Versículos de la Biblia acerca de enseñar a los niños

Proverbios 22:6: 6 Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.

Deuteronomio 6:6-7: 6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón: 7 Y las repetirás á tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes

Efesios 6:4: 4 Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos, sino fhhijos, sino fh amonestación del Señor.

Mateo 19:13-15: 13 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase, y los discípulos les riñeron. 14 Y Jesús dijo: Dejad á los niños, y no les impidáis de venir á mí, porque de los tales es el reino de los cielos. 15 Y habiendo puesto sobre ellos las manos se partió de allí.

Deuteronomio 6:7: 7 Y las repetirás á tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes

Colosenses 3:21: 21 Padres, no irritéis á vuestros hijos, porque no se hagan de poco ánimo.

Eclesiastés 12:1: 12 Y ACUÉRDATE de tu Criador en los días de tu juventud, antes que vengan los malos días, y lleguen los años, de los cuales digas, No tengo en ellos contentamiento

2 Timoteo 3:14-15: 14 Empero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido, 15 Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús.

Hebreos 12:5-11: 5 Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido. 6 Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo. 7 Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos, porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga? 8 Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos por castigadores á los padres de nuestra carne, y los reverenciábamos, ¿por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Y aquéllos, á la verdad, por pocos días nos castigaban como á ellos les parecía, mas éste para lo que nos es provechoso, para que recibamos su santificación. 11 Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza, mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados.

Deuteronomio 4:10: 10 El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Júntame el pueblo, para que yo les haga oir mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra: y las enseñarán á sus hijos

Isaías 28:9-10: 9 ¿A quién se enseñará ciencia, ó á quién se hará entender doctrina? ¿A los quitados de la leche? ¿á los arrancados de los pechos? 10 Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá

2 Corintios 12:2-10: 2 Conozco á un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé, si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fué arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y conozco tal hombre, (si en el cuerpo, ó fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe,) 4 Que fué arrebatado al paraíso, donde oyó palabras secretas que el hombre no puede decir. 5 De este tal me gloriaré, mas de mí mismo nada me gloriaré, sino en mis flaquezas. 6 Por lo cual si quisiere gloriarme, no seré insensato: porque diré verdad: empero lo dejo, porque nadie piense de mí más de lo que en mí ve, ú oye de mí. 7 Y porque la grandeza de las revelaciones no me levante descomedidamente, me es dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera. 8 Por lo cual tres veces he rogado al Señor, que se quite de mí. 9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo. 10 Por lo cual me gozo en las flaquezas, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por Cristo, porque cuando soy flaco, entonces soy poderoso.

Juan 3:1-36: 3 Y HABIA un hombre de los Fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los Judíos. 2 Este vino á Jesús de noche, y díjole: Rabbí, sabemos que has venido de Dios por maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con él. 3 Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios. 4 Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. 8 El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido, mas ni sabes de dónde viene, ni á dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo, y díjole: ¿Cómo puede esto hacerse? 10 Respondió Jesús, y díjole: ¿Tú eres el maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos, y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13 Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, 15 Para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado, mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene á la luz, porque sus obras no sean redargüidas. 21 Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios. 22 Pasado esto, vino Jesús con sus discípulos á la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba. 23 Y bautizaba también Juan en Enón junto á Salim, porque había allí muchas aguas, y venían, y eran bautizados. 24 Porque Juan, no había sido aún puesto en la carcel. 25 Y hubo cuestión entre los discípulos de Juan y los Judíos acerca de la purificación. 26 Y vinieron á Juan, y dijéronle: Rabbí, el que estaba contigo de la otra parte del Jordán, del cual tú diste testimonio, he aquí bautiza, y todos vienen á él. 27 Respondió Juan, y dijo: No puede el hombre recibir algo, si no le fuere dado del cielo. 28 Vosotros mismos me sois testigos que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. 29 El que tiene la esposa, es el esposo, mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo, así pues, este mi gozo es cumplido. 30 A él conviene crecer, mas á mí menguar. 31 El que de arriba viene, sobre todos es: el que es de la tierra, terreno es, y cosas terrenas habla: el que viene del cielo, sobre todos es. 32 Y lo que vió y oyó, esto testifica: y nadie recibe su testimonio. 33 El que recibe su testimonio, éste signó que Dios es verdadero. 34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla: porque no da Dios el Espíritu por medida. 35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas dió en su mano. 36 El que cree en el Hijo, tiene vida eterna, mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

1 Samuel 24:1-22: 24 Y como Saúl volvió de los Filisteos, diéronle aviso diciendo: He aquí que David está en el desierto de Engaddi. 2 Y tomando Saúl tres mil hombres escogidos de todo Israel, fué en busca de David y de los suyos, por las cumbres de los peñascos de las cabras monteses. 3 Y como llegó á una majada de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella á cubrir sus pies: y David y los suyos estaban á los lados de la cueva. 4 Entonces los de David le dijeron: He aquí el día que te ha dicho Jehová: He aquí que entregó tu enemigo en tus manos, y harás con él como te pareciere. Y levantóse David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl. 5 Después de lo cual el corazón de David le golpeaba, porque había cortado la orilla del manto de Saúl. 6 Y dijo á los suyos: Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él, porque es el ungido de Jehová. 7 Así quebrantó David á los suyos con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, fuése su camino. 8 También David se levantó después, y saliendo de la cueva dió voces á las espaldas de Saúl, diciendo: ­Mi señor el rey! Y como Saúl miró atrás, David inclinó su rotro á tierra, é hizo reverencia. 9 Y dijo David á Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal? 10 He aquí han visto hoy tus ojos como Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva: y dijeron que te matase, mas te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque ungido es de Jehová. 11 Y mira, padre mío, mira aún la orilla de tu manto en mi mano: porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce pues y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti, con todo, tú andas á caza de mi vida para quitármela. 12 Juzgue Jehová entre mí y ti, y véngueme de ti Jehová: empero mi mano no será contra ti. 13 Como dice el proverbio de los antiguos: De los impíos saldrá la impiedad: así que mi mano no será contra ti. 14 ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿á quién persigues? ¿á un perro muerto? ¿á una pulga? 15 Jehová pues será juez, y él juzgará entre mí y ti. El vea, y sustente mi causa, y me defienda de tu mano. 16 Y aconteció que, como David acabó de decir estas palabras á Saúl, Saúl dijo: ¿No es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzando Saúl su voz lloró. 17 Y dijo á David: Más justo eres tú que yo, que me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal. 18 Tú has mostrado hoy que has hecho conmigo bien, pues no me has muerto, habiéndome Jehová puesto en tus manos. 19 Porque ¿quién hallará á su enemigo, y lo dejará ir sano y salvo? Jehová te pague con bien por lo que en este día has hecho conmigo. 20 Y ahora, como yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable, 21 Júrame pues ahora por Jehová, que no cortarás mi simiente después de mí, ni raerás mi nombre de la casa de mi padre. 22 Entonces David juró á Saúl. Y fuése Saúl á su casa, y David y los suyos se subieron al sitio fuerte.

Mateo 24:32-44: 32 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca. 33 Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, á las puertas. 34 De cierto os digo, que no pasará esta generación, que todas estas cosas no acontezcan. 35 El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. 36 Empero del día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo. 37 Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca, 39 Y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó á todos, así será también la venida del Hijo del hombre. 40 Entonces estarán dos en el campo, el uno será tomado, y el otro será dejado: 41 Dos mujeres moliendo á un molinillo, la una será tomada, y la otra será dejada. 42 Velad pues, porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Esto empero sabed, que si el padre de la familia supiese á cuál vela el ladrón había de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad apercibidos, porque el Hijo del hombre ha de venir á la hora que no pensáis.

Mateo 18:14: 14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

Comments

comments