Versículos de la Biblia sobre la paz con Dios

Romanos 5:1: 5 JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo

Romanos 6:23: 23 Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

2 Corintios 5:17: 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.

Efesios 2:8: 8 Porque por gracia sois salvos por la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios

Romanos 3:23: 23 Por cuanto todos pecaron, y están distituídos de la gloria de Dios

Juan 14:27: 27 La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Juan 6:50-71: 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre, y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52 Entonces los Judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos su carne á comer? 53 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo: no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos: el que come de este pan, vivirá eternamente. 59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum. 60 Y muchos de sus discípulos oyéndo lo, dijeron: Dura es esta palabra: ¿quién la puede oir? 61 Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, díjoles: ¿Esto os escandaliza? 62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre que sube donde estaba primero? 63 El espíritu es el que da vida, la carne nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida. 64 Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir á mí, si no le fuere dado del Padre. 66 Desde esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67 Dijo entonces Jesús á los doce: ¿Queréis vosotros iros también? 68 Y respondióle Simón Pedro: Señor, ¿á quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros creemos y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente. 70 Jesús le respondió: ¿No he escogido yo á vosotros doce, y uno de vosotros es diablo? 71 Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque éste era el que le había de entregar, el cual era uno de los doce.

Isaías 9:6: 6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

1 Pedro 3:18: 18 Porque también Cristo padeció una vez por los injustos, para llevarnos á Dios, siendo á la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu

Romanos 10:9: 9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Juan 20:19-24: 19 Y como fué tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y púsose en medio, y díjoles: Paz á vosotros. 20 Y como hubo dicho esto, mostróles las manos y el costado. Y los discípulos se gozaron viendo al Señor. 21 Entonces les dijo Jesús otra vez: Paz á vosotros: como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y como hubo dicho esto, sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu Santo: 23 A los que remitiereis los pecados, les son remitidos: á quienes los retuviereis, serán retenidos. 24 Empero Tomás, uno de los doce, que se dice el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.

Juan 6:67-71: 67 Dijo entonces Jesús á los doce: ¿Queréis vosotros iros también? 68 Y respondióle Simón Pedro: Señor, ¿á quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros creemos y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente. 70 Jesús le respondió: ¿No he escogido yo á vosotros doce, y uno de vosotros es diablo? 71 Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque éste era el que le había de entregar, el cual era uno de los doce.

Juan 3:16: 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Mateo 25:31-46: 31 Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria. 32 Y serán reunidas delante de él todas las gentes: y los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas á su derecha, y los cabritos á la izquierda. 34 Entonces el Rey dirá á los que estarán á su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer, tuve sed, y me disteis de beber, fuí huésped, y me recogisteis, 36 Desnudo, y me cubristeis, enfermo, y me visitasteis, estuve en la cárcel, y vinisteis á mí. 37 Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿ó sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos huésped, y te recogimos? ¿ó desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, ó en la cárcel, y vinimos á ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis á uno de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles: 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber, 43 Fuí huésped, y no me recogisteis, desnudo, y no me cubristeis, enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, ó sediento, ó huésped, ó desnudo, ó enfermo, ó en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis á uno de estos pequeñitos, ni á mí lo hicisteis. 46 E irán éstos al tormento eterno, y los justos á la vida eterna.

Mateo 9:6-8: 6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete á tu casa. 7 Entonces él se levantó y se fué á su casa. 8 Y las gentes, viéndolo, se maravillaron, y glorificaron á Dios, que había dado tal potestad á los hombres.

Isaías 26:3: 3 Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti se ha confiado.

Apocalipsis 7:1-17: 7 Y DESPUÉS de estas cosas vi cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol. 2 Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo: y clamó con gran voz á los cuatro ángeles, á los cuales era dado hacer daño á la tierra y á la mar, 3 Diciendo: No hagáis daño á la tierra, ni al mar, ni á los árboles, hasta que señalemos á los siervos de nuestro Dios en sus frentes. 4 Y oí el número de los señalados: ciento cuarenta y cuatro mil señalados de todas las tribus de los hijos de Israel. 5 De la tribu de Judá, doce mil señalados. De la tribu de Rubén, doce mil señalados. De la tribu de Gad, doce mil señalados. 6 De la tribu de Aser, doce mil señalados. De la tribu de Neftalí, doce mil señalados. De la tribu de Manasés, doce mil señalados. 7 De la tribu de Simeón, doce mil señalados. De la tribu de Leví, doce mil señalados. De la tribu de Issachâr, doce mil señalados. 8 De la tribu de Zabulón, doce mil señalados. De la tribu de José, doce mil señalados. De la tribu de Benjamín, doce mil señalados. 9 Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos, 10 Y clamaban en alta voz, diciendo: Salvación á nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero. 11 Y todos los ángeles estaban alrededor del trono, y de los ancianos y los cuatro animales, y postráronse sobre sus rostros delante del trono, y adoraron á Dios, 12 Diciendo: Amén: La bendición y la gloria y la sabiduría, y la acción de gracias y la honra y la potencia y la fortaleza, sean á nuestro Dios para siempre jamás. Amén. 13 Y respondió uno de los ancianos, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14 Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero. 15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos. 16 No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni otro ningún calor. 17 Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará á fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.

1 Juan 5:16: 16 Si alguno viere cometer á su hermano pecado no de muerte, demandará y se le dará vida, digo á los que pecan no de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que ruegue.

Juan 20:1-31: 20 Y EL primer día de la semana, María Magdalena vino de mañana, siendo aún obscuro, al sepulcro, y vió la piedra quitada del sepulcro. 2 Entonces corrió, y vino á Simón Pedro, y al otro discípulo, al cual amaba Jesús, y les dice: Han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto. 3 Y salió Pedro, y el otro discípulo, y vinieron al sepulcro. 4 Y corrían los dos juntos, mas el otro discípulo corrió más presto que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Y bajándose á mirar, vió los lienzos echados, mas no entró. 6 Llegó luego Simón Pedro siguiéndole, y entró en el sepulcro, y vió los lienzos echados, 7 Y el sudario, que había estado sobre su cabeza, no puesto con los lienzos, sino envuelto en un lugar aparte. 8 Y entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro, y vió, y creyó. 9 Porque aun no sabían la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. 10 Y volvieron los discípulos á los suyos. 11 Empero María estaba fuera llorando junto al sepulcro: y estando llorando, bajóse á mirar el sepulcro, 12 Y vió dos ángeles en ropas blancas que estaban sentados, el uno á la cabecera, y el otro á los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13 Y dijéronle: Mujer, ¿por qué lloras? Díceles: Porque se han llevado á mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Y como hubo dicho esto, volvióse atrás, y vió á Jesús que estaba allí, mas no sabía que era Jesús. 15 Dícele Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿á quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, dícele: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. 16 Dícele Jesús: ­María! Volviéndose ella, dícele: ­Rabboni! que quiere decir, Maestro. 17 Dícele Jesús: No me toques: porque aun no he subido á mi Padre: mas ve á mis hermanos, y diles: Subo á mi Padre y á vuestro Padre, á mi Dios y á vuestro Dios. 18 Fué María Magdalena dando las nuevas á los discípulos de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas. 19 Y como fué tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y púsose en medio, y díjoles: Paz á vosotros. 20 Y como hubo dicho esto, mostróles las manos y el costado. Y los discípulos se gozaron viendo al Señor. 21 Entonces les dijo Jesús otra vez: Paz á vosotros: como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y como hubo dicho esto, sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu Santo: 23 A los que remitiereis los pecados, les son remitidos: á quienes los retuviereis, serán retenidos. 24 Empero Tomás, uno de los doce, que se dice el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Dijéronle pues los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Y él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. 26 Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio, y dijo: Paz á vosotros. 27 Luego dice á Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos: y alarga acá tu mano, y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel. 28 Entonces Tomás respondió, y díjole: ­Señor mío, y Dios mío! 29 Dícele Jesús: Porque me has visto, Tomás, creiste: bienaventurados los que no vieron y creyeron. 30 Y también hizo Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro. 31 Estas empero son escritas, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Juan 18:36: 36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado á los Judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí.

Juan 10:10: 10 El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Juan 5:24: 24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna, y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida.

Juan 1:1-51: 1 EN el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que es hecho, fué hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 Y la luz en las tinieblas resplandece, mas las tinieblas no la comprendieron. 6 Fué un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, para que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. 9 Aquel era la luz verdadera, que alumbra á todo hombre que viene á este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo fué hecho por él, y el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre: 13 Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios. 14 Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dió testimonio de él, y clamó diciendo: Este es del que yo decía: El que viene tras mí, es antes de mí: porque es primero que yo. 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia. 17 Porque la ley por Moisés fué dada: mas la gracia y la verdad por Jesucristo fué hecha. 18 A Dios nadie le vió jamás: el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le declaró. 19 Y éste es el testimonio de Juan, cuando los Judíos enviaron de Jerusalem sacerdotes y Levitas, que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? 20 Y confesó, y no negó, mas declaró: No soy yo el Cristo. 21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. 22 Dijéronle: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta á los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo Isaías profeta. 24 Y los que habían sido enviados eran de los Fariseos. 25 Y preguntáronle, y dijéronle: ¿Por qué pues bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? 26 Y Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo con agua, mas en medio de vosotros ha estado á quien vosotros no conocéis. 27 Est
es el que ha de venir tras mí, el cual es antes de mí: del cual yo no soy digno de desatar la correa del zapato. 28 Estas cosas acontecieron en Betábara, de la otra parte del Jordán, donde Juan bautizaba. 29 El siguiente día ve Juan á Jesús que venía á él, y dice: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es del que dije: Tras mí viene un varón, el cual es antes de mí: porque era primero que yo. 31 Y yo no le conocía, más para que fuese manifestado á Israel, por eso vine yo bautizando con agua. 32 Y Juan dió testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y reposó sobre él. 33 Y yo no le conocía, mas el que me envió á bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien vieres descender el Espíritu, y que reposa sobre él, éste es el que bautiza con Espíritu Santo. 34 Y yo le vi, y he dado testimonio que éste es el Hijo de Dios. 35 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. 36 Y mirando á Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. 37 Y oyéronle los dos discípulos hablar, y siguieron á Jesús. 38 Y volviéndose Jesús, y viéndolos seguir le, díceles: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabbí (que declarado quiere decir Maestro) ¿dónde moras? 39 Díceles: Venid y ved. Vinieron, y vieron donde moraba, y quedáronse con él aquel día: porque era como la hora de las diez. 40 Era Andrés, hermano de Simón Pedro, uno de los dos que habían oído de Juan, y le habían seguido. 41 Este halló primero á su hermano Simón, y díjole: Hemos hallado al Mesías (que declarado es, el Cristo). 42 Y le trajo á Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás: tú serás llamado Cephas (que quiere decir, Piedra). 43 El siguiente día quiso Jesús ir á Galilea, y halla á Felipe, al cual dijo: Sígueme. 44 Y era Felipe de Bethsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. 45 Felipe halló á Natanael, y dícele: Hemos hallado á aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: á Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46 Y díjole Natanael: ¿De Nazaret puede haber algo de bueno? Dícele Felipe: Ven y ve. 47 Jesús vió venir á sí á Natanael, y dijo de él: He aquí un verdadero Israelita, en el cual no hay engaño. 48 Dícele Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y díjole: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi. 49 Respondió Natanael, y díjole: Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. 50 Respondió Jesús y díjole: ¿Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees? cosas mayores que éstas verás. 51 Y dícele: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre.

Lucas 12:1-59: 12 EN esto, juntándose muchas gentes, tanto que unos á otros se hollaban, comenzó á decir á sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los Fariseos, que es hipocresía. 2 Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto, ni oculto, que no haya de ser sabido. 3 Por tanto, las cosas que dijisteis en tinieblas, á la luz serán oídas, y lo que hablasteis al oído en las cámaras, será pregonado en los terrados. 4 Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer. 5 Mas os enseñaré á quién temáis: temed á aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en la Gehenna: así os digo: á éste temed. 6 ¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? pues ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. 7 Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis pues: de más estima sois que muchos pajarillos. 8 Y os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios, 9 Mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. 10 Y todo aquel que dice palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado, mas al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. 11 Y cuando os trajeren á las sinagogas, y á los magistrados y potestades, no estéis solícitos cómo ó qué hayáis de responder, ó qué hayáis de decir, 12 Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que será necesario decir. 13 Y díjole uno de la compañía: Maestro, di á mi hermano que parta conmigo la herencia. 14 Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me puso por juez ó partidor sobre vosotros? 15 Y díjoles: Mirad, y guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 16 Y refirióles una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había llevado mucho, 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo donde juntar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores, y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes, 19 Y diré á mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años, repósate, come, bebe, huélgate. 20 Y díjole Dios: Necio, esta noche vuelven á pedir tu alma, y lo que has prevenido, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios. 22 Y dijo á sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis, ni del cuerpo, qué vestiréis. 23 La vida más es que la comida, y el cuerpo que el vestido. 24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan, que ni tienen cillero, ni alfolí, y Dios los alimenta. ¿Cuánto de más estima sois vosotros que las aves? 25 ¿Y quién de vosotros podrá con afán añadir á su estatura un codo? 26 Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás? 27 Considerad los lirios, cómo crecen: no labran, ni hilan, y os digo, que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. 28 Y si así viste Dios á la hierba, que hoy está en el campo, y mañana es echada en el horno, ¿cuánto más á vosotros, hombres de poca fe? 29 Vosotros, pues, no procuréis qué hayáis de comer, ó qué hayáis de beber: ni estéis en ansiosa perplejidad. 30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo, que vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas. 31 Mas procurad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. 32 No temáis, manada pequeña, porque al Padre ha placido daros el reino. 33 Vended lo que poseéis, y dad limosna, haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca falta, donde ladrón no llega, ni polilla corrompe. 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón. 35 Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras antorchas encendidas, 36 Y vosotros semejantes á hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas, para que cuando viniere, y llamare, luego le abran. 37 Bienaventurados aquellos siervos, á los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando: de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten á la mesa, y pasando les servirá. 38 Y aunque venga á la segunda vigilia, y aunque venga á la tercera vigilia, y los hallare así, bienaventurados son los tales siervos. 39 Esto empero sabed, que si supiese el padre de familia á qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. 40 Vosotros pues también, estad apercibidos, porque á la hora que no pensáis, el Hijo del hombre vendrá. 41 Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola á nosotros, ó también á todos? 42 Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual el señor pondrá sobre su familia, para que á tiempo les dé su ración? 43 Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando el señor viniere, hallare haciendo así. 44 En verdad os digo, que él le pondrá sobre todos sus bienes. 45 Mas si el tal siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir: y comenzare á herir á los siervos y á las criadas, y á comer y á beber y á embriagarse, 46 Vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera, y á la hora que no sabe, y le apartará, y pondrá su parte con los infieles. 47 Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme á su voluntad, será azotado mucho. 48 Mas el que no entendió, é hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco: porque á cualquiera que fué dado mucho, mucho será vuelto á demandar de él, y al que encomendaron mucho, más le será pedido. 49 Fuego vine á meter en la tierra: ¿y qué quiero, si ya está encendido? 50 Empero de bautismo me es necesario ser bautizado: y ­cómo me angustio hasta que sea cumplido! 51 ¿Pensáis que he venido á la tierra á dar paz? No, os digo, mas disensión. 52 Porque estarán de aquí adelante cinco en una casa divididos, tres contra dos, y dos contra tres. 53 El padre estará dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre, la madre contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra. 54 Y decía también á las gentes: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene, y es así. 55 Y cuando sopla el austro, decís: Habrá calor, y lo hay. 56 Hipócritas! Sabéis examinar la faz del cielo y de la tierra, ¿y cómo no reconocéis este tiempo? 57 ¿Y por qué aun de vosotros mismos no juzgáis lo que es justo? 58 Pues cuando vas al magistrado con tu adversario, procura en el camino librarte de él, porque no te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allá, hasta que hayas pagado hasta el último maravedí.

Lucas 2:14: 14 Gloria en las alturas á Dios, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.

Marcos 9:50: 50 Buena es la sal, mas si la sal fuere desabrida, ¿con qué la adobaréis? Tened en vosotros mismos sal, y tened paz los unos con los otros.

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