Versículos de la Biblia sobre el arbitraje

Lucas 22:31: 31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandaros como á trigo

Marcos 14:1-72: 14 Y DOS días después era la Pascua y los días de los panes sin levadura: y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas cómo le prenderían por engaño, y le matarían. 2 Y decían: No en el día de la fiesta, porque no se haga alboroto del pueblo. 3 Y estando él en Bethania en casa de Simón el leproso, y sentado á la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio, y quebrando el alabastro, derramóselo sobre su cabeza. 4 Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento? 5 Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse á los pobres. Y murmuraban contra ella. 6 Mas Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la fatigáis? Buena obra me ha hecho, 7 Que siempre tendréis los pobres con vosotros, y cuando quisiereis les podréis hacer bien, mas á mí no siempre me tendréis. 8 Esta ha hecho lo que podía, porque se ha anticipado á ungir mi cuerpo para la sepultura. 9 De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio en todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de ella. 10 Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, vino á los príncipes de los sacerdotes, para entregársele. 11 Y ellos oyéndolo se holgaron, y prometieron que le darían dineros. Y buscaba oportunidad cómo le entregaría. 12 Y el primer día de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la pascua, sus discípulos le dicen: ¿Dónde quieres que vayamos á disponer para que comas la pascua? 13 Y envía dos de sus discípulos, y les dice: Id á la ciudad, y os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua, seguidle, 14 Y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? 15 Y él os mostrará un gran cenáculo ya preparado: aderezad para nosotros allí. 16 Y fueron sus discípulos, y vinieron á la ciudad, y hallaron como les había dicho, y aderezaron la pascua. 17 Y llegada la tarde, fué con los doce. 18 Y como se sentaron á la mesa y comiesen, dice Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar. 19 Entonces ellos comenzaron á entristecerse, y á decirle cada uno por sí: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo? 20 Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato. 21 A la verdad el Hijo del hombre va, como está de él escrito, mas ­ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera á aquel hombre si nunca hubiera nacido. 22 Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dió, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo. 23 Y tomando el vaso, habiendo hecho gracias, les dió: y bebieron de él todos. 24 Y les dice: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. 25 De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día cundo lo beberé nuevo en el reino de Dios. 26 Y como hubieron cantado el himno, se salieron al monte de las Olivas. 27 Jesús entonces les dice: Todos seréis escandalizados en mí esta noche, porque escrito está: Heriré al pastor, y serán derramadas las ovejas. 28 Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea. 29 Entonces Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados, mas no yo. 30 Y le dice Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces. 31 Mas él con mayor porfía decía: Si me fuere menester morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo. 32 Y vienen al lugar que se llama Gethsemaní, y dice á sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. 33 Y toma consigo á Pedro y á Jacobo y á Juan, y comenzó á atemorizarse, y á angustiarse. 34 Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la muerte: esperad aquí y velad. 35 Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oro que si fuese posible, pasase de él aquella hora, 36 Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son á ti posibles: traspasa de mí este vaso, empero no lo que yo quiero, sino lo que tú. 37 Y vino y los halló durmiendo, y dice á Pedro: ¿Simón, duermes? ¿No has podido velar una hora? 38 Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad es presto, mas la carne enferma. 39 Y volviéndose á ir, oró, y dijo las mismas palabras. 40 Y vuelto, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados, y no sabían qué responderle. 41 Y vino la tercera vez, y les dice: Dormid ya y descansad: basta, la hora es venida, he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores. 42 Levantaos, vamos: he aquí, el que me entrega está cerca. 43 Y luego, aun hablando él, vino Judas, que era uno de los doce, y con él una compañía con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas y de los ancianos. 44 Y el que le entregaba les había dado señal común, diciendo: Al que yo besare, aquél es: prendedle, y llevadle con seguridad. 45 Y como vino, se acercó luego á él, y le dice: Maestro, Maestro. Y le besó. 46 Entonces ellos echaron en él sus manos, y le prendieron. 47 Y uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja. 48 Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como á ladrón habéis salido con espadas y con palos á tomarme? 49 Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me tomasteis, pero es así, para que se cumplan las Escrituras. 50 Entonces dejándole todos sus discípulos, huyeron. 51 Empero un mancebillo le seguía cubierto de una sábana sobre el cuerpo desnudo, y los mancebos le prendieron: 52 Mas él, dejando la sábana, se huyó de ellos desnudo. 53 Y trajeron á Jesús al sumo sacerdote, y se juntaron á él todos los príncipes de los sacerdotes y los ancianos y los escribas. 54 Empero Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote, y estaba sentado con los servidores, y calentándose al fuego. 55 Y los príncipes de los sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle á la muerte, mas no lo hallaban. 56 Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concertaban. 57 Entonces levantandose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo: 58 Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo que es hecho de mano, y en tres días edificaré otro echo sin mano. 59 Mas ni aun así se concertaba el testimonio de ellos. 60 Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó á Jesús, diciendo: ¿No respondes algo? ¿Qué atestiguan estos contra ti? 61 Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió á preguntar, y le dice: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? 62 Y Jesús le dijo: Yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado á la diestra de la potencia de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. 63 Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestidos, dijo: ¿Qué más tenemos necesidad de testigos? 64 Oído habéis la blasfemia: ¿qué os parece? Y ellos todos le condenaron ser culpado de muerte. 65 Y algunos comenzaron á escupir en él, y cubrir su rostro, y á darle bofetadas, y decirle: Profetiza. Y los servidores le herían de bofetadas. 66 Y estando Pedro abajo en el atrio, vino una de las criadas del sumo sacerdote, 67 Y como vió á Pedro que se calentaba, mirándole, dice: Y tú con Jesús el Nazareno estabas. 68 Mas él negó, diciendo: No conozco, ni sé lo que dices. Y se salió fuera á la entrada, y cantó el gallo. 69 Y la criada viéndole otra vez, comenzó á decir á los que estaban allí: Este es de ellos. 70 Mas él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez á Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos, porque eres Galileo, y tu habla es semejante. 71 Y él comenzó á maldecir y á jurar: No conozco á este hombre de quien habláis. 72 Y el gallo cantó la segunda vez: y Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.

Amós 1:1-15: 1 LAS palabras de Amós, que fué entre los pastores de Tecoa, las cuales vió acerca de Israel en días de Uzzía rey de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joas rey de Israel, dos años antes del terremoto. 2 Y dijo: Jehová bramará desde Sión, y dará su voz desde Jerusalem, y las estancias de los pastores se enlutarán, y secaráse la cumbre del Carmelo. 3 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Damasco, y por el cuarto, no desviaré su castigo, porque trillaron á Galaad con trillos de hierro. 4 Y meteré fuego en la casa de Hazael, y consumirá los palacios de Ben-hadad. 5 Y quebraré la barra de Damasco, y talaré los moradores de Bicath-aven, y los gobernadores de Beth-eden: y el pueblo de Aram será trasportado á Chîr, dice Jehová. 6 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Gaza, y por el cuarto, no desviaré su castigo, porque llevó cautiva toda la cautividad, para entregarlos á Edom. 7 Y meteré fuego en el muro de Gaza, y quemará sus palacios. 8 Y talaré los moradores de Azoto, y los gobernadores de Ascalón: y tornaré mi mano sobre Ecrón, y las reliquias de los Palestinos perecerán, ha dicho el Señor Jehová. 9 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Tiro, y por el cuarto, no desviaré su castigo, porque entregaron la cautividad entera á Edom, y no se acordaron del concierto de hermanos. 10 Y meteré fuego en el muro de Tiro, y consumirá sus palacios. 11 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Edom, y por el cuarto, no desviaré su castigo, porque persiguió á cuchillo á su hermano, y rompió sus conmiseraciones, y con su furor le ha robado siempre, y ha perpetuamente guardado el enojo. 12 Y meteré fuego en Temán, y consumirá los palacios de Bosra. 13 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de los hijos de Ammón, y por el cuarto, no desviaré su castigo, porque abrieron las preñadas de Galaad, para ensanchar su término. 14 Y encenderé fuego en el muro de Rabba, y consumirá sus palacios con estruendo en día de batalla, con tempestad en día tempestuoso: 15 Y su rey irá en cautiverio, él y sus príncipes todos, dice Jehová.

Isaías 63:1-19: 63 ¿QUIÉN es éste que viene de Edom, de Bosra con vestidos bermejos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. 2 ¿Por qué es bermejo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? 3 Pisado he yo solo el lagar, y de los pueblos nadie fué conmigo: pisélos con mi ira, y hollélos con mi furor, y su sangre salpicó mis vestidos, y ensucié todas mis ropas. 4 Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos es venido. 5 Y miré y no había quien ayudará, y maravilléme que no hubiera quien sustentase: y salvóme mi brazo, y sostúvome mi ira. 6 Y con mi ira hollé los pueblos, y embriaguélos de mi furor, y derribé á tierra su fortaleza. 7 De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme á todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de su beneficencia hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus miseraciones. 8 Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten, y fué su Salvador. 9 En toda angustia de ellos él fué angustiado, y el ángel de su faz los salvó: en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días del siglo. 10 Mas ellos fueron rebeldes, é hicieron enojar su espíritu santo, por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos. 11 Empero acordóse de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir de la mar con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su espíritu santo? 12 ¿El que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria, el que rompió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo? 13 ¿El que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran? 14 El espíritu de Jehová los pastoreó, como á una bestia que desciende al valle, así pastoreaste tu pueblo, para hacerte nombre glorioso. 15 Mira desde el cielo, y contempla desde la morada de tu santidad y de tu gloria: ¿dónde está tu celo, y tu fortaleza, la conmoción de tus entrañas y de tus miseraciones para conmigo? ¿hanse estrechado? 16 Tú empero eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, é Israel no nos conoce: tú, oh Jehová, eres nuestro padre, nuestro Redentor perpetuo es tu nombre. 17 ¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón á tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad. 18 Por poco tiempo lo poseyó el pueblo de tu santidad: nuestros enemigos han hollado tu santuario. 19 Hemos venido á ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fué llamado tu nombre.

Isaías 42:1-25: 42 HE aquí mi siervo, yo lo sostendré, mi escogido en quien mi alma toma contentamiento: he puesto sobre él mi espíritu, dará juicio á las gentes. 2 No clamará, ni alzará, ni hará oir su voz en las plazas. 3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare: sacará el juicio á verdad. 4 No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio, y las islas esperarán su ley. 5 Así dice el Dios Jehová, el Criador de los cielos, y el que los extiende, el que extiende la tierra y sus verduras, el que da respiración al pueblo que mora sobre ella, y espíritu á los que por ella andan: 6 Yo Jehová te he llamado en justicia, y te tendré por la mano, te guardaré y te pondré por alianza del pueblo, por luz de las gentes, 7 Para que abras ojos de ciegos, para que saques de la cárcel á los presos, y de casas de prisión á los que están de asiento en tinieblas. 8 Yo Jehová: este es mi nombre, y á otro no daré mi gloria, ni mi alabanza á esculturas. 9 Las cosas primeras he aquí vinieron, y yo anuncio nuevas cosas: antes que salgan á luz, yo os las haré notorias. 10 Cantad á Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra, los que descendéis á la mar, y lo que la hinche, las islas y los moradores de ellas. 11 Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar: canten los moradores de la Piedra, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. 12 Den gloria á Jehová, y prediquen sus loores en las islas. 13 Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo: gritará, voceará, esforzaráse sobre sus enemigos. 14 Desde el siglo he callado, tenido he silencio, y heme detenido: daré voces como la que está de parto, asolaré y devoraré juntamente. 15 Tornaré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba, los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques. 16 Y guiaré los ciegos por camino que no sabían, haréles pisar por las sendas que no habían conocido, delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y los rodeos en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. 17 Serán vueltos atrás, y en extremo confundidos, los que confían en las esculturas, y dicen á las estatuas de fundición: Vosotros sois nuestros dioses. 18 Sordos, oid, y vosotros ciegos, mirad para ver. 19 ¿Quién ciego, sino mi siervo? ¿quién sordo, como mi mensajero que envié? ¿quién ciego como el perfecto, y ciego como el siervo de Jehová, 20 Que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye? 21 Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. 22 Mas este es pueblo saqueado y hollado, todos ellos enlazados en cavernas y escondidos en cárceles: son puestos á saco, y no hay quien libre, hollados, y no hay quien diga, Restituid. 23 ¿Quién de vosotros oirá esto? ¿quién atenderá y escuchará en orden al porvernir? 24 ¿Quién dió á Jacob en presa, y entregó á Israel á saqueadores? ¿No fué Jehová, contra quien pecamos? y no quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley. 25 Por tanto derramó sobre él el furor de su ira, y fuerza de guerra, púsole fuego de todas partes, empero no entendió, y encendióle, mas no ha parado mientes.

1 Samuel 17:25: 25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? él se adelanta para provocar á Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y hará franca la casa de su padre en Israel.

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