Jehová: Pues que enviaste mensajeros á consultar á Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? No descenderás, por tanto, del lecho en que subiste, antes morirás de cierto. 17 Y murió conforme á la palabra de Jehová que había hablado Elías, y reinó en su lugar Joram, en el segundo año de Joram, hijo de Josaphat rey de Judá, porque Ochôzías no tenía hijo. 18 Y lo demás de los hechos de Ochôzías, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

2 Samuel 22:9: 9 Subió humo de sus narices, Y de su boca fuego consumidor, Por el cual se encendieron carbones.

2 Samuel 1:1-27: 1 Y ACONTECIO después de la muerte de Saúl, que vuelto David de la derrota de los Amalecitas, estuvo dos días en Siclag: 2 Y al tercer día acaeció, que vino uno del campo de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su cabeza: y llegando á David, postróse en tierra, é hizo reverencia. 3 Y preguntóle David: ¿De dónde vienes? Y él respondió: Heme escapado del campo de Israel. 4 Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? ruégote que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos: también Saúl y Jonathán su hijo murieron. 5 Y dijo David á aquel mancebo que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que Saúl es muerto, y Jonathán su hijo? 6 Y el mancebo que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé á Saúl que estaba recostado sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de á caballo. 7 Y como él miró atrás, vióme y llamóme, y yo dije: Heme aquí. 8 Y él me dijo: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy Amalecita. 9 Y él me volvió á decir: Yo te ruego que te pongas sobre mí, y me mates, porque me toman angustias, y toda mi alma está aún en mí. 10 Yo entonces púseme sobre él, y matélo, porque sabía que no podía vivir después de su caída: y tomé la corona que tenía en su cabeza, y la ajorca que traía en su brazo, y helas traído acá á mi señor. 11 Entonces David trabando de sus vestidos, rompiólos, y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él. 12 Y lloraron y lamentaron, y ayunaron hasta la tarde, por Saúl y por Jonathán su hijo, y por el pueblo de Jehová, y por la casa de Israel: porque habían caído á cuchillo. 13 Y David dijo á aquel mancebo que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, Amalecita. 14 Y díjole David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? 15 Entonces llamó David uno de los mancebos, y díjole: Llega, y mátalo. Y él lo hirió, y murió. 16 Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová. 17 Y endechó David á Saúl y á Jonathán su hijo con esta endecha. 18 (Dijo también que enseñasen al arco á los hijos de Judá. He aquí que está escrito en el libro del derecho:) 19 Perecido ha la gloria de Israel sobre tus montañas! ­Cómo han caído los valientes! 20 No lo denunciéis en Gath, No deis las nuevas en las plazas de Ascalón, Porque no se alegren las hijas de los Filisteos, Porque no salten de gozo las hijas de los incircuncisos. 21 Montes de Gilboa, Ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas, Porque allí fué desechado el escudo de los valientes, El escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite. 22 Sin sangre de muertos, sin grosura de valientes, El arco de Jonathán nunca volvió, Ni la espada de Saúl se tornó vacía. 23 Saúl y Jonathán, amados y queridos en su vida, En su muerte tampoco fueron apartados: Más ligeros que águilas, Más fuertes que leones. 24 Hijas de Israel, llorad sobre Saúl, Que os vestía de escarlata en regocijos, Que adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro. 25 Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ­Jonathán, muerto en tus alturas! 26 Angustia tengo por ti, hermano mío Jonathán, Que me fuiste muy dulce: Más maravilloso me fué tu amor, Que el amor de las mujeres. 27 Cómo han caído los valientes, Y perecieron las armas de guerra!

1 Samuel 2:28: 28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase perfume, y trajese ephod delante de mí, y dí á la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel.

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