Versículos de la Biblia sobre dudas acerca de Dios

Hebreos 11:1: 11 ES pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.

2 Pedro 3:9: 9 El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Santiago 1:2-4: 2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando cayereis en diversas tentaciones, 3 Sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. 4 Mas tenga la paciencia perfecta su obra, para que seáis perfectos y cabales, sin faltar en alguna cosa.

1 Timoteo 2:4: 4 El cual quiere que todos los hombres sean salvos, y que vengan al conocimiento de la verdad.

1 Pedro 3:15: 15 Sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre aparejados para responder con masedumbre y reverencia á cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros

Santiago 1:6: 6 Pero pida en fe, no dudando nada: porque el que duda es semejante á la onda de la mar, que es movida del viento, y echada de una parte á otra.

Efesios 2:1-10: 2 Y DE ella recibisteis vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 En que en otro tiempo anduvisteis conforme á la condición de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia: 3 Entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás. 4 Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, 5 Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dió vida juntamente con Cristo, por gracia sois salvos, 6 Y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús, 7 Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios: 9 No por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas.

1 Corintios 7:12-16: 12 Y á los demás yo digo, no el Señor: si algún hermano tiene mujer infiel, y ella consiente en habitar con él, no la despida. 13 Y la mujer que tiene marido infiel, y él consiente en habitar con ella, no lo deje. 14 Porque el marido infiel es santificado en la mujer, y la mujer infiel en el marido: pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, empero ahora son santos. 15 Pero si el infiel se aparta, apártese: que no es el hermano ó la hermana sujeto á servidumbre en semejante caso, antes á paz nos llamó Dios. 16 Porque ¿de dónde sabes, oh mujer, si quizá harás salva á tu marido? ¿ó de dónde sabes, oh marido, si quizá harás salvo á tu mujer?

1 Corintios 1:21: 21 Porque por no haber el mundo conocido en la sabiduría de Dios á Dios por sabiduría, agradó á Dios salvar á los creyentes por la locura de la predicación.

Romanos 8:28: 28 Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados.

Romanos 1:18: 18 Porque manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad é injusticia de los hombres, que detienen la verdad con injusticia

Hechos 10:1-48: 10 Y HABIA un varón en Cesarea llamado Cornelio, centurión de la compañía que se llamaba la Italiana, 2 Pío y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba á Dios siempre. 3 Este vió en visión manifiestamente, como á la hora nona del día, que un ángel de Dios entraba á él, y le decía: Cornelio. 4 Y él, puestos en él los ojos, espantado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y díjole: Tus oraciones y tus limosnas han subido en memoria á la presencia de Dios. 5 Envía pues ahora hombres á Joppe, y haz venir á un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro. 6 Este posa en casa de un Simón, curtidor, que tiene su casa junto á la mar: él te dirá lo que te conviene hacer. 7 E ido el ángel que hablaba con Cornelio, llamó dos de sus criados, y un devoto soldado de los que le asistían, 8 A los cuales, después de habérselo contado todo, los envió á Joppe. 9 Y al día siguiente, yendo ellos su camino, y llegando cerca de la ciudad, Pedro subió á la azotea á orar, cerca de la hora de sexta, 10 Y aconteció que le vino una grande hambre, y quiso comer, pero mientras disponían, sobrevínole un éxtasis, 11 Y vió el cielo abierto, y que descendía un vaso, como un gran lienzo, que atado de los cuatro cabos era bajado á la tierra, 12 En el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la tierra, y reptiles, y aves del cielo. 13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 14 Entonces Pedro dijo: Señor, no, porque ninguna cosa común é inmunda he comido jamás. 15 Y volvió la voz hacia él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 16 Y esto fué hecho por tres veces, y el vaso volvió á ser recogido en el cielo. 17 Y estando Pedro dudando dentro de sí qué sería la visión que había visto, he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron á la puerta. 18 Y llamando, preguntaron si un Simón que tenía por sobrenombre Pedro, posaba allí. 19 Y estando Pedro pensando en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. 20 Levántate, pues, y desciende, y no dudes ir con ellos, porque yo los he enviado. 21 Entonces Pedro, descendiendo á los hombres que eran enviados por Cornelio, dijo: He aquí, yo soy el que buscáis: ¿cuál es la causa por la que habéis venido? 22 Y ellos dijeron: Cornelio, el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene testimonio de toda la nación de los Judíos, ha recibido respuesta por un santo ángel, de hacerte venir á su casa, y oir de ti palabras. 23 Entonces metiéndolos dentro, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fué con ellos, y le acompañaron algunos de los hermanos de Joppe. 24 Y al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo llamado á sus parientes y los amigos más familiares. 25 Y como Pedro entró, salió Cornelio á recibirle, y derribándose á sus pies, adoró. 26 Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, yo mismo también soy hombre. 27 Y hablando con él, entró, y halló á muchos que se habían juntado. 28 Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable á un varón Judío juntarse ó llegarse á extranjero, mas me ha mostrado Dios que á ningún hombre llame común ó inmundo, 29 Por lo cual, llamado, he venido sin dudar. Así que pregunto: ¿por qué causa me habéis hecho venir? 30 Entonces Cornelio dijo: Cuatro días ha que á esta hora yo estaba ayuno, y á la hora de nona estando orando en mi casa, he aquí un varón se puso delante de mí en vestido resplandeciente. 31 Y dijo: Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria en la presencia de Dios. 32 Envía pues á Joppe, y haz venir á un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro, éste posa en casa de Simón, curtidor, junto á la mar, el cual venido, te hablará. 33 Así que, luego envié á ti, y tú has hecho bien en venir. Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oir todo lo que Dios te ha mandado. 34 Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: Por verdad hallo que Dios no hace acepción de personas, 35 Sino que de cualquiera nación que le teme y obra justicia, se agrada. 36 Envió palabra Dios á los hijos de Israel, anunciando la paz por Jesucristo, éste es el Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo que fué divulgado por toda Judea, comenzando desde Galilea después del bautismo que Juan predicó, 38 Cuanto á Jesús de Nazaret, cómo le ungió Dios de Espíritu Santo y de potencia, el cual anduvo haciendo bienes, y sanando á todos los oprimidos del diablo, porque Dios era con él. 39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de Judea, y en Jerusalem, al cual mataron colgándole en un madero. 40 A éste levantó Dios al tercer día, é hizo que apareciese manifiesto, 41 No á todo el pueblo, sino á los testigos que Dios antes había ordenado, es á saber, á nosotros que comimos y bebimos con él, después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 43 A éste dan testimonio todos los profetas, de que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. 44 Estando aún hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el sermón. 45 Y se espantaron los fieles que eran de la circuncisión, que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. 46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban á Dios. 47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? 48 Y les mandó bautizar en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.

Hechos 9:1-43: 9 Y SAULO, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al príncipe de los sacerdotes, 2 Y demandó de él letras para Damasco á las sinagogas, para que si hallase algunos hombres ó mujeres de esta secta, los trajese presos á Jerusalem. 3 Y yendo por el camino, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo, 4 Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús á quien tú persigues: dura cosa te es dar coses contra el aguijón. 6 El, temblando y temeroso, dijo: ¿Señor, qué quieres que haga? Y el Señor le dice: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene hacer. 7 Y los hombres que iban con Saul, se pararon atónitos, oyendo á la verdad la voz, mas no viendo á nadie. 8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía á nadie: así que, llevándole por la mano, metiéronle en Damasco, 9 Donde estuvo tres días sin ver, y no comió, ni bebió. 10 Había entonces un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve á la calle que se llama la Derecha, y busca en casa de Judas á uno llamado Saulo, de Tarso: porque he aquí, él ora, 12 Y ha visto en visión un varón llamado Ananías, que entra y le pone la mano encima, para que reciba la vista. 13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído á muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho á tus santos en Jerusalem: 14 Y aun aquí tiene facultad de los príncipes de los sacerdotes de prender á todos los que invocan tu nombre. 15 Y le dijo el Señor: Ve: porque instrumento escogido me es éste, para que lleve mi nombre en presencia de los Gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel: 16 Porque yo le mostraré cuánto le sea menester que padezca por mi nombre. 17 Ananías entonces fué, y entró en la casa, y poniéndole las manos encima, dijo: Saulo hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno de Espíritu Santo. 18 Y luego le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al punto la vista: y levantándose, fué bautizado. 19 Y como comió, fué confortado. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. 20 Y luego en las sinagogas predicaba á Cristo, diciendo que éste era el Hijo de Dios. 21 Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalem á los que invocaban este nombre, y á eso vino acá, para llevarlos presos á los príncipes de los sacerdotes? 22 Empero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía á los Judíos que moraban en Damasco, afirmando que éste es el Cristo. 23 Y como pasaron muchos días, los Judíos hicieron entre sí consejo de matarle, 24 Mas las asechanzas de ellos fueron entendidas de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle. 25 Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro en una espuerta. 26 Y como vino á Jerusalem, tentaba de juntarse con los discípulos, mas todos tenían miedo de él, no creyendo que era discípulo. 27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo á los apóstoles, y contóles cómo había visto al Señor en el camino, y que le había hablado, y cómo en Damasco había hablado confiadamente en el nombre de Jesús. 28 Y entraba y salía con ellos en Jerusalem, 29 Y hablaba confiadamente en el nombre del Señor: y disputaba con los Griegos, mas ellos procuraban matarle. 30 Lo cual, como los hermanos entendieron, le acompañaron hasta Cesarea, y le enviaron á Tarso. 31 Las iglesias entonces tenían paz por toda Judea y Galilea y Samaria, y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y con consuelo del Espíritu Santo eran multiplicadas. 32 Y aconteció que Pedro, andándolos á todos, vino también á los santos que habitaban en Lydda. 33 Y halló allí á uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, que era paralítico. 34 Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana, levántate, y hazte tu cama. Y luego se levantó. 35 Y viéronle todos los que habitaban en Lydda y en Sarona, los cuales se convirtieron al Señor. 36 Entonces en Joppe había una discípula llamada Tabita, que si lo declaras, quiere decir Dorcas. Esta era llena de buenas obras y de limosnas que hacía. 37 Y aconteció en aquellos días que enfermando, murió, á la cual, después de lavada, pusieron en una sala. 38 Y como Lydda estaba cerca de Joppe, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: No te detengas en venir hasta nosotros. 39 Pedro entonces levantándose, fué con ellos: y llegado que hubo, le llevaron á la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. 40 Entonces echados fuera todos, Pedro puesto de rodillas, oró, y vuelto al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y viendo á Pedro, incorporóse. 41 Y él le dió la mano, y levantóla: entonces llamando á los santos y las viudas, la presentó viva. 42 Esto fué notorio por toda Joppe, y creyeron muchos en el Señor. 43 Y aconteció que se quedó muchos días en Joppe en casa de un cierto Simón, curtidor.

Hechos 4:12: 12 Y en ningún otro hay salud, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos.

Juan 14:6: 6 Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.

Juan 12:35: 35 Entonces Jesús les dice: Aun por un poco estará la luz entre vosotros: andad entre tanto que tenéis luz, porque no os sorprendan las tinieblas, porque el que anda en tinieblas, no sabe dónde va.

Lucas 4:1-44: 4 Y JESUS, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fué llevado por el Espíritu al desierto 2 Por cuarenta días, y era tentado del diablo. Y no comió cosa en aquellos días: los cuales pasados, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di á esta piedra que se haga pan. 4 Y Jesús respondiéndole, dijo: Escrito está: Que no con pan solo vivirá el hombre, mas con toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo á un alto monte, y le mostró en un momento de tiempo todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos, porque á mí es entregada, y á quien quiero la doy: 7 Pues si tú adorares delante de mí, serán todos tuyos. 8 Y respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: A tu Señor Dios adorarás, y á él solo servirás. 9 Y le llevó á Jerusalem, y púsole sobre las almenas del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo: 10 Porque escrito está: Que á sus ángeles mandará de ti, que te guarden, 11 Y En las manos te llevarán, Porque no dañes tu pie en piedra. 12 Y respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y acabada toda tentación, el diablo se fué de él por un tiempo. 14 Y Jesús volvió en virtud del Espíritu á Galilea, y salió la fama de él por toda la tierra de alrededor, 15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos. 16 Y vino á Nazaret, donde había sido criado, y entró, conf
rme á su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó á leer. 17 Y fuéle dado el libro del profeta Isaías, y como abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas á los pobres: Me ha enviado para sanar á los quebrantados de corazón, Para pregonar á los cautivos libertad, Y á los ciegos vista, Para poner en libertad á los quebrantados: 19 Para predicar el año agradable del Señor. 20 Y rollando el libro, lo dió al ministro, y sentóse: y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21 Y comenzó á decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos. 22 Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? 23 Y les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate á ti mismo: de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. 24 Y dijo: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su tierra. 25 Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fué cerrado por tres años y seis meses, que hubo una grande hambre en toda la tierra, 26 Pero á ninguna de ellas fué enviado Elías, sino á Sarepta de Sidón, á una mujer viuda. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo, mas ninguno de ellos fué limpio, sino Naamán el Siro. 28 Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas, 29 Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle. 30 Mas él, pasando por medio de ellos, se fué. 31 Y descendió á Capernaum, ciudad de Galilea. Y los enseñaba en los sábados. 32 Y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad. 33 Y estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó á gran voz, 34 Diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos contigo Jesús Nazareno? ¿has venido á destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. 35 Y Jesús le increpó, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno. 36 Y hubo espanto en todos, y hablaban unos á otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda á los espíritus inmundos, y salen? 37 Y la fama de él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la comarca. 38 Y levantándose Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón: y la suegra de Simón estaba con una grande fiebre, y le rogaron por ella. 39 E inclinándose hacia ella, riñó á la fiebre, y la fiebre la dejó, y ella levantándose luego, les servía. 40 Y poniéndose el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían á él, y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. 41 Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas riñéndolos no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo. 42 Y siendo ya de día salió, y se fué á un lugar desierto: y las gentes le buscaban, y vinieron hasta él, y le detenían para que no se apartase de ellos. 43 Mas él les dijo: Que también á otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto soy enviado. 44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.

Mateo 13:1-23: 13 Y AQUEL día, saliendo Jesús de casa, se sentó junto á la mar. 2 Y se allegaron á él muchas gentes, y entrándose él en el barco, se sentó, y toda la gente estaba á la ribera. 3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí el que sembraba salió á sembrar. 4 Y sembrando, parte de la simiente cayó junto al camino, y vinieron las aves, y la comieron. 5 Y parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra, y nació luego, porque no tenía profundidad de tierra: 6 Mas en saliendo el sol, se quemó, y secóse, porque no tenía raíz. 7 Y parte cayó en espinas, y las espinas crecieron, y la ahogaron. 8 Y parte cayó en buena tierra, y dió fruto, cuál a ciento, cuál á sesenta, y cuál á treinta. 9 Quien tiene oídos para oir, oiga. 10 Entonces, llegándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11 Y él respondiendo, les dijo: Por que á vosotros es concedido saber los misterios del reino de los cielos, mas á ellos no es concedido. 12 Porque á cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más, pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13 Por eso les hablo por parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. 14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis, Y viendo veréis, y no miraréis. 15 Porque el corazón de este pueblo está engrosado, Y de los oídos oyen pesadamente, Y de sus ojos guiñan: Para que no vean de los ojos, Y oigan de los oídos, Y del corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane. 16 Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen. 17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron: y oir lo que oís, y no lo oyeron. 18 Oid, pues, vosotros la parábola del que siembra: 19 Oyendo cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el malo, y arrebata lo que fué sembrado en su corazón: éste es el que fué sembrado junto al camino. 20 Y el que fué sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y luego la recibe con gozo. 21 Mas no tiene raíz en sí, antes es temporal que venida la aflicción ó la persecución por la palabra, luego se ofende. 22 Y el que fué sembrado en espinas, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra, y hácese infructuosa. 23 Mas el que fué sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y el que lleva fruto: y lleva uno á ciento, y otro á sesenta, y otro á treinta.

Mateo 11:20-24: 20 Entonces comenzó á reconvenir á las ciudades en las cuales habían sido hechas muy muchas de sus maravillas, porque no se habían arrepentido, diciendo: 21 Ay de ti, Corazín! ­Ay de ti, Bethsaida! porque si en Tiro y en Sidón fueran hechas las maravillas que han sido hechas en vosotras, en otro tiempo se hubieran arrepentido en saco y en ceniza. 22 Por tanto os digo, que á Tiro y á Sidón será más tolerable el castigo en el día del juicio, que á vosotras. 23 Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta los infiernos serás abajada, porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido hechas en ti, hubieran quedado hasta el día de hoy. 24 Por tanto os digo, que á la tierra de los de Sodoma será más tolerable el castigo en el día del juicio, que á ti.

Mateo 7:14: 14 Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan.

Mateo 7:13: 13 Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á perdición, y muchos son los que entran por ella.

Malaquías 2:11: 11 Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalem ha sido cometida abominación, porque Judá ha profanado la santidad de Jehová que amó, y casádose con hija de dios extraño.

Joel 2:32: 32 Y será que cualquiera que invocare el nombre de Jehová, será salvo: porque en el monte de Sión y en Jerusalem habrá salvación, como Jehová ha dicho, y en los que quedaren, á los cuales Jehová habrá llamado.

Isaías 1:1-31: 1 VISION de Isaías hijo de Amoz, la cual vió sobre Judá y Jerusalem, en días de Uzzías, Jotham, Achâz y Ezechîas, reyes de Judá. 2 Oid, cielos, y escucha tú, tierra, porque habla Jehová: Crié hijos, y engrandecílos, y ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey conoce á su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento. 4 Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron á Jehová, provocaron á ira al Santo de Israel, tornáronse atrás. 5 ¿Para qué habéis de ser castigados aún? todavía os rebelaréis. Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. 6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga: no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. 7 Vuestra tierra está destruída, vuestras ciudades puestas á fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida de extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. 8 Y queda la hija de Sión como choza en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. 9 Si Jehová de los ejércitos no hubiera hecho que nos quedasen muy cortos residuos, como Sodoma fuéramos, y semejantes á Gomorra. 10 Príncipes de Sodoma, oid la palabra de Jehová, escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. 11 ¿Para qué á mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gruesos: no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. 12 ¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis á presentaros delante de mí, para hollar mis atrios? 13 No me traigáis más vano presente: el perfume me es abominación: luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no las puedo sufrir: son iniquidad vuestras solemnidades. 14 Vuestras lunas nuevas y vuestras solemnidades tiene aborrecidas mi alma: me son gravosas, cansado estoy de llevarlas. 15 Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos: asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré: llenas están de sangre vuestras manos. 16 Lavad, limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos, dejad de hacer lo malo: 17 Aprended á hacer bien: buscad juicio, restituid al agraviado, oid en derecho al huérfano, amparad á la viuda. 18 Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana. 19 Si quisiereis y oyereis, comieréis el bien de la tierra: 20 Si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos á espada: porque la boca de Jehová lo ha dicho. 21 ¿Cómo te has tornado ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de juicio, en ella habitó equidad, mas ahora, homicidas. 22 Tu plata se ha tornado escorias, tu vino mezclado está con agua. 23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones: todos aman las dádivas, y van tras las recompensas: no oyen en juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. 24 Por tanto, dice el Señor Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, vengaréme de mis adversarios: 25 Y volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todo tu estaño: 26 Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. 27 Sión con juicio será rescatada, y los convertidos de ella con justicia. 28 Mas los rebeldes y pecadores á una serán quebrantados, y los que dejan á Jehová serán consumidos. 29 Entonces os avergonzarán los olmos que amasteis, y os afrentarán los bosques que escogisteis. 30 Porque seréis como el olmo que se le cae la hoja, y como huerto que le faltan las aguas. 31 Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella, y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

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