Versículos de la Biblia sobre las riquezas compartir

1 Timoteo 6:17-19: 17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos: 18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, que con facilidad comuniquen, 19 Atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano á la vida eterna.

1 Timoteo 6:19: 19 Atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano á la vida eterna.

1 Timoteo 6:10: 10 Porque el amor del dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

1 Timoteo 6:1-21: 6 TODOS los que están debajo del yugo de servidumbre, tengan á sus señores por dignos de toda honra, porque no sea blasfemado el nombre del Señor y la doctrina. 2 Y los que tienen amos fieles, no los tengan en menos, por ser hermanos, antes sírvanles mejor, por cuanto son fieles y amados, y partícipes del beneficio. Esto enseña y exhorta. 3 Si alguno enseña otra cosa, y no asiente á sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y á la doctrina que es conforme á la piedad, 4 Es hinchado, nada sabe, y enloquece acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, maledicencias, malas sospechas, 5 Porfías de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que tienen la piedad por granjería: apártate de los tales. 6 Empero grande granjería es la piedad con contentamiento. 7 Porque nada hemos traído á este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo sustento y con qué cubrirnos, seamos contentos con esto. 9 Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden á los hombres en perdición y muerte. 10 Porque el amor del dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre. 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, á la cual asimismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos. 13 Te mando delante de Dios, que da vida á todas las cosas, y de Jesucristo, que testificó la buena profesión delante de Poncio Pilato, 14 Que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo: 15 La cual á su tiempo mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso, Rey de reyes, y Señor de señores, 16 Quien sólo tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible, á quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver: al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén. 17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos: 18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, que con facilidad comuniquen, 19 Atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano á la vida eterna. 20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas de vanas cosas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia: 21 La cual profesando algunos, fueron descaminados acerca de la fe. La gracia sea contigo. Amén. espístola á Timoteo fué escrita de Laodicea, que es metrópoli de la Frigia Pacatiana.

Juan 14:6: 6 Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.

Lucas 12:34: 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.

Lucas 12:33-34: 33 Vended lo que poseéis, y dad limosna, haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca falta, donde ladrón no llega, ni polilla corrompe. 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.

Marcos 13:22: 22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y darán señales y prodigios, para engañar, si se pudiese hacer, aun á los escogidos.

Marcos 12:1-44: 12 Y COMENZO á hablarles por parábolas: Plantó un hombre una viña, y la cercó con seto, y cavó un lagar, y edificó una torre, y la arrendó á labradores, y se partió lejos. 2 Y envió un siervo á los labradores, al tiempo, para que tomase de los labradores del fruto de la viña. 3 Mas ellos, tomándole, le hirieron, y le enviaron vacío. 4 Y volvió á enviarles otro siervo, mas apedreándole, le hirieron en la cabeza, y volvieron á enviarle afrentado. 5 Y volvió á enviar otro, y á aquél mataron, y á otros muchos, hiriendo á unos y matando á otros. 6 Teniendo pues aún un hijo suyo amado, enviólo también á ellos el postrero, diciendo: Tendrán en reverencia á mi hijo. 7 Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero, venid, matémosle, y la heredad será nuestra. 8 Y prendiéndole, le mataron, y echaron fuera de la viña. 9 ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá á estos labradores, y dará su viña á otros. 10 ¿Ni aun esta Escritura habéis leído: La piedra que desecharon los que edificaban, Esta es puesta por cabeza de esquina, 11 Por el Señor es hecho esto, Y es cosa maravillosa en nuestros ojos? 12 Y procuraban prenderle, porque entendían que decía á ellos aquella parábola, mas temían á la multitud, y dejándole, se fueron. 13 Y envían á él algunos de los Fariseos y de los Herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra. 14 Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, sabemos que eres hombre de verdad, y que no te cuidas de nadie, porque no miras á la apariencia de hombres, antes con verdad enseñas el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo á César, ó no? ¿Daremos, ó no daremos? 15 Entonces él, como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea. 16 Y ellos se la trajeron y les dice: ¿Cúya es esta imagen y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César. 17 Y respondiendo Jesús, les dijo: Dad lo que es de César á César, y lo que es de Dios, á Dios. Y se maravillaron de ello. 18 Entonces vienen á el los Saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: 19 Maestro, Moisés nos escribió, que si el hermano de alguno muriese, y dejase mujer, y no dejase hijos, que su hermano tome su mujer, y levante linaje á su hermano. 20 Fueron siete hermanos: y el primero tomó mujer, y muriendo, no dejó simiente, 21 Y la tomó el segundo, y murió, y ni aquél tampoco dejó simiente, y el tercero, de la misma manera. 22 Y la tomaron los siete, y tampoco dejaron simiente: á la postre murió también la mujer. 23 En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿de cuál de ellos será mujer? porque los siete la tuvieron por mujer. 24 Entonces respondiendo Jesús, les dice: ¿No erráis por eso, porque no sabéis las Escrituras, ni la potencia de Dios? 25 Porque cuando resucitarán de los muertos, ni se casarán, ni serán dados en casamiento, mas son como los ángeles que están en los cielos. 26 Y de que los muertos hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? 27 No es Dios de muertos, mas Dios de vivos, así que vosotros mucho erráis. 28 Y llegándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? 29 Y Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus fuerzas, este es el principal mandamiento. 31 Y el segundo es semejante á él: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. 32 Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él, 33 Y que amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma, y de todas las fuerzas, y amar al prójimo como á sí mismo, más es que todos los holocaustos y sacrificios. 34 Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dice: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle. 35 Y respondiendo Jesús decía, enseñando en el templo: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? 36 Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor á mi Señor: Siéntate á mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies. 37 Luego llamándole el mismo David Señor, ¿de dónde, pues, es su hijo? Y los que eran del común del pueblo le oían de buena gana. 38 Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que quieren andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, 39 Y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas, 40 Que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor juicio. 41 Y estando sentado Jesús delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca: y muchos ricos echaban mucho. 42 Y como vino una viuda pobre, echó dos blancas, que son un maravedí. 43 Entonces llamando á sus discípulos, les dice: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca: 44 Porque todos han echado de lo que les sobra, mas ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su alimento.

Marcos 10:1-52: 10 Y PARTIENDOSE de allí, vino á los términos de Judea y tras el Jordán: y volvió el pueblo á juntarse á él, y de nuevo les enseñaba como solía. 2 Y llegándose los Fariseos, le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar á su mujer. 3 Mas él respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? 4 Y ellos dijeron: Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiar. 5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento, 6 Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. 7 Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se juntará á su mujer. 8 Y los que eran dos, serán hechos una carne: así que no son más dos, sino una carne. 9 Pues lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre. 10 Y en casa volvieron los discípulos á preguntarle de lo mismo. 11 Y les dice: Cualquiera que repudiare á su mujer, y se casare con otra, comete adulterio contra ella: 12 Y si la mujer repudiare á su marido y se casare con otro, comete adulterio. 13 Y le presentaban niños para que los tocase, y los discípulos reñían á los que los presentaban. 14 Y viéndolo Jesús, se enojó, y les dijo: Dejad los niños venir, y no se lo estorbéis, porque de los tales es el reino de Dios. 15 De cierto os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él. 16 Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. 17 Y saliendo él para ir su camino, vino uno corriendo, é hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna? 18 Y Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. 19 Los mandamientos sabes: No adulteres: No mates: No hurtes: No digas falso testimonio: No defraudes: Honra á tu padre y á tu madre. 20 El entonces respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto he guardado desde mi mocedad. 21 Entonces Jesús mirándole, amóle, y díjole: Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, y da á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven, sígueme, tomando tu cruz. 22 Mas él, entristecido por esta palabra, se fué triste, porque tenía muchas posesiones. 23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dice á sus discípulos: ­Cuán dificilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 24 Y los discípulos se espantaron de sus palabras, mas Jesús respondiendo, les volvió á decir: ­Hijos, cuán dificil es entrar en el reino de Dios, los que confían en las riquezas! 25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que el rico entrar en el reino de Dios. 26 Y ellos se espantaban más, diciendo dentro de sí: ¿Y quién podrá salvarse? 27 Entonces Jesús mirándolos, dice: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no, porque todas las cosas son posibles para Dios. 28 Entonces Pedro comenzó á decirle: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido. 29 Y respondiendo Jesús, dijo: De cierto os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó heredades, por causa de mí y del evangelio, 30 Que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones, y en el siglo venidero la vida eterna. 31 Empero muchos primeros serán postreros, y postreros primeros. 32 Y estaban en el camino subiendo á Jerusalem, y Jesús iba delante de ellos, y se espantaban, y le seguían con miedo: entonces volviendo á tomar á los doce aparte, les comenzó á decir las cosas que le habían de acontecer: 33 He aquí subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los principes de los sacerdotes, y á los escribas, y le condenarán á muerte, y le entregarán á los Gentiles: 34 Y le escarnecerán, y le azotarán, y escupirán en él, y le matarán, mas al tercer día resucitará. 35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se llegaron á él, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. 36 Y él les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 37 Y ellos le dijeron: Danos que en tu gloria nos sentemos el uno á tu diestra, y el otro á tu siniestra. 38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, ó ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? 39 Y ellos dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y del bautismo de que soy bautizado, seréis bautizados. 40 Mas que os sentéis á mi diestra y á mi siniestra, no es mío darlo, sino á quienes está aparejado. 41 Y como lo oyeron los diez, comenzaron á enojarse de Jacobo y de Juan. 42 Mas Jesús, llamándolos, les dice: Sabéis que los que se ven ser príncipes entre las gentes, se enseñorean de ellas, y los que entre ellas son grandes, tienen sobre ellas potestad. 43 Mas no será así entre vosotros: antes cualquiera que quisiere hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor, 44 Y cualquiera de vosotros que quisiere hacerse el primero, será siervo de todos. 45 Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, mas para servir, y dar su vida en rescate por muchos. 46 Entonces vienen á Jericó: y saliendo él de Jericó y sus discípulos y una gran compañía, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y oyendo que era Jesús el Nazareno, comenzó á dar voces y decir: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí. 48 Y muchos le reñían, que callase: mas él daba mayores voces: Hijo de David, ten misericordia de mí. 49 Entonces Jesús parándose, mandó llamarle: y llaman al ciego, diciéndole: Ten confianza: levántate, te llama. 50 El entonces, echando su capa, se levantó, y vino á Jesús. 51 Y respondiendo Jesús, le dice: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dice: Maestro, que cobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha salvado. Y luego cobró la vista, y seguía á Jesús en el camino.

Mateo 6:21: 21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.

Mateo 6:19-34: 19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladronas minan y hurtan, 20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan: 21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón. 22 La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso: 23 Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que en ti hay son tinieblas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas? 24 Ninguno puede servir á dos señores, porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón. 25 Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de beber, ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíe
, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?. 27 Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo? 28 Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen, no trabajan ni hilan, 29 Mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe? 31 No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos cubriremos? 32 Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os congojéis por el día de mañana, que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán.

Mateo 6:1-34: 6 MIRAD que no hagáis vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos: de otra manera no tendréis merced de vuestro Padre que está en los cielos. 2 Cuando pues haces limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su recompensa. 3 Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4 Para que sea tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público. 5 Y cuando oras, no seas como los hipócritas, porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su pago. 6 Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público. 7 Y orando, no seáis prolijos, como los Gentiles, que piensan que por su parlería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes á ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9 Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 Danos hoy nuestro pan cotidiano. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonareis á los hombres sus ofensas, os perdonará también á vosotros vuestro Padre celestial. 15 Mas si no perdonareis á los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. 16 Y cuando ayunáis, no seáis como los hipócritas, austeros, porque ellos demudan sus rostros para parecer á los hombres que ayunan: de cierto os digo, que ya tienen su pago. 17 Mas tú, cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 Para no parecer á los hombres que ayunas, sino á tu Padre que está en secreto: y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público. 19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladronas minan y hurtan, 20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan: 21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón. 22 La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso: 23 Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que en ti hay son tinieblas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas? 24 Ninguno puede servir á dos señores, porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón. 25 Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de beber, ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?. 27 Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo? 28 Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen, no trabajan ni hilan, 29 Mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe? 31 No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos cubriremos? 32 Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os congojéis por el día de mañana, que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán.

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