Versículos de la Biblia sobre la Preparación de Alimentos

Lucas 1:15: 15 Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el seno de su madre.

Proverbios 31:1-31: 31 PALABRAS del rey Lemuel, la profecía con que le enseñó su madre. 2 ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos? 3 No des á las mujeres tu fuerza, Ni tus caminos á lo que es para destruir los reyes. 4 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la cerveza. 5 No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los hijos afligidos. 6 Dad la cerveza al desfallecido, Y el vino á los de amargo ánimo: 7 Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no más se acuerden. 8 Abre tu boca por el mudo, En el juicio de todos los hijos de muerte. 9 Abre tu boca, juzga justicia, Y el derecho del pobre y del menesteroso. 10 Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente á la de piedras preciosas. 11 El corazón de su marido está en ella confiado, Y no tendrá necesidad de despojo. 12 Darále ella bien y no mal, Todos los días de su vida. 13 Buscó lana y lino, Y con voluntad labró de sus manos. 14 Fué como navío de mercader: Trae su pan de lejos. 15 Levantóse aun de noche, Y dió comida á su familia, Y ración á sus criadas. 16 Consideró la heredad, y compróla, Y plantó viña del fruto de sus manos. 17 Ciñó sus lomos de fortaleza, Y esforzó sus brazos. 18 Gustó que era buena su granjería: Su candela no se apagó de noche. 19 Aplicó sus manos al huso, Y sus manos tomaron la rueca. 20 Alargó su mano al pobre, Y extendió sus manos al menesteroso. 21 No tendrá temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles. 22 Ella se hizo tapices, De lino fino y púrpura es su vestido. 23 Conocido es su marido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra. 24 Hizo telas, y vendió, Y dió cintas al mercader. 25 Fortaleza y honor son su vestidura, Y en el día postrero reirá. 26 Abrió su boca con sabiduría: Y la ley de clemencia está en su lengua. 27 Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde. 28 Levantáronse sus hijos, y llamáronla bienaventurada, Y su marido también la alabó. 29 Muchas mujeres hicieron el bien, Mas tú las sobrepujaste á todas. 30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura: La mujer que teme á Jehová, ésa será alabada. 31 Dadle el fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos.

Nehemías 8:9-10: 9 Y Nehemías el Tirsatha, y el sacerdote Esdras, escriba, y los Levitas que hacían entender al pueblo, dijeron á todo el pueblo: Día santo es á Jehová nuestro Dios, no os entristezcáis, ni lloréis: porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley. 10 Díjoles luego: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones á los que no tienen prevenido, porque día santo es á nuestro Señor: y no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza.

Levítico 23:3: 3 Seis días se trabajará, y el séptimo día sábado de reposo será, convocación santa: ninguna obra haréis, sábado es de Jehová en todas vuestras habitaciones.

1 Juan 5:3: 3 Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son penosos.

Colosenses 2:16: 16 Por tanto, nadie os juzgue en comida, ó en bebida, ó en parte de día de fiesta, ó de nueva luna, ó de sábados

2 Corintios 5:7: 7 (Porque por fe andamos, no por vista,)

Mateo 26:1-74: 26 Y ACONTECIO que, como hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo á sus discípulos: 2 Sabéis que dentro de dos días se hace la pascua, y el Hijo del hombre es entregado para ser crucificado. 3 Entonces los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos del pueblo se juntaron al patio del pontífice, el cual se llamaba Caifás, 4 Y tuvieron consejo para prender por engaño á Jesús, y matarle. 5 Y decían: No en el día de la fiesta, porque no se haga alboroto en el pueblo. 6 Y estando Jesús en Bethania, en casa de Simón el leproso, 7 Vino á él una mujer, teniendo un vaso de alabastro de unguento de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado á la mesa. 8 Lo cual viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde esto? 9 Porque esto se podía vender por gran precio, y darse á los pobres. 10 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué dais pena á esta mujer? Pues ha hecho conmigo buena obra. 11 Porque siempre tendréis pobres con vosotros, mas á mí no siempre me tendréis. 12 Porque echando este unguento sobre mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecho. 13 De cierto os digo, que donde quiera que este evangelio fuere predicado en todo el mundo, también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho. 14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fué á los príncipes de los sacerdotes, 15 Y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le señalaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle. 17 Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos á Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la pascua? 18 Y él dijo: Id á la ciudad á cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca, en tu casa haré la pascua con mis discípulos. 19 Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y aderezaron la pascua. 20 Y como fué la tarde del día, se sentó á la mesa con los doce. 21 Y comiendo ellos, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me ha de entregar. 22 Y entristecidos ellos en gran manera, comenzó cada uno de ellos á decirle: ¿Soy yo, Señor? 23 Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me ha de entregar. 24 A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de él, mas ­ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera al tal hombre no haber nacido. 25 Entonces respondiendo Judas, que le entregaba, dijo. ¿Soy yo, Maestro? Dícele: Tú lo has dicho. 26 Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dió á sus discípulos, y dijo: Tomad, comed. esto es mi cuerpo. 27 Y tomando el vaso, y hechas gracias, les dió, diciendo: Bebed de él todos, 28 Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados. 29 Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi Padre. 30 Y habiendo cantado el himno, salieron al monte de las Olivas. 31 Entonces Jesús les dice: Todos vosotros seréis escandalizados en mí esta noche, porque escrito está: Heriré al Pastor, y las ovejas de la manada serán dispersas. 32 Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea. 33 Y respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado. 34 Jesús le dice: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. 35 Dícele Pedro. Aunque me sea menester morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo. 36 Entonces llegó Jesús con ellos á la aldea que se llama Gethsemaní, y dice á sus discípulos: Sentaos aquí, hasta que vaya allí y ore. 37 Y tomando á Pedro, y á los dos hijos de Zebedeo, comenzó á entristecerse y á angustiarse en gran manera. 38 Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte, quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso, empero no como yo quiero, sino como tú. 40 Y vino á sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo á Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora? 41 Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne enferma. 42 Otra vez fué, segunda vez, y oró diciendo. Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu voluntad. 43 Y vino, y los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban agravados. 44 Y dejándolos fuése de nuevo, y oró tercera vez, diciendo las mismas palabras. 45 Entonces vino á sus discípulos y díceles: Dormid ya, y descansad: he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores. 46 Levantaos, vamos: he aquí ha llegado el que me ha entregado. 47 Y hablando aún él, he aquí Judas, uno de los doce, vino, y con él mucha gente con espadas y con palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los ancianos del pueblo. 48 Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquél es: prendedle. 49 Y luego que llegó á Jesús, dijo: Salve, Maestro. Y le besó. 50 Y Jesús le dijo: Amigo, ¿á qué vienes? Entonces llegaron, y echaron mano á Jesús, y le prendieron. 51 Y he aquí, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, é hiriendo á un siervo del pontífice, le quitó la oreja. 52 Entonces Jesús le dice: Vuelve tu espada á su lugar, porque todos los que tomaren espada, á espada perecerán. 53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar á mi Padre, y él me daría más de doce legiones de ángeles? 54 ¿Cómo, pues, se cumplirían las Escrituras, que así conviene que sea hecho? 55 En aquella hora dijo Jesús á las gentes: ¿Como á ladrón habéis salido con espadas y con palos á prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. 56 Mas todo esto se hace, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos huyeron, dejándole. 57 Y ellos, prendido Jesús, le llevaron á Caifás pontífice, donde los escribas y los ancianos estaban juntos. 58 Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del pontífice, y entrando dentro, estábase sentado con los criados, para ver el fin. 59 Y los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y todo el consejo, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregale á la muerte, 60 Y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se llegaban, mas á la postre vinieron dos testigos falsos, 61 Que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo. 62 Y levantándose el pontífice, le dijo: ¿No respondes nada? ¿qué testifican éstos contra ti? 63 Mas Jesús callaba. Respondiendo el pontífice, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios. 64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho: y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo de los hombres sentado á la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo. 65 Entonces el pontífice rasgó sus vestidos, diciendo: Blasfemado ha: ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia. 66 ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte. 67 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de bofetadas, y otros le herían con mojicones, 68 Diciendo: Profetízanos tú, Cristo, quién es el que te ha herido. 69 Y Pedro estaba sentado fuera en el patio: y se llegó á él una criada, diciendo: Y tú con Jesús el Galileo estabas. 70 Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. 71 Y saliendo él á la puerta, le vió otra, y dijo á los que estaban allí: También éste estaba con Jesús Nazareno. 72 Y nego otra vez con juramento: No conozco al hombre. 73 Y un poco después llegaron los que estaban por allí, y dijeron á Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu habla te hace manifiesto. 74 Entonces comienzó á hacer imprecaciones, y á jurar, diciendo: No conozco al hombre. Y el gallo cantó luego.

Isaías 66:2: 2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová: mas á aquél miraré que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla á mi palabra.

Isaías 58:1-14: 58 CLAMA á voz en cuello, no te detengas, alza tu voz como trompeta, y anuncia á mi pueblo su rebelión, y á la casa de Jacob su pecado. 2 Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese obrado justicia, y que no hubiese dejado el derecho de su Dios: pregúntanme derechos de justicia, y quieren acercarse á Dios. 3 ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso, humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno halláis lo que queréis, y todos demandáis vuestras haciendas. 4 He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente, no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. 5 ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que encorve su cabeza como junco, y haga cama de saco y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable á Jehová? 6 ¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres á los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7 ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y á los pobres errantes metas en casa, que cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu carne? 8 Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto, é irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. 9 Entonces invocarás, y oirte ha Jehová, clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad, 10 Y si derramares tu alma al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día, 11 Y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías hartará tu alma, y engordará tus huesos, y serán como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan. 12 Y edificarán los de ti los desiertos antiguos, los cimientos de generación y generación levantarás: y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. 13 Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová, y lo venerares, no hacinedo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: 14 Entonces te delelitarás en Jehová, y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré á comer la heredad de Jacob tu padre: porque la boca de Jehová lo ha hablado.

Levítico 23:35-36: 35 El primer día habrá santa convocación: ninguna obra servil haréis. 36 Siete días ofreceréis ofrenda encendida á Jehová: el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida á Jehová: es fiesta: ninguna obra servil haréis.

Levítico 23:25: 25 Ninguna obra servil haréis, y ofreceréis ofrenda encendida á Jehová.

Levítico 23:21: 21 Y convocaréis en este mismo día, os será santa convocación: ninguna obra servil haréis: estatuto perpetuo en todas vuestras habitaciones por vuestras edades.

Levítico 23:7-8: 7 El primer día tendréis santa convocación: ningúna obra servil haréis. 8 Y ofreceréis á Jehová siete días ofrenda encendida: el séptimo día será santa convocación, ninguna obra servil haréis.

Levítico 23:4: 4 Estas son las solemnidades de Jehová, las convocaciones santas, á las cuales convocaréis en sus tiempos.

Levítico 23:2: 2 Habla á los hijos de Israel, y diles: Las solemnidades de Jehová, las cuales proclamaréis santas convocaciones, aquestas serán mis solemnidades.

Éxodo 20:11: 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día: por tanto Jehová bendijo el día del reposo y lo santificó.

Éxodo 20:8: 8 Acordarte has del día del reposo, para santificarlo

Génesis 9:3: 3 Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y hierbas, os lo he dado todo.

Génesis 2:24: 24 Por tanto, dejará el hombre á su padre y á su madre, y allegarse ha á su mujer, y serán una sola carne.

Génesis 2:3: 3 Y bendijo Dios al día séptimo, y santificólo, porque en él reposó de toda su obra que había Dios criado y hecho.

Génesis 1:29: 29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la haz de toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha para comer.

Hebreos 10:23-25: 23 Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar, que fiel es el que prometió: 24 Y considerémonos los unos á los otros para provocarnos al amor y á las buenas obras, 25 No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos,
tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

1 Corintios 5:6-8: 6 No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? 7 Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura: porque nuestra pascua, que es Cristo, fué sacrificada por nosotros. 8 Así que hagamos fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad, sino en ázimos de sinceridad y de verdad.

Hechos 2:1-47: 2 Y COMO se cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos, 2 Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa donde estaban sentados, 3 Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron á hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen. 5 Moraban entonces en Jerusalem Judíos, varones religiosos, de todas las naciones debajo del cielo. 6 Y hecho este estruendo, juntóse la multitud, y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: He aquí ¿no son “alileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en que somos nacidos? 9 Partos y Medos, y Elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea y en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 En Phrygia y Pamphylia, en Egipto y en las partes de Africa que está de la otra parte de Cirene, y Romanos extranjeros, tanto Judíos como convertidos, 11 Cretenses y Arabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciendo los unos á los otros: ¿Qué quiere ser esto? 13 Mas otros burlándose, decían: Que están llenos de mosto. 14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz, y hablóles diciendo: Varones Judíos, y todos los que habitáis en Jerusalem, esto os sea notorio, y oid mis palabras. 15 Porque éstos no están borrachos, como vosotros pensáis, siendo la hora tercia del día, 16 Mas esto es lo que fué dicho por el profeta Joel: 17 Y será en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, Y vuestros mancebos verán visiones, Y vuestros viejos soñarán sueños: 18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. 19 Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo: 20 El sol se volverá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto, 21 Y será que todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 22 Varones Israelitas, oid estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis, 23 A éste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios, prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, crucificándole, 24 Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser detenido de ella. 25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí: Porque está á mi diestra, no seré conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y gozóse mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza, 27 Que no dejarás mi alma en el infierno, Ni darás á tu Santo que vea corrupción. 28 Hicísteme notorios los caminos de la vida, Me henchirás de gozo con tu presencia. 29 Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fué sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta del día de hoy. 30 Empero siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, cuanto á la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono, 31 Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fué dejada en el infierno, ni su carne vió corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, levantado por la diestra de Dios, y recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió á los cielos, empero él dice: Dijo el Señor á mi Señor: Siéntate á mi diestra, 35 Hasta que ponga á tus enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa pues ciertísimamente toda la casa de Israel, que á éste Jesús que vosotros crucificasteis, Dios ha hecho Señor y Cristo. 37 Entonces oído esto, fueron compungidos de corazón, y dijeron á Pedro y á los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas palabras testificaba y exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41 Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados: y fueron añadidas á ellos aquel día como tres mil personas. 42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones. 43 Y toda persona tenía temor: y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44 Y todos los que creían estaban juntos, y tenían todas las cosas comunes, 45 Y vendían las posesiones, y las haciendas, y repartíanlas á todos, como cada uno había menester. 46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón, 47 Alabando á Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día á la iglesia los que habían de ser salvos.

Juan 11:1-57: 11 ESTABA entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Bethania, la aldea de María y de Marta su hermana. 2 (Y María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la que ungió al Señor con ungüento, y limpió sus pies con sus cabellos) 3 Enviaron, pues, sus hermanas á él, diciendo: Señor, he aquí, el que amas está enfermo. 4 Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, mas por gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. 5 Y amaba Jesús á Marta, y á su hermana, y á Lázaro. 6 Como oyó pues que estaba enfermo, quedóse aún dos días en aquel lugar donde estaba. 7 Luego, después de esto, dijo á los discípulos: Vamos á Judea otra vez. 8 Dícenle los discípulos: Rabbí, ahora procuraban los Judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? 9 Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anduviere de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo. 10 Mas el que anduviere de noche, tropieza, porque no hay luz en él. 11 Dicho esto, díceles después: Lázaro nuestro amigo duerme, mas voy á despertarle del sueño. 12 Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, salvo estará. 13 Mas esto decía Jesús de la muerte de él: y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14 Entonces, pues, Jesús les dijo claramente: Lázaro es muerto, 15 Y huélgome por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis: mas vamos á él. 16 Dijo entonces Tomás, el que se dice el Dídimo, á sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él. 17 Vino pues Jesús, y halló que había ya cuatro días que estaba en el sepulcro. 18 Y Bethania estaba cerca de Jerusalem, como quince estadios, 19 Y muchos de los Judíos habían venido á Marta y á María, á consolarlas de su hermano. 20 Entonces Marta, como oyó que Jesús venía, salió á encontrarle, mas María se estuvo en casa. 21 Y Marta dijo á Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no fuera muerto, 22 Mas también sé ahora, que todo lo que pidieres de Dios, te dará Dios. 23 Dícele Jesús: Resucitará tu hermano. 24 Marta le dice: Yo sé que resucitará en la resurrección en el día postrero. 25 Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27 Dícele: Sí Señor, yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. 28 Y esto dicho, fuése, y llamó en secreto á María su hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. 29 Ella, como lo oyó, levántase prestamente y viene á él. 30 (Que aun no había llegado Jesús á la aldea, mas estaba en aquel lugar donde Marta le había encontrado.) 31 Entonces los Judíos que estaban en casa con ella, y la consolaban, como vieron que María se había levantado prestamente, y había salido, siguiéronla, diciendo: Va al sepulcro á llorar allí. 32 Mas María, como vino donde estaba Jesús, viéndole, derribóse á sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, no fuera muerto mi hermano. 33 Jesús entonces, como la vió llorando, y á los Judíos que habían venido juntamente con ella llorando, se conmovió en espíritu, y turbóse, 34 Y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Dicenle: Señor, ven, y ve. 35 Y lloró Jesús. 36 Dijeron entonces los Judíos: Mirad cómo le amaba. 37 Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste que abrió los ojos al ciego, hacer que éste no muriera? 38 Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro. Era una cueva, la cual tenía una piedra encima. 39 Dice Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que se había muerto, le dice: Señor, hiede ya, que es de cuatro días. 40 Jesús le dice: ¿No te he dicho que, si creyeres, verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto. Y Jesús, alzando los ojos arriba, dijo: Padre, gracias te doy que me has oído. 42 Que yo sabía que siempre me oyes, mas por causa de la compañía que está alrededor, lo dije, para que crean que tú me has enviado. 43 Y habiendo dicho estas cosas, clamó á gran voz: Lázaro, ven fuera. 44 Y el que había estado muerto, salió, atadas las manos y los pies con vendas, y su rostro estaba envuelto en un sudario. Díceles Jesús: Desatadle, y dejadle ir. 45 Entonces muchos de los Judíos que habían venido á María, y habían visto lo que había hecho Jesús, creyeron en él. 46 Mas algunos de ellos fueron á los Fariseos, y dijéronles lo que Jesús había hecho. 47 Entonces los pontífices y los Fariseos juntaron concilio, y decían: ¿Qué hacemos? porque este hombre hace muchas señales. 48 Si le dejamos así, todos creerán en él: y vendrán los Romanos, y quitarán nuestro lugar y la nación. 49 Y Caifás, uno de ellos, sumo pontífice de aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada, 50 Ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación se pierda. 51 Mas esto no lo dijo de sí mismo, sino que, como era el sumo pontífice de aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación: 52 Y no solamente por aquella nación, mas también para que juntase en uno los hijos de Dios que estaban derramados. 53 Así que, desde aquel día consultaban juntos de matarle. 54 Por tanto, Jesús ya no andaba manifiestamente entre los Judíos, mas fuése de allí á la tierra que está junto al desierto, á una ciudad que se llama Ephraim: y estábase allí con sus discípulos 55 Y la Pascua de los Judíos estaba cerca: y muchos subieron de aquella tierra á Jerusalem antes de la Pascua, para purificarse, 56 Y buscaban á Jesús, y hablaban los unos con los otros estando en el templo. ¿Qué os parece, que no vendrá á la fiesta? 57 Y los pontífices y los Fariseos habían dado mandamiento, que si alguno supiese dónde estuviera, lo manifestase, para que le prendiesen.

Lucas 1:18: 18 Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días.

Lucas 1:16: 16 Y á muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos.

Lucas 1:13: 13 Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas, porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te parirá un hijo, y llamarás su nombre Juan.

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