Versículos de la Biblia sobre Mantenimiento de los compromisos

Eclesiastés 5:4-5: 4 Cuando á Dios hicieres promesa, no tardes en pagarla, porque no se agrada de los insensatos. Paga lo que prometieres. 5 Mejor es que no prometas, que no que prometas y no pagues.

Mateo 5:37: 37 Mas sea vuestro hablar: Sí, sí, No, no, porque lo que es más de esto, de mal procede.

2 Pedro 3:9: 9 El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Mateo 5:33: 33 Además habéis oído que fué dicho á los antiguos: No te perjurarás, mas pagarás al Señor tus juramentos.

Números 23:19: 19 Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta: El dijo, ¿y no hará?, Habló, ¿y no lo ejecutará?

Romanos 10:9: 9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Mateo 7:7: 7 Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis, llamad, y se os abrirá.

2 Corintios 1:19-20: 19 Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que por nosotros ha sido entre vosotros predicado, por mí y Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No, mas ha sido Sí en él. 20 Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por nosotros á gloria de Dios.

Hebreos 4:12: 12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Juan 14:5-6: 5 Dícele Tomás: Señor, no sabemos á dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6 Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.

Josué 23:14: 14 Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra: reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no se ha perdido una palabra de todas la buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros: todas os han venido, no se ha perdido de ellas ni una.

Mateo 5:17: 17 No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir.

Levítico 5:4: 4 También la persona que jurare, pronunciando con sus labios hacer mal ó bien, en cualesquiera cosas que el hombre profiere con juramento, y él no lo conociere, si después lo entiende, será culpado en una de estas cosas.

Colosenses 2:8: 8 Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sustilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme á los elementos del mundo, y no según Cristo

Hechos 15:19-20: 19 Por lo cual yo juzgo, que los que de los Gentiles se convierten á Dios, no han de ser inquietados, 20 Sino escribirles que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, y de fornicación, y de ahogado, y de sangre.

Romanos 3-9:33: 3 ¿QUÉ, pues, tiene más el Judío? ¿ó qué aprovecha la circuncisión?, 2 Mucho en todas maneras. Lo primero ciertamente, que la palabra de Dios les ha sido confiada. 3 ¿Pues qué si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿la incredulidad de ellos habrá hecho vana la verdad de Dios? 4 En ninguna manera, antes bien sea Dios verdadero, mas todo hombre mentiroso, como está escrito: Para que seas justificado en tus dichos, Y venzas cuando de ti se juzgare. 5 Y si nuestra iniquidad encarece la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (hablo como hombre.) 6 En ninguna manera: de otra suerte ¿cómo juzgaría Dios el mundo? 7 Empero si la verdad de Dios por mi mentira creció á gloria suya, ¿por qué aun así yo soy juzgado como pecador? 8 ¿Y por qué no decir (como somos blasfemados, y como algunos dicen que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? la condenación de los cuales es justa. 9 ¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos? En ninguna manera: porque ya hemos acusado á Judíos y á Gentiles, que todos están debajo de pecado. 10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno, 11 No hay quien entienda, No hay quien busque á Dios, 12 Todos se apartaron, á una fueron hechos inútiles, No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno: 13 Sepulcro abierto es su garganta, Con sus lenguas tratan engañosamente, Veneno de áspides está debajo de sus labios, 14 Cuya boca está llena de maledicencia y de amargura, 15 Sus pies son ligeros á derramar sangre, 16 Quebrantamiento y desventura hay en sus caminos, 17 Y camino de paz no conocieron: 18 No hay temor de Dios delante de sus ojos. 19 Empero sabemos que todo lo que la ley dice, á los que están en la ley lo dice, para que toda boca se tape, y que todo el mundo se sujete á Dios: 20 Porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él, porque por la ley es el conocimiento del pecado. 21 Mas ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la ley y por los profetas: 22 La justicia de Dios por la fe de Jesucristo, para todos los que creen en él: porque no hay diferencia, 23 Por cuanto todos pecaron, y están distituídos de la gloria de Dios, 24 Siendo justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en Cristo Jesús, 25 Al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento á haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 Con la mira de manifestar su justicia en este tiempo: para que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. 27 ¿Dondé pues está la jactancia? Es excluída. ¿Por cuál ley? ¿de las obras? No, mas por la ley de la fe. 28 Así que, concluímos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la ley. 29 ¿Es Dios solamente Dios de los Judíos? ¿No es también Dios de los Gentiles? Cierto, también de los Gentiles. 30 Porque uno es Dios, el cual justificará por la fe la circuncisión, y por medio de la fe la incircuncisión. 31 ¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera, antes establecemos la ley. 4 ¿QUÉ, pues, diremos que halló Abraham nuestro padre según la carne? 2 Que si Abraham fué justificado por la obras, tiene de qué gloriarse, mas no para con Dios. 3 Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham á Dios, y le fué atribuído á justicia. 4 Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda. 5 Mas al que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es contada por justicia. 6 Como también David dice ser bienaventurado el hombre al cual Dios atribuye justicia sin obras, 7 Diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. 8 Bienaventurado el varón al cual el Señor no imputó pecado. 9 ¿Es pues esta bienaventuranza solamente en la circuncisión ó también en la incircuncisión? porque decimos que á Abraham fué contada la fe por justicia. 10 ¿Cómo pues le fué contada? ¿en la circuncisión, ó en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. 11 Y recibió la circuncisión por señal, por sello de la justicia de la fe que tuvo en la incircuncisión: para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, para que también á ellos les sea contado por justicia, 12 Y padre de la circuncisión, no solamente á los que son de la circuncisión, más también á los que siguen las pisadas de la fe que fué en nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado. 13 Porque no por la ley fué dada la promesa á Abraham ó á su simiente, que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. 14 Porque si los que son de la ley son los herederos, vana es la fe, y anulada es la promesa. 15 Porque la ley obra ira, porque donde no hay ley, tampoco hay transgresión. 16 Por tanto es por la fe, para que sea por gracia, para que la promesa sea firme á toda simiente, no solamente al que es de la ley, mas también al que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros. 17 (Como está escrito: Que por padre de muchas gentes te he puesto) delante de Dios, al cual creyó, el cual da vida á los muertos, y llama las cosas que no son, como las que son. 18 El creyó en esperanza contra esperanza, para venir á ser padre de muchas gentes, conforme á lo que le había sido dicho: Así será tu simiente. 19 Y no se enflaqueció en la fe, ni consideró su cuerpo ya muerto (siendo ya de casi cien años,) ni la matriz muerta de Sara, 20 Tampoco en la promesa de Dios dudó con desconfianza: antes fué esforzado en fe, dando gloria á Dios, 21 Plenamente convencido de que todo lo que había prometido, era también poderoso para hacerlo. 22 Por lo cual también le fué atribuído á justicia. 23 Y no solamente por él fué escrito que le haya sido imputado, 24 Sino también por nosotros, á quienes será imputado, esto es, á los que creemos en el que levantó de los muertos á Jesús Señor nuestro, 25 El cual fué entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación 5 JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo: 2 Por el cual también tenemos entrada por la fe á esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Y no sólo esto, mas aun nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, 4 Y la paciencia, prueba, y la prueba, esperanza, 5 Y la esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado. 6 Porque Cristo, cuando aún éramos flacos, á su tiempo murió por los impíos. 7 Ciertamente apenas muere algun por un justo: con todo podrá ser que alguno osara morir por el bueno. 8 Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Luego mucho más ahora, justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 11 Y no sólo esto, mas aun nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por el cual hemos ahora recibido la reconciliación. 12 De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó á todos los hombres, pues que todos pecaron. 13 Porque hasta la ley, el pecado estaba en el mundo, pero no se imputa pecado no habiendo ley. 14 No obstante, reinó la muerte desde Adam hasta Moisés, aun en los que no pecaron á la manera de la rebelión de Adam, el cual es figura del que había de venir. 15 Mas no como el delito, tal fué el don: porque si por el delito de aquel uno murieron los muchos, mucho más abundó la gracia de Dios á los muchos, y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo. 16 Ni tampoco de la manera que por un pecado, así también el don: porque el juicio á la verdad vino de un pecado para condenación, mas la gracia vino de muchos delitos para justificación. 17 Porque, si por un delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en vida por un Jesucristo los que reciben la abundancia de gracia, y del don de la justicia. 18 Así que, de la manera que por un delito vino la culpa á todos los hombres para condenación, así por una justicia vino la gracia á todos los hombres para justificación de vida. 19 Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituídos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán constituídos justos. 20 La ley empero entró para que el pecado creciese, mas cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia, 21 Para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor nuestro. 6 ¿PUES qué diremos? Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca? 2 En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él á muerte por el bautismo, para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. 5 Porque si fuimos plantados juntamente en él á la semejanza de su muerte, así también lo seremos á la de su resurrección: 6 Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fué crucificado con él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, á fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que es muerto, justificado es del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él, 9 Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no muere: la muerte no se enseñoreará más de él. 10 Porque el haber muerto, al pecado murió una vez, mas el vivir, á Dios vive. 11 Así también vosotros, pensad que de cierto estáis muertos al pecado, mas vivos á Dios en Cristo Jesús Señor nuestro. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias, 13 Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumento de iniquidad, antes presentaos á Dios como vivos de los muertos, y vuestros miembros á Dios por instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. 15 ¿Pues qué? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo de la ley, sino bajo de la gracia? En ninguna manera. 16 ¿No sabéis que á quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecer le, sois siervos de aquel á quien obedecéis, ó del pecado para muerte, ó de la obediencia para justicia? 17 Empero gracias á Dios, que aunque fuistes siervos del pecado, habéis obedecido de corazón á aquella forma de doctrina á la cual sois entregados, 18 Y libertados del pecado, sois hechos siervos de la justicia. 19 Humana cosa digo, por la flaqueza de vuestra carne: que como para iniquidad presentasteis vuestros miembros á servir á la inmundicia y á la iniquidad, así ahora para santidad presentéis vuestros miembros á servir á la justicia. 20 Porque cuando fuisteis siervos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21 ¿Qué fruto, pues, teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? porque el fin de ellas es muerte. 22 Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos á Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y por fin la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. 7 ¿IGNORAIS, hermanos, (porque hablo con los que saben la ley) que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive? 2 Porque la mujer que está sujeta á marido, mientras el marido vive está obligada á la ley, mas muerto el marido, libre es de la ley del marido. 3 Así que, viviendo el marido, se llamará adúltera si fuere de otro varón, mas si su marido muriere, es libre de la ley, de tal manera que no será adúltera si fuere de otro marido. 4 Así también vosotros, hermanos míos, estáis muertos á la ley por el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, á saber, del que resucitó de los muertos, á fin de que fructifiquemos á Dios. 5 Porque mientras estábamos en la carne, los afectos de los pecados que eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando para muerte. 6 Mas ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto á aquella en la cual estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra. 7 ¿Qué pues diremos? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Empero yo no conocí el pecado sino por la ley: porque tampoco conociera la concupiscencia, si la ley no dijera: No codiciarás. 8 Mas el pecado, tomando ocasión, obró en mí por el mandamiento toda concupiscencia: porque sin la ley el pecado está muerto. 9 Así que, yo sin la ley vivía por algún tiempo: mas venido el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí. 10 Y hallé que el mandamiento, á intimado para vida, para mí era mortal: 11 Porque el pecado, tomando ocasión, me engañó por el mandamiento, y por él me mató. 12 De manera que la ley á la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno. 13 ¿Luego lo que es bueno, á mí me es hecho muerte? No, sino que el pecado, para mostrarse pecado, por lo bueno me obró la muerte, haciéndose pecado sobremanera pecante por el mandamiento. 14 Porque sabemos que la ley es espiritual, mas yo soy carnal, vendido á sujeción del pecado. 15 Porque lo que hago, no lo entiendo, ni lo que quiero, hago, antes lo que aborrezco, aquello hago. 16 Y si lo que no quiero, esto h
go, apruebo que la ley es buena. 17 De manera que ya no obro aquello, sino el pecado que mora en mí. 18 Y yo sé que en mí (es á saber, en mi carne) no mora el bien: porque tengo el querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo. 19 Porque no hago el bien que quiero, mas el mal que no quiero, éste hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no obro yo, sino el mal que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: Que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios: 23 Mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi espíritu, y que me lleva cautivo á la ley del pecado que está en mis miembros. 24 Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte? 25 Gracias doy á Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo á la ley de Dios, mas con la carne á la ley del pecado. 8 AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne, 4 Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu. 5 Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan, mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu. 6 Porque la intención de la carne es muerte, mas la intención del espíritu, vida y paz: 7 Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios, porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede. 8 Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios. 9 Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él. 10 Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado, mas el espíritu vive á causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 12 Así que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos conforme á la carne: 13 Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis, mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. 15 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor, mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre. 16 Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos, herederos de Dios, y coherederos de Cristo, si empero padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada. 19 Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza, 21 Que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto hasta ahora. 23 Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque en esperanza somos salvos, mas la esperanza que se ve, no es esperanza, porque lo que alguno ve, ¿á qué esperarlo? 25 Empero si lo que no vemos esperamos, por paciencia esperamos. 26 Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es el intento del Espíritu, porque conforme á la voluntad de Dios, demanda por los santos. 28 Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados. 29 Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos, 30 Y á los que predestinó, á éstos también llamó, y á los que llamó, á éstos también justificó, y á los que justificó, á éstos también glorificó. 31 ¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió, más aún, el que también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo: Somos estimados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. 9 VERDAD digo en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo, 2 Que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3 Porque deseara yo mismo ser apartado de Cristo por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne, 4 Que son israelitas, de los cuales es la adopción, y la gloria, y el pacto, y la data de la ley, y el culto, y las promesas, 5 Cuyos son los padres, y de los cuales es Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. 6 No empero que la palabra de Dios haya faltado: porque no todos los que son de Israel son Israelitas, 7 Ni por ser simiente de Abraham, son todos hijos, mas: En Isaac te será llamada simiente. 8 Quiere decir: No los que son hijos de la carne, éstos son los hijos de Dios, mas los que son hijos de la promesa, son contados en la generación. 9 Porque la palabra de la promesa es esta: Como en este tiempo vendré, y tendrá Sara un hijo. 10 Y no sólo esto, mas también Rebeca concibiendo de uno, de Isaac nuestro padre, 11 (Porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme á la elección, no por las obras sino por el que llama, permaneciese,) 12 Le fué dicho que el mayor serviría al menor. 13 Como está escrito: A Jacob amé, mas á Esaú aborrecí. 14 ¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 15 Mas á Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadeceré. 16 Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 17 Porque la Escritura dice de Faraón: Que para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi potencia, y que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. 18 De manera que del que quiere tiene misericordia, y al que quiere, endurece. 19 Me dirás pues: ¿Por qué, pues, se enoja? porque ¿quién resistirá á su voluntad? 20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? Dirá el vaso de barro al que le labró: ¿Por qué me has hecho tal? 21 ¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para vergüenza? 22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira preparados para muerte, 23 Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, mostrólas para con los vasos de misericordia que él ha preparado para gloria, 24 Los cuales también ha llamado, es á saber, á nosotros, no sólo de los Judíos, mas también de los Gentiles? 25 Como también en Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío, Y á la no amada, amada. 26 Y será, que en el lugar donde les fué dicho: Vosotros no sois pueblo mío: Allí serán llamados hijos del Dios viviente. 27 También Isaías clama tocante á Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, las reliquias serán salvas: 28 Porque palabra consumadora y abreviadora en justicia, porque palabra abreviada, hará el Señor sobre la tierra. 29 Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado simiente, Como Sodoma habríamos venido á ser, y á Gomorra fuéramos semejantes. 30 ¿Pues qué diremos? Que los Gentiles que no seguían justicia, han alcanzado la justicia, es á saber, la justicia que es por la fe, 31 Mas Israel que seguía la ley de justicia, no ha llegado á la ley de justicia. 32 ¿Por qué? Porque la seguían no por fe, mas como por las obras de la ley: por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo, 33 Como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo, y piedra de caída, Y aquel que creyere en ella, no será avergonzado.

Malaquías 3:10: 10 Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa, y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

Isaías 1:1-31: 1 VISION de Isaías hijo de Amoz, la cual vió sobre Judá y Jerusalem, en días de Uzzías, Jotham, Achâz y Ezechîas, reyes de Judá. 2 Oid, cielos, y escucha tú, tierra, porque habla Jehová: Crié hijos, y engrandecílos, y ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey conoce á su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento. 4 Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron á Jehová, provocaron á ira al Santo de Israel, tornáronse atrás. 5 ¿Para qué habéis de ser castigados aún? todavía os rebelaréis. Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. 6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga: no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. 7 Vuestra tierra está destruída, vuestras ciudades puestas á fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida de extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. 8 Y queda la hija de Sión como choza en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. 9 Si Jehová de los ejércitos no hubiera hecho que nos quedasen muy cortos residuos, como Sodoma fuéramos, y semejantes á Gomorra. 10 Príncipes de Sodoma, oid la palabra de Jehová, escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. 11 ¿Para qué á mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gruesos: no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. 12 ¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis á presentaros delante de mí, para hollar mis atrios? 13 No me traigáis más vano presente: el perfume me es abominación: luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no las puedo sufrir: son iniquidad vuestras solemnidades. 14 Vuestras lunas nuevas y vuestras solemnidades tiene aborrecidas mi alma: me son gravosas, cansado estoy de llevarlas. 15 Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos: asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré: llenas están de sangre vuestras manos. 16 Lavad, limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos, dejad de hacer lo malo: 17 Aprended á hacer bien: buscad juicio, restituid al agraviado, oid en derecho al huérfano, amparad á la viuda. 18 Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana. 19 Si quisiereis y oyereis, comieréis el bien de la tierra: 20 Si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos á espada: porque la boca de Jehová lo ha dicho. 21 ¿Cómo te has tornado ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de juicio, en ella habitó equidad, mas ahora, homicidas. 22 Tu plata se ha tornado escorias, tu vino mezclado está con agua. 23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones: todos aman las dádivas, y van tras las recompensas: no oyen en juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. 24 Por tanto, dice el Señor Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, vengaréme de mis adversarios: 25 Y volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todo tu estaño: 26 Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. 27 Sión con juicio será rescatada, y los convertidos de ella con justicia. 28 Mas los rebeldes y pecadores á una serán quebrantados, y los que dejan á Jehová serán consumidos. 29 Entonces os avergonzarán los olmos que amasteis, y os afrentarán los bosques que escogisteis. 30 Porque seréis como el olmo que se le cae la hoja, y como huerto que le faltan las aguas. 31 Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella, y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

Deuteronomio 8:6-11: 6 Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndolo. 7 Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes, de abismos que brotan por vegas y montes, 8 Tierra de trigo y cebada, y de vides, é higueras, y granados, tierra de olivas, de aceite, y de miel, 9 Tierra en la cual no comerás el pan con escasez, no te faltará nada en ella, tierra que sus piedras son hierro, y de sus montes cortarás metal. 10 Y comerás y te hartarás, y bendecirás á Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado. 11 Guárdate, que no te olvides de Jehová tu Dios, para no observar sus mandamientos, y sus derechos, y sus estatutos, que yo te ordeno hoy

Mateo 7:21-23: 21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros? 23 Y entonces les protestaré: Nunca os conocí, apartaos de mí, obradores de maldad.

Proverbios 28:13: 13 El que encubre sus pecados, no prosperará: Mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.

Génesis 15:4-5: 4 Y luego la palabra de Jehová fué á él diciendo: No te heredará éste, sino el que saldrá de tus entrañas será el que te herede. 5 Y sacóle fuera, y dijo: Mira ahora á los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu simiente.

Apocalipsis 20:12: 12 Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios, y los libros fueron abiertos: y otro libro fué abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.

1 Timoteo 2:4: 4 El cual quiere que todos los hombres sean salvos, y que vengan al conocimiento de la verdad.

Juan 15:3-4: 3 Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado. 4 Estad en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid, así ni vosotros, si no estuviereis en mí.

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