Versículos de la Biblia sobre la oración en un armario

Mateo 6:5-6: 5 Y cuando oras, no seas como los hipócritas, porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su pago. 6 Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público.

Mateo 6:1-34: 6 MIRAD que no hagáis vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos: de otra manera no tendréis merced de vuestro Padre que está en los cielos. 2 Cuando pues haces limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su recompensa. 3 Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4 Para que sea tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público. 5 Y cuando oras, no seas como los hipócritas, porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su pago. 6 Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público. 7 Y orando, no seáis prolijos, como los Gentiles, que piensan que por su parlería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes á ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9 Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 Danos hoy nuestro pan cotidiano. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonareis á los hombres sus ofensas, os perdonará también á vosotros vuestro Padre celestial. 15 Mas si no perdonareis á los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. 16 Y cuando ayunáis, no seáis como los hipócritas, austeros, porque ellos demudan sus rostros para parecer á los hombres que ayunan: de cierto os digo, que ya tienen su pago. 17 Mas tú, cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 Para no parecer á los hombres que ayunas, sino á tu Padre que está en secreto: y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público. 19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladronas minan y hurtan, 20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan: 21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón. 22 La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso: 23 Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que en ti hay son tinieblas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas? 24 Ninguno puede servir á dos señores, porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón. 25 Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de beber, ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?. 27 Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo? 28 Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen, no trabajan ni hilan, 29 Mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe? 31 No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos cubriremos? 32 Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os congojéis por el día de mañana, que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán.

1 Juan 5:15: 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado.

Isaías 26:20: 20 Anda, pueblo mío, éntrate en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas, escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la ira.

Jeremías 33:3: 3 Clama á mí, y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que tú no sabes.

Lucas 18:1: 18 Y PROPUSOLES también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar

Mateo 21:22: 22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

Santiago 5:16: 16 Confesaos vuestras faltas unos á otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanos, la oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho.

Santiago 5:15: 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si estuviere en pecados, le serán perdonados.

Efesios 6:18: 18 Orando en todo tiempo con toda deprecación y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y suplicación por todos los santos

Lucas 11:1-54: 11 Y ACONTECIO que estando él orando en un lugar, como acabó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos á orar, como también Juan enseñó á sus discípulos. 2 Y les dijo: Cuando orareis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, sea tu nombre santificado. Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 3 El pan nuestro de cada día, dános lo hoy. 4 Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos á todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del malo. 5 Díjoles también: ¿Quién de vosotros tendrá un amigo, é irá á él á media noche, y le dirá: Amigo, préstame tres panes, 6 Porque un amigo mío ha venido á mí de camino, y no tengo que ponerle delante, 7 Y el de dentro respondiendo, dijere: No me seas molesto, la puerta está ya cerrada, y mis niños están conmigo en cama, no puedo levantarme, y darte? 8 Os digo, que aunque no se levante á darle por ser su amigo, cierto por su importunidad se levantará, y le dará todo lo que habrá menester. 9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis, llamad, y os será abierto. 10 Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, halla, y al que llama, se abre. 11 ¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?, ó, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12 O, si le pidiere un huevo, ¿le dará un escorpión? 13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo á los que lo pidieren de él? 14 Y estaba él lanzando un demonio, el cual era mudo: y aconteció que salido fuera el demonio, el mudo habló y las gentes se maravillaron. 15 Mas algunos de ellos decían: En Beelzebub, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios. 16 Y otros, tentando, pedían de él señal del cielo. 17 Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y una casa dividida contra sí misma, cae. 18 Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo estará en pie su reino? porque decís que en Beelzebub echo yo fuera los demonios. 19 Pues si yo echo fuera los demonios en Beelzebub, ¿vuestros hijos en quién los echan fuera? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 20 Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, cierto el reino de Dios ha llegado á vosotros. 21 Cuando el fuerte armado guarda su atrio, en paz está lo que posee. 22 Mas si sobreviniendo otro más fuerte que él, le venciere, le toma todas sus armas en que confiaba, y reparte sus despojos. 23 El que no es conmigo, contra mí es, y el que conmigo no recoge, desparrama. 24 Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no hallándolo, dice: Me volveré á mi casa de donde salí. 25 Y viniendo, la halla barrida y adornada. 26 Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él, y entrados, habitan allí: y lo postrero del tal hombre es peor que lo primero. 27 Y aconteció que diciendo estas cosas, una mujer de la compañía, levantando la voz, le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los pechos que mamaste. 28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan. 29 Y juntándose las gentes á él, comenzó á decir: Esta generación mala es: señal busca, mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás. 30 Porque como Jonás fué señal á los Ninivitas, así también será el Hijo del hombre á esta generación. 31 La reina del Austro se levantará en juicio con los hombres de esta generación, y los condenará, porque vino de los fines de la tierra á oir la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. 32 Los hombres de Nínive se levantarán en juicio con esta generación, y la condenarán, porque á la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar. 33 Nadie pone en oculto la antorcha encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz. 34 La antorcha del cuerpo es el ojo: pues si tu ojo fuere simple, también todo tu cuerpo será resplandeciente, mas si fuere malo, también tu cuerpo será tenebroso. 35 Mira pues, si la lumbre que en ti hay, es tinieblas. 36 Así que, siendo todo tu cuerpo resplandeciente, no teniendo alguna parte de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una antorcha de resplandor te alumbra. 37 Y luego que hubo hablado, rogóle un Fariseo que comiese con él: y entrado Jesús, se sentó á la mesa. 38 Y el Fariseo, como lo vió, maravillóse de que no se lavó antes de comer. 39 Y el Señor le dijo: Ahora vosotros los Fariseos lo de fuera del vaso y del plato limpiáis, mas lo interior de vosotros está lleno de rapiña y de maldad. 40 Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de dentro? 41 Empero de lo que os resta, dad limosna, y he aquí todo os será limpio. 42 Mas ­ay de vosotros, Fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortliza, mas el juicio y la caridad de Dios pasáis de largo. Pues estas cosas era necesario hacer, y no dejar las otras. 43 Ay de vosotros, Fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas. 44 Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben. 45 Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas á nosotros. 46 Y él dijo: ­Ay de vosotros también, doctores de la ley! que cargáis á los hombres con cargas que no pueden llevar, mas vosotros ni aun con un dedo tocáis las cargas. 47 Ay de vosotros! que edificáis los sepulcros de los profetas, y los mataron vuestros padres. 48 De cierto dais testimonio que consentís en los hechos de vuestros padres, porque á la verdad ellos los mataron, mas vosotros edificáis sus sepulcros. 49 Por tanto, la sabiduría de Dios también dijo: Enviaré á ellos profetas y apóstoles, y de ellos á unos matarán y á otros perseguirán, 50 Para que de esta generación sea demandada la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la fundación del mundo, 51 Desde la sangre de Abel, hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo: así os digo, será demandada de esta generación. 52 Ay de vosotros, doctores de la ley! que habéis quitado la llave de la ciencia, vosotros mismos no entrasteis, y á los que entraban impedisteis. 53 Y diciéndoles estas cosas, los escribas y los Fariseos comenzaron á apretar le en gran manera, y á provocarle á que hablase de muchas cosas, 54 Acechándole, y procurando cazar algo de su boca para acusarle.

Efesios 3:20: 20 Y á Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos ó entendemos, por la potencia que obra en nosotros

2 Corintios 12:1-21: 12 CIERTO no me es conveniente gloriarme, mas vendré á las visiones y á las revelaciones del Señor. 2 Conozco á un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé, si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fué arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y conozco tal hombre, (si en el cuerpo, ó fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe,) 4 Que fué arrebatado al paraíso, donde oyó palabras secretas que el hombre no puede decir. 5 De este tal me gloriaré, mas de mí mismo nada me gloriaré, sino en mis flaquezas. 6 Por lo cual si quisiere gloriarme, no seré insensato: porque diré verdad: empero lo dejo, porque nadie piense de mí más de lo que en mí ve, ú oye de mí. 7 Y porque la grandeza de las revelaciones no me levante descomedidamente, me es dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera. 8 Por lo cual tres veces he rogado al Señor, que se quite de mí. 9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo. 10 Por lo cual me gozo en las flaquezas, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por Cristo, porque cuando soy flaco, entonces soy poderoso. 11 Heme hecho un necio en gloriarme: vosotros me constreñisteis, pues yo había de ser alabado de vosotros: porque en nada he sido menos que los sumos apóstoles, aunque soy nada. 12 Con todo esto, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, en señales, y en prodigios, y en maravillas. 13 Porque ¿qué hay en que habéis sido menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido carga? Perdonadme esta injuria. 14 He aquí estoy aparejado para ir á vosotros la tercera vez, y no os seré gravoso, porque no busco vuestras cosas, sino á vosotros: porque no han de atesorar los hijos para los padres sino los padres para los hijos. 15 Empero yo de muy buena gana despenderé y seré despendido por vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos. 16 Mas sea así, yo no os he agravado: sino que, como soy astuto, os he tomado por engaño. 17 ¿Acaso os he engañado por alguno de los que he enviado á vosotros? 18 Rogué á Tito, y envié con él al hermano. ¿Os engañó quizá Tito? ¿no hemos procedido con el mismo espíritu y por las mismas pisadas? 19 ¿Pensáis aún que nos excusamos con vosotros? Delante de Dios en Cristo hablamos: mas todo, muy amados, por vuestra edificación. 20 Porque temo que cuando llegare, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado de vosotros cual no queréis, que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, disensiones, detracciones, murmuaciones, elaciones, bandos: 21 Que cuando volviere, me humille Dios entre vosotros, y haya de llorar por muchos de los que antes habrán pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y deshonestidad que han cometido.

Hechos 16:25: 25 Mas á media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos á Dios: y los que estaban presos los oían.

2 Reyes 4:33: 33 Entrando él entonces, cerró la puerta sobre ambos, y oró á Jehová.

Juan 14:13: 13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Juan 3:16-17: 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él.

Mateo 18:1-35: 18 EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2 Y llamando Jesús á un niño, le puso en medio de ellos, 3 Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y cualquiera que recibiere á un tal niño e
mi nombre, á mí recibe. 6 Y cualquiera que escandalizare á alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en el profundo de la mar. 7 Ay del mundo por los escándalos! porque necesario es que vengan escándalos, mas ­ay de aquel hombre por el cual viene el escándalo! 8 Por tanto, si tu mano ó tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo y echaló de ti: mejor te es entrar cojo ó manco en la vida, que teniendo dos manos ó dos pies ser echado en el fuego eterno. 9 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo y échalo de ti: mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno del fuego. 10 Mirad no tengáis en poco á alguno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos. 11 Porque el Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. 12 ¿Qué os parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se descarriase una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, á buscar la que se había descarriado? 13 Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquélla, que de las noventa y nueve que no se descarriaron. 14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. 15 Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y él solo: si te oyere, has ganado á tu hermano. 16 Mas si no te oyere, toma aún contigo uno ó dos, para que en boca de dos ó de tres testigos conste toda palabra. 17 Y si no oyere á ellos, dilo á la iglesia: y si no oyere á la iglesia, tenle por étnico y publicano. 18 De cierto os digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo, y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo. 19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se convinieren en la tierra, de toda cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde están dos ó tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos. 21 Entonces Pedro, llegándose á él, dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré á mi hermano que pecare contra mí? ¿hasta siete? 22 Jesús le dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete. 23 Por lo cual, el reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y comenzando á hacer cuentas, le fué presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 Mas á éste, no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y á su mujer é hijos, con todo lo que tenía, y que se le pagase. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 El señor, movido á misericordia de aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Y saliendo aquel siervo, halló á uno de sus consiervos, que le debía cien denarios, y trabando de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que debes. 29 Entonces su consiervo, postrándose á sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Mas él no quiso, sino fué, y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda. 31 Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, declararon á su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces llamándole su señor, le dice: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste: 33 ¿No te convenía también á ti tener misericordia de tu consiervo, como también yo tuve misericordia de ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó á los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de vuestros corazones cada uno á su hermano sus ofensas.

1 Juan 5:14: 14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme á su voluntad, él nos oye.

1 Tesalonicenses 5:1-28: 5 EMPERO acerca de los tiempos y de los momentos, no tenéis, hermanos, necesidad de que yo os escriba: 2 Porque vosotros sabéis bien, que el día del Señor vendrá así como ladrón de noche, 3 Que cuando dirán, Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción de repente, como los dolores á la mujer preñada, y no escaparán. 4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sobrecoja como ladrón, 5 Porque todos vosotros sois hijos de luz, é hijos del día, no somos de la noche, ni de las tinieblas. 6 Por tanto, no durmamos como los demás, antes velemos y seamos sobrios. 7 Porque los que duermen, de noche duermen, y los que están borrachos, de noche están borrachos. 8 Mas nosotros, que somos del día, estemos sobrios, vestidos de cota de fe y de caridad, y la esperanza de salud por yelmo. 9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salud por nuestro Señor Jesucristo, 10 El cual murió por nosotros, para que ó que velemos, ó que durmamos, vivamos juntamente con él. 11 Por lo cual, consolaos los unos á los otros, y edificaos los unos á los otros, así como lo hacéis. 12 Y os rogamos, hermanos, que reconozcáis á los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan: 13 Y que los tengáis en mucha estima por amor de su obra. Tened paz los unos con los otros. 14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis á los que andan desordenadamente, que consoléis á los de poco ánimo, que soportéis á los flacos, que seáis sufridos para con todos. 15 Mirad que ninguno dé á otro mal por mal, antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos. 16 Estad siempre gozosos. 17 Orad sin cesar. 18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19 No apaguéis el Espíritu. 20 No menospreciéis las profecías. 21 Examinadlo todo, retened lo bueno. 22 Apartaos de toda especie de mal. 23 Y el Dios de paz os santifique en todo, para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os ha llamado, el cual también lo hará. 25 Hermanos, orad por nosotros. 26 Saludad á todos los hermanos en ósculo santo. 27 Conjúroos por el Señor, que esta carta sea leída á todos los santos hermanos. 28 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén. espístola á los Tesalonicenses fué escrita de Atenas.

1 Juan 5:1-21: 5 TODO aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios: y cualquiera que ama al que ha engendrado, ama también al que es nacido de él. 2 En esto conocemos que amamos á los hijos de Dios, cuando amamos á Dios, y guardamos sus mandamientos. 3 Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son penosos. 4 Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? 6 Este es Jesucristo, que vino por agua y sangre: no por agua solamente, sino por agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio: porque el Espírtiu es la verdad. 7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son uno. 8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra, el Espíritu, y el agua, y la sangre: y estos tres concuerdan en uno. 9 Si recibimos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es mayor, porque éste es el testimonio de Dios, que ha testificado de su Hijo. 10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo: el que no cree á Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha testificado de su Hijo. 11 Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene al vida: el que no tiene la Hijo de Dios, no tiene la vida. 13 Estas cosas he escrito á vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. 14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme á su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado. 16 Si alguno viere cometer á su hermano pecado no de muerte, demandará y se le dará vida, digo á los que pecan no de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que ruegue. 17 Toda maldad es pecado, mas hay pecado no de muerte. 18 Sabemos que cualquiera que es nacido de Dios, no peca, mas el que es engendrado de Dios, se guarda á sí mismo, y el maligno no le toca. 19 Sabemos que somos de Dios, y todo el mundo está puesto en maldad. 20 Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero: y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. 21 Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

Jeremías 32:27: 27 He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne, ¿encubriráseme á mí alguna cosa?

Eclesiastés 4:9: 9 Mejores son dos que uno, porque tienen mejor paga de su trabajo.

Lucas 18:7: 7 ¿Y Dios no hará justicia á sus escogidos, que claman á él día y noche, aunque sea longánime acerca de ellos?

Proverbios 21:1-31: 21 COMO los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová: A todo lo que quiere lo inclina. 2 Todo camino del hombre es recto en su opinión: Mas Jehová pesa los corazones. 3 Hacer justicia y juicio es á Jehová Más agradable que sacrificio. 4 Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y el brillo de los impíos, son pecado. 5 Los pensamientos del solícito ciertamente van á abundancia, Mas todo presuroso, indefectiblemente á pobreza. 6 Allegar tesoros con lengua de mentira, Es vanidad desatentada de aquellos que buscan la muerte. 7 La rapiña de los impíos los destruirá, Por cuanto no quisieron hacer juicio. 8 El camino del hombre perverso es torcido y extraño: Mas la obra del limpio es recta. 9 Mejor es vivir en un rincón de zaquizamí. Que con la mujer rencillosa en espaciosa casa. 10 El alma del impío desea mal: Su prójimo no le parece bien. 11 Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio, Y cuando se amonestare al sabio, aprenderá ciencia. 12 Considera el justo la casa del impío: Cómo los impíos son trastornados por el mal. 13 El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído. 14 El presente en secreto amansa el furor, Y el don en el seno, la fuerte ira. 15 Alegría es al justo hacer juicio, Mas quebrantamiento á los que hacen iniquidad. 16 El hombre que se extravía del camino de la sabiduría, Vendrá á parar en la compañía de los muertos. 17 Hombre necesitado será el que ama el deleite: Y el que ama el vino y ungüentos no enriquecerá. 18 El rescate del justo es el impío, Y por los rectos el prevaricador. 19 Mejor es morar en tierra del desierto, Que con la mujer rencillosa é iracunda. 20 Tesoro codiciable y pingüe hay en la casa del sabio, Mas el hombre insensato lo disipará. 21 El que sigue la justicia y la misericordia, Hallará la vida, la justicia, y la honra. 22 La ciudad de los fuertes tomó el sabio, Y derribó la fuerza en que ella confiaba. 23 El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias. 24 Soberbio y presuntuoso escarnecedor es el nombre Del que obra con orgullosa saña. 25 El deseo del perezoso le mata, Porque sus manos no quieren trabajar. 26 Hay quien todo el día codicia: Mas el justo da, y no desperdicia. 27 El sacrificio de los impíos es abominación: ­Cuánto más ofreciéndolo con maldad! 28 El testigo mentiroso perecerá: Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho. 29 El hombre impío afirma rostro: Mas el recto ordena sus caminos. 30 No hay sabiduría, ni inteligencia, Ni consejo, contra Jehová. 31 El caballo se apareja para el día de la batalla: Mas de Jehová es el salvar.

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