Versículos de la Biblia sobre el este del oeste

Mateo 12:38-40: 38 Entonces respondiendo algunos de los escribas y de los Fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. 39 Y él respondió, y les dijo: La generación mala y adulterina demanda señal, mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás profeta. 40 Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

1 Juan 1:9: 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.

Juan 14:6: 6 Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.

Juan 3:36: 36 El que cree en el Hijo, tiene vida eterna, mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Juan 3:16: 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan 1:19-27: 19 Y éste es el testimonio de Juan, cuando los Judíos enviaron de Jerusalem sacerdotes y Levitas, que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? 20 Y confesó, y no negó, mas declaró: No soy yo el Cristo. 21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. 22 Dijéronle: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta á los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo Isaías profeta. 24 Y los que habían sido enviados eran de los Fariseos. 25 Y preguntáronle, y dijéronle: ¿Por qué pues bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? 26 Y Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo con agua, mas en medio de vosotros ha estado á quien vosotros no conocéis. 27 Este es el que ha de venir tras mí, el cual es antes de mí: del cual yo no soy digno de desatar la correa del zapato.

Lucas 24:38-39: 38 Mas él les dice: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos á vuestros corazones? 39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy: palpad, y ved, que el espíritu ni tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.

Lucas 24:30-31: 30 Y aconteció, que estando sentado con ellos á la mesa, tomando el pan, bendijo, y partió, y dióles. 31 Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron, mas él se desapareció de los ojos de ellos.

Lucas 20:36-37: 36 Porque no pueden ya más morir: porque son iguales á los ángeles, y son hijos de Dios, cuando son hijos de la resurrección. 37 Y que los muertos hayan de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob.

Lucas 11:9-13: 9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis, llamad, y os será abierto. 10 Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, halla, y al que llama, se abre. 11 ¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?, ó, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12 O, si le pidiere un huevo, ¿le dará un escorpión? 13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo á los que lo pidieren de él?

Lucas 5:36-39: 36 Y les decía también una parábola: Nadie mete remiendo de paño nuevo en vestido viejo, de otra manera el nuevo rompe, y al viejo no conviene remiendo nuevo. 37 Y nadie echa vino nuevo en cueros viejos, de otra manera el vino nuevo romperá los cueros, y el vino se derramará, y los cueros se perderán. 38 Mas el vino nuevo en cueros nuevos se ha de echar, y lo uno y lo otro se conserva. 39 Y ninguno que bebiere del añejo, quiere luego el nuevo, porque dice: El añejo es mejor.

Mateo 26:39: 39 Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso, empero no como yo quiero, sino como tú.

Mateo 24:32-34: 32 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca. 33 Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, á las puertas. 34 De cierto os digo, que no pasará esta generación, que todas estas cosas no acontezcan.

Mateo 24:24: 24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun á los escogidos.

Mateo 24:23-28: 23 Entonces, si alguno os dijere: He aquí está el Cristo, ó allí, no creáis. 24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun á los escogidos. 25 He aquí os lo he dicho antes. 26 Así que, si os dijeren: He aquí en el desierto está, no salgáis: He aquí en las cámaras, no creáis. 27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre. 28 Porque donde quiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.

Mateo 24:23: 23 Entonces, si alguno os dijere: He aquí está el Cristo, ó allí, no creáis.

Mateo 21:43: 43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado á gente que haga los frutos de él.

Mateo 20:1-16: 20 PORQUE el reino de los cielos es semejante á un hombre, padre de familia, que salió por la mañana á ajustar obreros para su viña. 2 Y habiéndose concertado con los obreros en un denario al día, los envió á su viña. 3 Y saliendo cerca de la hora de las tres, vió otros que estaban en la plaza ociosos, 4 Y les dijo: Id también vosotros á mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron. 5 Salió otra vez cerca de las horas sexta y nona, é hizo lo mismo. 6 Y saliendo cerca de la hora undécima, halló otros que estaban ociosos, y díceles: ¿Por qué estáis aquí todo el día ociosos? 7 Dícenle: Porque nadie nos ha ajustado. Díceles: Id también vosotros á la viña, y recibiréis lo que fuere justo. 8 Y cuando fué la tarde del día, el señor de la viña dijo á su mayordomo: Llama á los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. 9 Y viniendo los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. 10 Y viniendo también los primeros, pensaron que habían de recibir más, pero también ellos recibieron cada uno un denario. 11 Y tomándolo, murmuraban contra el padre de la familia, 12 Diciendo: Estos postreros sólo han trabajado una hora, y los has hecho iguales á nosotros, que hemos llevado la carga y el calor del día. 13 Y él respondiendo, dijo á uno de ellos: Amigo, no te hago agravio, ¿no te concertaste conmigo por un denario? 14 Toma lo que es tuyo, y vete, mas quiero dar á este postrero, como á ti. 15 ¿No me es lícito á mi hacer lo que quiero con lo mío? ó ¿es malo tu ojo, porque yo soy bueno? 16 Así los primeros serán postreros, y los postreros primeros: porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.

Mateo 12:7: 7 Mas si supieseis qué es: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenarías á los inocentes

Mateo 9:13: 13 Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: porque no he venido á llamar justos, sino pecadores á arrepentimiento.

Mateo 8-10:42: 8 Y COMO descendió del monte, le seguían muchas gentes. 2 Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quisieres, puedes limpiarme. 3 Y extendiendo Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. Y luego su lepra fué limpiada. 4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas á nadie, mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para testimonio á ellos. 5 Y entrando Jesús en Capernaum, vino á él un centurión, rogándole, 6 Y diciendo: Señor, mi mozo yace en casa paralítico, gravemente atormentado. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8 Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado, mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará. 9 Porque también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de mí soldados: y digo á éste: Ve, y va, y al otro: Ven, y viene, y á mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Y oyendo Jesús, se maravilló, y dijo á los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado fe tanta. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos: 12 Mas los hijos del reino serán echados á las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creiste te sea hecho. Y su mozo fué sano en el mismo momento. 14 Y vino Jesús á casa de Pedro, y vió á su suegra echada en cama, y con fiebre. 15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les servía. 16 Y como fué ya tarde, trajeron á él muchos endemoniados: y echó los demonios con la palabra, y sanó á todos los enfermos, 17 Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias. 18 Y viendo Jesús muchas gentes alrededor de sí, mandó pasar á la otra parte del lago. 19 Y llegándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré á donde quiera que fueres. 20 Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos, mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza. 21 Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, dame licencia para que vaya primero, y entierre á mi padre. 22 Y Jesús le dijo: Sígueme, deja que los muertos entierren á sus muertos. 23 Y entrando él en el barco, sus discípulos le siguieron. 24 Y he aquí, fué hecho en la mar un gran movimiento, que el barco se cubría de las ondas, mas él dormía. 25 Y llegándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos. 26 Y él les dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió á los vientos y á la mar, y fué grande bonanza. 27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y la mar le obedecen? 28 Y como él hubo llegado en la otra ribera al país de los Gergesenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y he aquí clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿has venido acá á molestarnos antes de tiempo? 30 Y estaba lejos de ellos un hato de muchos puercos paciendo. 31 Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos ir á aquel hato de puercos. 32 Y les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron á aquel hato de puercos: y he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en la mar, y murieron en las aguas. 33 Y los porqueros huyeron, y viniendo á la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados. 34 Y he aquí, toda la ciudad salió á encontrar á Jesús: Y cuando le vieron, le rogaban que saliese de sus términos. 9 ENTONCES entrando en el barco, pasó á la otra parte, y vino á su ciudad. 2 Y he aquí le trajeron un paralítico, echado en una cama: y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Confía, hijo, tus pecados te son perdonados. 3 Y he aquí, algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema. 4 Y viendo Jesús sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, ó decir: Levántate, y anda? 6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete á tu casa. 7 Entonces él se levantó y se fué á su casa. 8 Y las gentes, viéndolo, se maravillaron, y glorificaron á Dios, que había dado tal potestad á los hombres. 9 Y pasando Jesús de allí, vió á un hombre que estaba sentado al banco de los públicos tributos, el cual se llamaba Mateo, y dícele: Sígueme. Y se levantó, y le siguió. 10 Y aconteció que estando él sentado á la mesa en casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente á la mesa con Jesús y sus discípulos. 11 Y viendo esto los Fariseos, dijeron á sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? 12 Y oyéndolo Jesús, le dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 13 Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: porque no he venido á llamar justos, sino pecadores á arrepentimiento. 14 Entonces los discípulos de Juan vienen á él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los Fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? 15 Y Jesús les dijo: ¿Pueden los que son de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? mas vendrán días cuando el esposo será quitado de ellos, y entonces ayunarán. 16 Y nadie echa remiendo de paño recio en vestido viejo, porque el tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. 17 Ni echan vino nuevo en cueros viejos: de otra manera los cueros se rompen, y el vino se derrama, y se pierden los cueros, mas echan el vino nuevo en cueros nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente. 18 Hablando él estas cosas á ellos, he aquí vino un principal, y le adoraba, diciendo: Mi hija es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19 Y se levantó Jesús, y le siguió, y sus discípulos. 20 Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre doce años había, llegándose por detrás, tocó la franja de su vestido: 21 Porque decía entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré salva. 22 Mas Jesús volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha salvado. Y la mujer fué salva desde aquella hora. 23 Y llegado Jesús á casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la gente que hacía bullicio, 24 Díceles: Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme. Y se burlaban de él. 25 Y como la gente fué echada fuera, entró, y tomóla de la mano, y se levantó la muchacha. 26 Y salió esta fama por toda aquella tierra. 27 Y pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: Ten misericordia de nosotros, Hijo de David. 28 Y llegado á la casa, vinieron á él los ciegos, y Jesús les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dicen: Sí, Señor. 29 Entonces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme á vuestra fe os sea hecho. 30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. 31 Mas ellos salidos, divulgaron su fama por toda aquella tierra. 32 Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado. 33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló, y las gentes se maravillaron, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel. 34 Mas los Fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios. 35 Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en el pueblo. 36 Y viendo las gentes, tuvo compasión de ellas, porque estaban derramadas y esparcidas como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dice á sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros á su mies. 10 ENTONCES llamando á sus doce discípulos, les dió potestad contra los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia. 2 Y los nombres de los doce apóstoles son estos: el primero, Simón, que es dicho Pedro, y Andrés su hermano, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, 3 Felipe, y Bartolomé, Tomás, y Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo, 4 Simón el Cananita y Judas Iscariote, que también le entregó. 5 á estos doce envió Jesús, á los cuales dió mandamiento, diciendo: Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis, 6 Mas id antes á las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia. 9 No aprestéis oro, ni plata, ni cobre en vuestras bolsas, 10 Ni alforja para el camino, ni dos ropas de vestir, ni zapatos, ni bordón, porque el obrero digno es de su alimento. 11 Mas en cualquier ciudad, ó aldea donde entrareis, investi
ad quién sea en ella digno, y reposad allí hasta que salgáis. 12 Y entrando en la casa, saludadla. 13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella, mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá á vosotros. 14 Y cualquiera que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa ó ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. 15 De cierto os digo, que el castigo será más tolerable á la tierra de los de Sodoma y de los de Gomorra en el día del juicio, que á aquella ciudad. 16 He aquí, yo os envío como á ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. 17 Y guardaos de los hombres: porque os entregarán en concilios, y en sus sinagogas os azotarán, 18 Y aun á príncipes y á reyes seréis llevados por causa de mí, por testimonio á ellos y á los Gentiles. 19 Mas cuando os entregaren, no os apuréis por cómo ó qué hablaréis, porque en aquella hora os será dado qué habéis de hablar. 20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. 21 Y el hermano entregará al hermano á la muerte, y el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. 22 Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre, mas el que soportare hasta el fin, éste será salvo. 23 Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid á la otra: porque de cierto os digo, que no acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, que no venga el Hijo del hombre. 24 El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. 25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de la familia llamaron Beelzebub, ¿cuánto más á los de su casa? 26 Así que, no los temáis, porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado, ni oculto, que no haya de saberse. 27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz, y lo que oís al oído predicadlo desde los terrados. 28 Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. 29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae á tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis: más valéis vosotros que muchos pajarillos. 32 Cualquiera pues que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. 34 No penséis que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino espada. 35 Porque he venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra. 36 Y los enemigos del hombre serán los de su casa. 37 El que ama padre ó madre más que á mí, no es digno de mí, y el que ama hijo ó hija más que á mí, no es digno de mí. 38 Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que hallare su vida, la perderá, y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará. 40 El que os recibe á vosotros, á mí recibe, y el que á mí recibe, recibe al que me envió. 41 El que recibe profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibirá, y el que recibe justo en nombre de justo, merced de justo recibirá. 42 Y cualquiera que diere á uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa.

Mateo 7:7-11: 7 Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis, llamad, y se os abrirá. 8 Porque cualquiera que pide, recibe, y el que busca, halla, y al que llama, se abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, á quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra? 10 ¿Y si le pidiere un pez, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas á los que le piden?

Oseas 6:6: 6 Porque misericordia quise, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.

Isaías 28:1-29: 28 AY de la corona de soberbia, de los ebrios de Ephraim, y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino! 2 He aquí Jehová tiene un fuerte y poderoso: como turbión de granizo y como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba á tierra. 3 Con los pies será hollada la corona de soberbia de los borrachos de Ephraim, 4 Y será la flor caduca de la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la primera del verano, la cual, en viéndola el que la mira, se la traga tan luego como la tiene á mano. 5 En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura á las reliquias de su pueblo, 6 Y por espíritu de juicio al que se sentare en juicio, y por fortaleza á los que harán tornar la batalla hasta la puerta. 7 Mas también éstos erraron con el vino, y con la sidra se entontecieron, el sacerdote y el profeta erraron con la sidra, fueron trastornados del vino, aturdiéronse con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio. 8 Porque todas las mesas están llenas de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio. 9 ¿A quién se enseñará ciencia, ó á quién se hará entender doctrina? ¿A los quitados de la leche? ¿á los arrancados de los pechos? 10 Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá: 11 Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará á este pueblo, 12 A los cuales él dijo: Este es el reposo: dad reposo al cansado, y éste es el refrigerio: mas no quisieron oir. 13 La palabra pues de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá, que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, y enlazados, y presos. 14 Por tanto, varones burladores, que estáis enseñoreados sobre este pueblo que está en Jerusalem, oid la palabra de Jehová. 15 Porque habéis dicho: Concierto tenemos hecho con la muerte, é hicimos acuerdo con la sepultura, cuando pasare el turbión del azote, no llegará á nosotros, pues que hemos puesto nuestra acogida en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos: 16 Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable: el que creyere, no se apresure. 17 Y ajustaré el juicio á cordel, y á nivel la justicia, y granizo barrerá la acogida de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo. 18 Y será anulado vuestro concierto con la muerte, y vuestro acuerdo con el sepulcro no será firme: cuando pasare el turbión del azote, seréis de él hollados. 19 Luego que comenzare á pasar, él os arrebatará, porque de mañana de mañana pasará, de día y de noche, y será que el espanto solamente haga entender lo oído. 20 Porque la cama es tan angosta que no basta, y la cubierta estrecha para recoger. 21 Porque Jehová se levantará como en el monte Perasim, como en el valle de Gabaón se enojará, para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación. 22 Ahora pues, no os burléis, porque no se aprieten más vuestras ataduras: porque consumación y acabamiento sobre toda la tierra he oído del Señor Jehová de los ejércitos. 23 Estad atentos, y oid mi voz, estad atentos, y oid mi dicho. 24 El que ara para sembrar, ¿arará todo el día, romperá y quebrará los terrones de la tierra? 25 Después que hubiere igualado su superficie, ¿no derramará la neguilla, sembrará el comino, pondrá el trigo por su orden, y la cebada en su señal, y la avena en su término? 26 Porque su Dios le instruye, y le enseña á juicio. 27 Que la neguilla no se trillará con trillo, ni sobre el comino rodará rueda de carreta, sino que con un palo se sacude la neguilla, y el comino con una vara. 28 El pan se trilla, mas no siempre lo trillará, ni lo comprimirá con la rueda de su carreta, ni lo quebrantará con los dientes de su trillo. 29 También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría.

Isaías 18:1-7: 18 AY de la tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía, 2 Que envía mensajeros por la mar, y en navíos de junco sobre las aguas! Andad, ligeros mensajeros, á la gente tirada y repelada, al pueblo asombroso desde su principio y después, gente harta de esperar y hollada, cuya tierra destruyeron los ríos. 3 Vosotros, todos los moradores del mundo y habitantes de la tierra, cuando levantará bandera en los montes, la veréis, y oiréis cuando tocará trompeta. 4 Porque Jehová me dijo así: Reposaréme, y miraré desde mi morada, como sol claro después de la lluvia, como nube de rocío en el calor de la tierra. 5 Porque antes de la siega, cuando el fruto fuere perfecto, y pasada la flor fueren madurando los frutos, entonces podará con podaderas los ramitos, y cortará y quitará las ramas. 6 Y serán dejados todos á las aves de los montes, y á las bestias de la tierra, sobre ellos tendrán el verano las aves, é invernarán todas las bestias de la tierra. 7 En aquel tiempo será traído presente Jehová de los ejércitos, el pueblo tirado y repelado, pueblo asombroso desde su principio y después, gente harta de esperar y hollada, cuya tierra destruyeron los ríos, al lugar del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte de Sión.

Isaías 12:1-6: 12 Y DIRAS en aquel día: Cantaré á ti, oh Jehová: pues aunque te enojaste contra mí, tu furor se apartó, y me has consolado. 2 He aquí Dios es salud mía, aseguraréme, y no temeré, porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, el cual ha sido salud para mí. 3 Sacaréis aguas con gozo de la fuentes de la salud. 4 Y diréis en aquel día: Cantad á Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. 5 Cantad salmos á Jehová, porque ha hecho cosas magníficas: sea sabido esto por toda la tierra. 6 Regocíjate y canta, oh moradora de Sión: porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.

Isaías 9:1-6: 9 AUNQUE no será esta oscuridad tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez á la tierra de Zabulón, y á la tierra de Nephtalí, y después cuando agravaron por la vía de la mar, de esa parte del Jordán, en Galilea de las gentes. 2 El pueblo que andaba en tinieblas vió gran luz: los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. 3 Aumentando la gente, no aumentaste la alegría. Alegraránse delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. 4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su exactor, como en el día de Madián. 5 Porque toda batalla de quien pelea es con estruendo, y con revolcamiento de vestidura en sangre: mas esto será para quema, y pábulo del fuego. 6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

Isaías 7:13-17: 13 Dijo entonces Isaías: Oid ahora casa de David. ¿Os es poco el ser molestos á los hombres, sino que también lo seáis á mi Dios? 14 Por tanto el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel. 15 Comerá manteca y miel, para que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno. 16 Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra que tú aborreces será dejada de sus dos reyes. 17 Jehová hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Ephraim se apartó de Judá, es á saber, al rey de Asiria.

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