Versículos de la Biblia sobre Disco

Gálatas 5:22: 22 Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe

Lucas 1:1-80: 1 HABIENDO muchos tentado á poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 2 Como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra, 3 Me ha parecido también á mí, después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, oh muy buen Teófilo, 4 Para que conozcas la verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado. 5 HUBO en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la suerte de Abías, y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabet. 6 Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor. 7 Y no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran avanzados en días. 8 Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios por el orden de su vez, 9 Conforme á la costumbre del sacerdocio, salió en suerte á poner el incienso, entrando en el templo del Señor. 10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando á la hora del incienso. 11 Y se le apareció el ángel del Señor puesto en pie á la derecha del altar del incienso. 12 Y se turbó Zacarías viéndo le, y cayó temor sobre él. 13 Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas, porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te parirá un hijo, y llamarás su nombre Juan. 14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento. 15 Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el seno de su madre. 16 Y á muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos. 17 Porque él irá delante de él con el espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres á los hijos, y los rebeldes á la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo apercibido. 18 Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días. 19 Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios, y soy enviado á hablarte, y á darte estas buenas nuevas. 20 Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creíste á mis palabras, las cuales se cumplirán á su tiempo. 21 Y el pueblo estaba esperando á Zacarías, y se maravillaban de que él se detuviese en el templo. 22 Y saliendo, no les podía hablar: y entendieron que había visto visión en el templo: y él les hablaba por señas, y quedó mudo. 23 Y fué, que cumplidos los días de su oficio, se vino á su casa. 24 Y después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo: 25 Porque el Señor me ha hecho así en los días en que miró para quitar mi afrenta entre los hombres. 26 Y al sexto mes, el ángel Gabriel fué enviado de Dios á una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 A una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David: y el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando el ángel á donde estaba, dijo, ­Salve, muy favorecida! el Señor es contigo: bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vió, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese ésta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios. 31 Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESUS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: 33 Y reinará en la casa de Jacob por siempre, y de su reino no habrá fin. 34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? porque no conozco varón. 35 Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra, por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez, y este es el sexto mes á ella que es llamada la estéril: 37 Porque ninguna cosa es imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor, hágase á mí conforme á tu palabra. Y el ángel partió de ella. 39 En aquellos días levantándose María, fué á la montaña con priesa, á una ciudad de Judá, 40 Y entró en casa de Zacarías, y saludó á Elisabet. 41 Y aconteció, que como oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y Elisabet fué llena del Espíritu Santo, 42 Y exclamó á gran voz, y dijo. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43 ¿Y de dónde esto á mí, que la madre de mi Señor venga á mí? 44 Porque he aquí, como llegó la voz de tu salutación á mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor. 46 Entonces María dijo: engrandece mi alma al Señor, 47 Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador, 48 Porque ha mirado á la bajeza de su criada, Porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso, Y santo es su nombre. 50 Y su misericordia de generación á generación A los que le temen. 51 Hizo valentía con su brazo: Esparció los soberbios del pensamiento de su corazón. 52 Quitó los poderosos de los tronos, Y levantó á los humildes. 53 A los hambrientos hinchió de bienes, Y á los ricos envió vacíos. 54 Recibió á Israel su siervo, Acordandose de la misericordia. 55 Como habló á nuestros padres A Abraham y á su simiente para siempre. 56 Y se quedó María con ella como tres meses: después se volvió á su casa. 57 Y á Elisabet se le cumplió el tiempo de parir, y parió un hijo. 58 Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron con ella. 59 Y aconteció, que al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y le llamaban del nombre de su padre, Zacarías. 60 Y respondiendo su madre, dijo: No, sino Juan será llamado. 61 Y le dijeron: ¿Por qué? nadie hay en tu parentela que se llame de este nombre. 62 Y hablaron por señas á su padre, cómo le quería llamar. 63 Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. 64 Y luego fué abierta su boca y su lengua, y habló bendiciendo á Dios. 65 Y fué un temor sobre todos los vecinos de ellos, y en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas. 66 Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él. 67 Y Zacarías su padre fué lleno de Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: 68 Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y hecho redención á su pueblo, 69 Y nos alzó un cuerno de salvación En la casa de David su siervo, 70 Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio: 71 Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron, 72 Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordándose de su santo pacto, 73 Del juramento que juró á Abraham nuestro padre, Que nos había de dar, 74 Que sin temor librados de nuestros enemigos, Le serviríamos 75 En santidad y en justicia delante de él, todos los días nuestros. 76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado, Porque irás ante la faz del Señor, para aparejar sus caminos, 77 Dando conocimiento de salud á su pueblo, Para remisión de sus pecados, 78 Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó de lo alto el Oriente, 79 Para dar luz á los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, Para encaminar nuestros pies por camino de paz. 80 Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu: y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró á Israel.

Daniel 3:1-30: 3 EL rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, la altura de la cual era de sesenta codos, su anchura de seis codos: levantóla en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. 2 Y envió el rey Nabucodonosor á juntar los grandes, los asistentes y capitanes, oidores, receptores, los del consejo, presidentes, y á todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen á la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. 3 Fueron pues reunidos los grandes, los asistentes y capitanes, los oidores, receptores, los del consejo, los presidentes, y todos los gobernadores de las provincias, á la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado: y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. 4 Y el pregonero pregonaba en alta voz: Mándase á vosotros, oh pueblos, naciones, y lenguas, 5 En oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, os postraréis y adoraréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado: 6 Y cualquiera que no se postrare y adorare, en la misma hora será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. 7 Por lo cual, en oyendo todos los pueblos el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, todos los pueblos, naciones, y lenguas, se postraron, y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado. 8 Por esto en el mismo tiempo algunos varones Caldeos se llegaron, y denunciaron de los Judíos. 9 Hablando y diciendo al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. 10 Tú, oh rey, pusiste ley que todo hombre en oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, se postrase y adorase la estatua de oro: 11 Y el que no se postrase y adorase, fuese echado dentro de un horno de fuego ardiendo. 12 Hay unos varones Judíos, los cuales pusiste tú sobre los negocios de la provincia de Babilonia, Sadrach, Mesach, y Abed-nego: estos varones, oh rey, no han hecho cuenta de ti, no adoran tus dioses, no adoran la estatua de oro que tú levantaste. 13 Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen á Sadrach, Mesach, y Abed-nego. Al punto fueron traídos estos varones delante del rey. 14 Habló Nabucodonosor, y díjoles: ¿Es verdad Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que vosotros no honráis á mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? 15 Ahora pues, ¿estáis prestos para que en oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, os postréis, y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo: ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? 16 Sadrach, Mesach, y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: no cuidamos de responderte sobre este negocio. 17 He aquí nuestro Dios á quien honramos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo, y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que tu dios no adoraremos, ni tampoco honraremos la estatua que has levantado. 19 Entonces Nabucodonosor fué lleno de ira, y demudóse la figura de su rostro sobre Sadrach, Mesach, y Abed-nego: así habló, y ordenó que el horno se encendiese siete veces tanto de lo que cada vez solía. 20 Y mandó á hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen á Sadrach, Mesach, y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. 21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, y sus calzas, y sus turbantes, y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22 Y porque la palabra del rey daba priesa, y había procurado que se encendiese mucho, la llama del fuego mató á aquellos que habían alzado á Sadrach, Mesach, y Abed-nego. 23 Y estos tres varones, Sadrach, Mesach, y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. 24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantóse apriesa, y habló, y dijo á los de su consejo: ¿No echaron tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Es verdad, oh rey. 25 Respondió él y dijo: He aquí que yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningún daño hay en ellos: y el parecer del cuarto es semejante á hijo de los dioses. 26 Entonces Nabucodonosor se acercó á la puerta del horno de fuego ardiendo, y habló y dijo: Sadrach, Mesach, y Abed-nego, siervos del alto Dios, salid y venid. Entonces Sadrach, Mesach, y Abed-nego, salieron de en medio del fuego. 27 Y juntáronse los grandes, los gobernadores, los capitanes, y los del consejo del rey, para mirar estos varones, como el fuego no se enseñoreó de sus cuerpos, ni cabello de sus cabezas fué quemado, ni sus ropas se mudaron, ni olor de fuego había pasado por ellos. 28 Nabucodonosor habló y dijo: Bendito el Dios de ellos, de Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que envió su ángel, y libró sus siervos que esperaron en él, y el mandamiento del rey mudaron, y entregaron sus cuerpos antes que sirviesen ni adorasen otro dios que su Dios. 29 Por mí pues se pone decreto, que todo pueblo, nación, ó lengua, que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrach, Mesach, y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa sea puesta por muladar, por cuanto no hay dios que pueda librar como éste. 30 Entonces el rey engrandeció á Sadrach, Mesach, y Abed-nego en la provincia de Babilonia.

Isaías 5:16: 16 Mas Jehová de los ejércitos será ensalzado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia.

2 Samuel 6:1-23: 6 Y DAVID tornó á juntar todos los escogidos de Israel, treinta mil. 2 Y levantóse David, y fué con todo el pueblo que tenía consigo, de Baal de Judá, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora en ella entre los querubines. 3 Y pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y lleváronla de la casa de Abinadab, que estaba en Gabaa: y Uzza y Ahio, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo. 4 Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab que estaba en Gabaa, con el arca de Dios, Ahio iba delante del arca. 5 Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda suerte de instrumentos de madera de haya, con arpas, salterios, adufes, flautas y címbalos. 6 Y cuando llegaron á la era de Nachôn, Uzza extendió la mano al arca de Dios, y túvola, porque los bueyes daban sacudidas. 7 Y el furor de Jehová se encendió contra Uzza, é hiriólo allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios. 8 Y entristecióse David por haber herido Jehová á Uzza: y fué llamado aquel lugar Pérez-uzza, hasta hoy. 9 Y temiendo David á Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir á mí el arca de Jehová? 10 No quiso pues David traer á sí el arca de Jehová á la ciudad de David, mas llevóla David á casa de Obed-edom Getheo. 11 Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom Getheo tres meses: y bendijo Jehová á Obed-edom y á toda su casa. 12 Y fué dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, á causa del arca de Dios. Entonces David fué, y trajo el arca de Dios de casa de Obed-edom á la ciudad de David con alegría. 13 Y como los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, sacrificaban un buey y un carnero grueso. 14 Y David saltaba con toda su fuerza delante de Jehová, y tenía vestido David un ephod de lino. 15 Así David y toda la casa de Israel llevaban el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta. 16 Y como el arca de Jehová llegó á la ciudad de David, aconteció que Michâl hija de Saúl miró desde una ventana, y vió al rey David que saltaba con toda su fuerza delante de Jehová: y menosprecióle en su corazón. 17 Metieron pues el arca de Jehová, y pusiéronla en su lugar en medio de una tienda que David le había tendido: y sacrificó David holocaustos y pacíficos delante de Jehová. 18 Y como David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y pacíficos, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos. 19 Y repartió á todo el pueblo, y á toda la multitud de Israel, así á hombres como á mujeres, á cada uno una torta de pan, y un pedazo de carne, y un frasco de vino. Y fuése todo el pueblo, cada uno á su casa. 20 Volvió luego David para bendecir su casa: y saliendo Michâl á recibir á David, dijo: ­Cuán honrado ha sido hoy el rey de Israel, desnudándose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se desnudara un juglar! 21 Entonces David respondió á Michâl: Delante de Jehová, que me eligió más bi
n que á tu padre y á toda su casa, mandándome que fuese príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel, danzaré delante de Jehová. 22 Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo á mis propios ojos, y delante de las criadas que dijiste, delante de ellas seré honrado. 23 Y Michâl hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.

Génesis 3:16: 16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces, con dolor parirás los hijos, y á tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti.

Génesis 1:1-31: 1 EN el principio crió Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la haz de las aguas. 3 Y dijo Dios: Sea la luz: y fué la luz. 4 Y vió Dios que la luz era buena: y apartó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios á la luz Día, y á las tinieblas llamó Noche: y fué la tarde y la mañana un día. 6 Y dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7 E hizo Dios la expansión, y apartó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión: y fué así. 8 Y llamó Dios á la expansión Cielos: y fué la tarde y la mañana el día segundo. 9 Y dijo Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase la seca: y fué así. 10 Y llamó Dios á la seca Tierra, y á la reunión de las aguas llamó Mares: y vió Dios que era bueno. 11 Y dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé simiente, árbol de fruto que dé fruto según su género, que su simiente esté en él, sobre la tierra: y fué así. 12 Y produjo la tierra hierba verde, hierba que da simiente según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya simiente está en él, según su género: y vió Dios que era bueno. 13 Y fué la tarde y la mañana el día tercero. 14 Y dijo Dios: Sean lumbreras en la expansión de los cielos para apartar el día y la noche: y sean por señales, y para las estaciones, y para días y años, 15 Y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra: y fue. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche: hizo también las estrellas. 17 Y púsolas Dios en la expansión de los cielos, para alumbrar sobre la tierra, 18 Y para señorear en el día y en la noche, y para apartar la luz y las tinieblas: y vió Dios que era bueno. 19 Y fué la tarde y la mañana el día cuarto. 20 Y dijo Dios: Produzcan las aguas reptil de ánima viviente, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21 Y crió Dios las grandes ballenas, y toda cosa viva que anda arrastrando, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie: y vió Dios que era bueno. 22 Y Dios los bendijo diciendo: Fructificad y multiplicad, y henchid las aguas en los mares, y las aves se multipliquen en la tierra. 23 Y fué la tarde y la mañana el día quinto. 24 Y dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie: y fué así. 25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que anda arrastrando sobre la tierra según su especie: y vió Dios que era bueno. 26 Y dijo Dios: Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza, y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra. 27 Y crió Dios al hombre á su imagen, á imagen de Dios lo crió, varón y hembra los crió. 28 Y los bendijo Dios, y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la haz de toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha para comer. 30 Y á toda bestia de la tierra, y á todas las aves de los cielos, y á todo lo que se mueve sobre la tierra, en que hay vida, toda hierba verde les será para comer: y fué así. 31 Y vió Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fué la tarde y la mañana el día sexto.

1 Timoteo 1:8: 8 Sabemos empero que la ley es buena, si alguno usa de ella legítimamente

Eclesiastés 1:1-18: 1 PALABRAS del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalem. 2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, vanidad de vanidades, todo vanidad. 3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 4 Generación va, y generación viene: mas la tierra siempre permanece. 5 Y sale el sol, y pónese el sol, y con deseo vuelve á su lugar donde torna á nacer. 6 El viento tira hacia el mediodía, y rodea al norte, va girando de continuo, y á sus giros torna el viento de nuevo. 7 Los ríos todos van á la mar, y la mar no se hinche, al lugar de donde los ríos vinieron, allí tornan para correr de nuevo. 8 Todas las cosas andan en trabajo mas que el hombre pueda decir: ni los ojos viendo se hartan de ver, ni los oídos se hinchen de oir. 9 ¿Qué es lo que fué? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará: y nada hay nuevo debajo del sol. 10 ¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fué en los siglos que nos han precedido. 11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después. 12 Yo el Predicador fuí rey sobre Israel en Jerusalem. 13 Y dí mi corazón á inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo: este penoso trabajo dió Dios á los hijos de los hombres, en que se ocupen. 14 Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol, y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. 15 Lo torcido no se puede enderezar, y lo falto no puede contarse. 16 Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí hállome yo engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalem, y mi corazón ha percibido muchedumbre de sabiduría y ciencia. 17 Y dí mi corazón á conocer la sabiduría, y también á entender las locuras y los desvaríos: conocí que aun esto era aflicción de espíritu. 18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia, y quien añade ciencia, añade dolor.

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