Versículos de la Biblia sobre CUtilice

Romanos 1:20: 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas, de modo que son inexcusables

Marcos 9:1-50: 9 TAMBIÉN les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios que viene con potencia. 2 Y seis días después tomó Jesús á Pedro, y á Jacobo, y á Juan, y los sacó aparte solos á un monte alto, y fué transfigurado delante de ellos. 3 Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. 4 Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús. 5 Entonces respondiendo Pedro, dice á Jesús: Maestro, bien será que nos quedemos aquí, y hagamos tres pabellones: para ti uno, y para Moisés otro, y para Elías otro, 6 Porque no sabía lo que hablaba, que estaban espantados. 7 Y vino una nube que les hizo sombra, y una voz de la nube, que decía: Este es mi Hijo amado: á él oíd. 8 Y luego, como miraron, no vieron más á nadie consigo, sino á Jesús solo. 9 Y descendiendo ellos del monte, les mandó que á nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del hombre hubiese resucitado de los muertos. 10 Y retuvieron la palabra en sí, altercando qué sería aquéllo: Resucitar de los muertos. 11 Y le preguntaron, diciendo: ¿Qué es lo que los escribas dicen, que es necesario que Elías venga antes? 12 Y respondiendo él, les dijo: Elías á la verdad, viniendo antes, restituirá todas las cosas: y como está escrito del Hijo del hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada. 13 Empero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él. 14 Y como vino á los discípulos, vió grande compañía alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 15 Y luego toda la gente, viéndole, se espantó, y corriendo á él, le saludaron. 16 Y preguntóles: ¿Qué disputáis con ellos? 17 Y respondiendo uno de la compañía, dijo: Maestro, traje á ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18 El cual, donde quiera que le toma, le despedaza, y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando: y dije á tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron. 19 Y respondiendo él, les dijo: ­Oh generación infiel! ¿hasta cuándo estaré con vosotros? ¿hasta cuándo os tengo de sufrir? Traédmele. 20 Y se le trajeron: y como le vió, luego el espíritu le desgarraba, y cayendo en tierra, se revolcaba, echando espumarajos. 21 Y Jesús preguntó á su padre: ¿Cuánto tiempo há que le aconteció esto? Y él dijo: Desde niño: 22 Y muchas veces le echa en el fuego y en aguas, para matarle, mas, si puedes algo, ayúdanos, teniendo misericordia de nosotros. 23 Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo es posible. 24 Y luego el padre del muchacho dijo clamando: Creo, ayuda mi incredulidad. 25 Y como Jesús vió que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. 26 Entonces el espíritu clamando y desgarrándole mucho, salió, y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. 27 Mas Jesús tomándole de la mano, enderezóle, y se levantó. 28 Y como él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? 29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno. 30 Y habiendo salido de allí, caminaron por Galilea, y no quería que nadie lo supiese. 31 Porque enseñaba á sus discípulos, y les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán, mas muerto él, resucitará al tercer día. 32 Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle. 33 Y llegó á Capernaum, y así que estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? 34 Mas ellos callaron, porque los unos con los otros habían disputado en el camino quién había de ser el mayor. 35 Entonces sentándose, llamó á los doce, y les dice: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. 36 Y tomando un niño, púsolo en medio de ellos, y tomándole en sus brazos, les dice: 37 El que recibiere en mi nombre uno de los tales niños, á mí recibe, y el que á mí recibe, no recibe á mí, mas al que me envió. 38 Y respondióle Juan, diciendo: Maestro, hemos visto á uno que en tu nombre echaba fuera los demonios, el cual no nos sigue, y se lo prohibimos, porque no nos sigue. 39 Y Jesús dijo: No se lo prohibáis, porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre que luego pueda decir mal de mí. 40 Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. 41 Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. 42 Y cualquiera que escandalizare á uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y fuera echado en la mar. 43 Y si tu mano te escandalizare, córtala: mejor te es entrar á la vida manco, que teniendo dos manos ir á la Gehenna, al fuego que no puede ser apagado, 44 Donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga. 45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo: mejor te es entrar á la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en la Gehenna, al fuego que no puede ser apagado, 46 Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo: mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado á la Gehenna, 48 Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 49 Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. 50 Buena es la sal, mas si la sal fuere desabrida, ¿con qué la adobaréis? Tened en vosotros mismos sal, y tened paz los unos con los otros.

Hebreos 12:1-29: 12 POR tanto nosotros también, teniendo en derredor nuestro una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos con paciencia la carrera que nos es propuesta, 2 Puestos los ojos en al autor y consumador de la fe, en Jesús, el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y sentóse á la diestra del trono de Dios. 3 Reducid pues á vuestro pensameinto á aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, porque no os fatiguéis en vuestros ánimos desmayando. 4 Que aun no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado: 5 Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido. 6 Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo. 7 Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos, porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga? 8 Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos por castigadores á los padres de nuestra carne, y los reverenciábamos, ¿por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Y aquéllos, á la verdad, por pocos días nos castigaban como á ellos les parecía, mas éste para lo que nos es provechoso, para que recibamos su santificación. 11 Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza, mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados. 12 Por lo cual alzad las manos caídas y las rodillas paralizadas, 13 Y haced derechos pasos á vuestros pies, porque lo que es cojo no salga fuera de camino, antes sea sanado. 14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor: 15 Mirando bien que ninguno se aparte de la gracia de Dios, que ninguna raíz de amargura brotando os impida, y por ella muchos sean contaminados, 16 Que ninguno sea fornicario, ó profano, como Esaú, que por una vianda vendió su primogenitura. 17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue reprobado (que no halló lugar de arrepentimiento), aunque la procuró con lágrimas. 18 Porque no os habéis llegado al monte que se podía tocar, y al fuego encendido, y al turbión, y á la oscuridad, y á la tempestad, 19 Y al sonido de la trompeta, y á la voz de las palabras, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, 20 Porque no podían tolerar lo que se mandaba: Si bestia tocare al monte, será apedreada, ó pasada con dardo. 21 Y tan terrible cosa era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy asombrado y temblando. 22 Mas os habéis llegado al monte de Sión, y á la ciudad del Dios vivo, Jerusalem la celestial, y á la compañía de muchos millares de ángeles, 23 Y á la congregación de los primogénitos que están alistados en los cielos, y á Dios el Juez de todos, y á los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 Y á Jesús el Mediador del nuevo testamento, y á la sangre del esparcimiento que habla mejor que la de Abel. 25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si aquellos no escaparon que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháramos al que habla de los cielos. 26 La voz del cual entonces conmovió la tierra, mas ahora ha denunciado, diciendo: Aun una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra, mas aun el cielo. 27 Y esta palabra, Aun una vez, declara la mudanza de las cosas movibles, como de cosas que son firmes. 28 Así que, tomando el reino inmóvil, vamos á Dios agradándole con temor y reverencia, 29 Porque nuestro Dios es fuego consumidor.

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