Versículos de la Biblia sobre Sembrando Semillas

2 Corintios 9:6: 6 Esto empero digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente, y el que siembra en bendiciones, en bendiciones también segará.

Gálatas 6:7: 7 No os engañeis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

Eclesiastés 11:6: 6 Por la mañana siembra tu simiente, y á la tarde no dejes reposar tu mano: porque tú no sabes cuál es lo mejor, si esto ó lo otro, ó si ambas á dos cosas son buenas.

Génesis 26:12: 12 Y sembró Isaac en aquella tierra, y halló aquel año ciento por uno: y bendíjole Jehová.

Lucas 8:5: 5 Uno que sembraba, salió á sembrar su simiente, y sembrando, una parte cayó junto al camino, y fué hollada, y las aves del cielo la comieron.

Lucas 8:15: 15 Mas la que en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto en paciencia.

Lucas 8:11: 11 Es pues ésta la parábola: La simiente es la palabra de Dios.

Gálatas 6:8: 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción, mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

Génesis 8:22: 22 Todavía serán todos los tiempos de la tierra, la sementera y la siega, y el frío y calor, verano é invierno, y día y noche, no cesarán.

Mateo 13:1-58: 13 Y AQUEL día, saliendo Jesús de casa, se sentó junto á la mar. 2 Y se allegaron á él muchas gentes, y entrándose él en el barco, se sentó, y toda la gente estaba á la ribera. 3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí el que sembraba salió á sembrar. 4 Y sembrando, parte de la simiente cayó junto al camino, y vinieron las aves, y la comieron. 5 Y parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra, y nació luego, porque no tenía profundidad de tierra: 6 Mas en saliendo el sol, se quemó, y secóse, porque no tenía raíz. 7 Y parte cayó en espinas, y las espinas crecieron, y la ahogaron. 8 Y parte cayó en buena tierra, y dió fruto, cuál a ciento, cuál á sesenta, y cuál á treinta. 9 Quien tiene oídos para oir, oiga. 10 Entonces, llegándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11 Y él respondiendo, les dijo: Por que á vosotros es concedido saber los misterios del reino de los cielos, mas á ellos no es concedido. 12 Porque á cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más, pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13 Por eso les hablo por parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. 14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis, Y viendo veréis, y no miraréis. 15 Porque el corazón de este pueblo está engrosado, Y de los oídos oyen pesadamente, Y de sus ojos guiñan: Para que no vean de los ojos, Y oigan de los oídos, Y del corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane. 16 Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen. 17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron: y oir lo que oís, y no lo oyeron. 18 Oid, pues, vosotros la parábola del que siembra: 19 Oyendo cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el malo, y arrebata lo que fué sembrado en su corazón: éste es el que fué sembrado junto al camino. 20 Y el que fué sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y luego la recibe con gozo. 21 Mas no tiene raíz en sí, antes es temporal que venida la aflicción ó la persecución por la palabra, luego se ofende. 22 Y el que fué sembrado en espinas, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra, y hácese infructuosa. 23 Mas el que fué sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y el que lleva fruto: y lleva uno á ciento, y otro á sesenta, y otro á treinta. 24 Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo: 25 Mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fué. 26 Y como la hierba salió é hizo fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Y llegándose los siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene cizaña? 28 Y él les dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos? 29 Y él dijo: No, porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega, y al tiempo de la siega yo diré á los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla, mas recoged el trigo en mi alfolí. 31 Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que tomándolo alguno lo sembró en su campo: 32 El cual á la verdad es la más pequeña de todas las simientes, mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas. 33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante á la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó leudo. 34 Todo esto habló Jesús por parábolas á las gentes, y sin parábolas no les hablaba: 35 Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi boca, Rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo. 36 Entonces, despedidas las gentes, Jesús se vino á casa, y llegándose á él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo. 37 Y respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre, 38 Y el campo es el mundo, y la buena simiente son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo, 39 Y el enemigo que la sembró, es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. 40 De manera que como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo. 41 Enviará el Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad, 42 Y los echarán en el horno de fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre: el que tiene oídos para oir, oiga. 44 Además, el reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo, el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. 45 También el reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas, 46 Que hallando una preciosa perla, fué y vendió todo lo que tenía, y la compró. 47 Asimismo el reino de los cielos es semejante á la red, que echada en la mar, coge de todas suertes de peces: 48 La cual estando llena, la sacaron á la orilla, y sentados, cogieron lo bueno en vasos, y lo malo echaron fuera. 49 Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán á los malos de entre los justos, 50 Y los echarán en el horno del fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes. 51 Díceles Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos responden: Sí, Señor. 52 Y él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos, es semejante á un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. 53 Y aconteció que acabando Jesús estas parábolas, pasó de allí. 54 Y venido á su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas? 55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿no se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo y José, y Simón, y Judas? 56 ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? 57 Y se escandalizaban en él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra sino en su tierra y en su casa. 58 Y no hizo allí muchas maravillas, á causa de la incredulidad de ellos.

2 Corintios 9:12: 12 Porque la suministración de este servicio, no solamente suple lo que á los santos falta, sino también abunda en muchos hacimientos de gracias á Dios

Deuteronomio 28:1-14: 28 Y SERA que, si oyeres diligente la voz de Jehová tu Dios, para guardar, para poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te pondrá alto sobre todas las gentes de la tierra, 2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, cuando oyeres la voz de Jehová tu Dios. 3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. 4 Bendito el fruto de tu vientre, y el fruto de tu bestia, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. 5 Bendito tu canastillo y tus sobras. 6 Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. 7 Pondrá Jehová á tus enemigos que se levantaren contra ti, de rota batida delante de ti: por un camino saldrán á ti, por siete caminos huirán delante de ti. 8 Enviará Jehová contigo la bendición en tus graneros, y en todo aquello en que pusieres tu mano, y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. 9 Confirmarte ha Jehová por pueblo suyo santo, como te ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos. 10 Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es llamado sobre ti, y te temerán. 11 Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, y en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que juró Jehová á tus padres que te había de dar. 12 Abrirte ha Jehová su buen depósito, el cielo, para dar lluvia á tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás á muchas gentes, y tú no tomarás emprestado. 13 Y te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola: y estarás encima solamente, y no estarás debajo, cuando obedecieres á los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas. 14 Y no te apartes de todas las palabras que yo os mando hoy, ni á diestra ni á siniestra, para ir tras dioses ajenos para servirles.

Génesis 1:11: 11 Y dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé simiente, árbol de fruto que dé fruto según su género, que su simiente esté en él, sobre la tierra: y fué así.

Hechos 20:35: 35 En todo os he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar á los enfermos, y tener presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar que recibir.

2 Corintios 9:10: 10 Y el que da simiente al que siembra, también dará pan para comer, y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los crecimientos de los frutos de vuestra justicia

Marcos 4:2-41: 2 Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: 3 Oid: He aquí, el sembrador salió á sembrar. 4 Y aconteció sembrando, que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo, y la tragaron. 5 Y otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra, y luego salió, porque no tenía la tierra profunda: 6 Mas salido el sol, se quemó, y por cuanto no tenía raíz, se secó. 7 Y otra parte cayó en espinas, y subieron las espinas, y la ahogaron, y no dió fruto. 8 Y otra parte cayó en buena tierra, y dió fruto, que subió y creció: y llevó uno á treinta, y otro á sesenta, y otro á ciento. 9 Entonces les dijo: El que tiene oídos para oir, oiga. 10 Y cuando estuvo solo, le preguntaron los que estaban cerca de él con los doce, sobre la parábola. 11 Y les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios, mas á los que están fuera, por parábolas todas las cosas, 12 Para que viendo, vean y no echen de ver, y oyendo, oigan y no entiendan: porque no se conviertan, y les sean perdonados los pecados. 13 Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? 14 El que siembra es el que siembra la palabra. 15 Y éstos son los de junto al camino: en los que la palabra es sembrada: mas después que la oyeron, luego viene Satanás, y quita la palabra que fué sembrada en sus corazones. 16 Y asimismo éstos son los que son sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, luego la toman con gozo, 17 Mas no tienen raíz en sí, antes son temporales, que en levantándose la tribulación ó la persecución por causa de la palabra, luego se escandalizan. 18 Y éstos son los que son sembrados entre espinas: los que oyen la palabra, 19 Mas los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando, ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 20 Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra, y la reciben, y hacen fruto, uno á treinta, otro á sesenta, y otro á ciento. 21 También les dijo: ¿Tráese la antorcha para ser puesta debajo del almud, ó debajo de la cama? ¿No es para ser puesta en el candelero? 22 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni secreto que no haya de descubrirse. 23 Si alguno tiene oídos para oir, oiga. 24 Les dijo también: Mirad lo que oís: con la medida que medís, os medirán otros, y será añadido á vosotros los que oís. 25 Porque al que tiene, le será dado, y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 26 Decía más: Así es el reino de Dios, como si un hombre echa simiente en la tierra, 27 Y duerme, y se levanta de noche y de día, y la simiente brota y crece como él no sabe. 28 Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga, 29 Y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega es llegada. 30 Y decía: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios? ¿ó con qué parábola le compararemos? 31 Es como el grano de mostaza, que, cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las simientes que hay en la tierra, 32 Mas después de sembrado, sube, y se hace la mayor de todas las legumbres, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo puedan morar bajo su sombra. 33 Y con muchas tales parábolas les hablaba la palabra, conforme á lo que podían oir. 34 Y sin parábola no les hablaba, mas á sus discípulos en particular declaraba todo. 35 Y les dijo aquel día cuando fué tarde: Pasemos de la otra parte. 36 Y despachando la multitud, le tomaron como estaba, en el barco, y había también con él otros barquitos. 37 Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las olas en el barco, de tal manera que ya se henchía. 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le dicen: ¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos? 39 Y levantándose, increpó al viento, y dijo á la mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y fué hecha grande bonanza. 40 Y á ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 41 Y temieron con gran temor, y decían el uno al otro. ¿Quién es éste, que aun el viento y la mar le obedecen?

Génesis 26:12-13: 12 Y sembró Isaac en aquella tierra, y halló aquel año ciento por uno: y bendíjole Jehová. 13 Y el varón se engrandeció, y fué adelantando y engrandeciéndose, hasta hacerse muy poderoso

1 Corintios 9:11: 11 Si nosotros os sembramos lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos lo vuestro carnal?

2 Crónicas 7:14: 14 Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.

Juan 12:24: 24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda, mas si muriere, mucho fruto lleva.

2 Reyes 4:1-44: 4 UNA mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó á Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido es muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová: y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite. 3 Y él le dijo: Ve, y pide para ti vasos prestados de todos tus vecinos, vasos vacíos, no pocos. 4 Entra luego, y cierra la puerta tras ti y tras tus hijos, y echa en todos los vasos, y en estando uno lleno, ponlo aparte. 5 Y partióse la mujer de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos, y ellos le llegaban los vasos, y ella echaba del aceite. 6 Y como los vasos fueron llenos, dijo á un hijo suyo: Tráeme aún otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entonces cesó el aceite. 7 Vino ella luego, y cont
lo al varón de Dios, el cual dijo: Ve, y vende el aceite, y paga á tus acreedores, y tú y tus hijos vivid de lo que quedare. 8 Y aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem, y había allí una mujer principal, la cual le constriñó á que comiese del pan: y cuando por allí pasaba, veníase á su casa á comer del pan. 9 Y ella dijo á su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios santo. 10 Yo te ruego que hagas una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, y mesa, y silla, y candelero, para que cuando viniere á nosotros, se recoja en ella. 11 Y aconteció que un día vino él por allí, y recogióse en aquella cámara, y durmió en ella. 12 Entonces dijo á Giezi su criado: Llama á esta Sunamita. Y como él la llamó, pareció ella delante de él. 13 Y dijo él á Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero: ¿qué quieres que haga por ti? ¿has menester que hable por ti al rey, ó al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. 14 Y él dijo: ¿Qué pues haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí ella no tiene hijo, y su marido es viejo. 15 Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró á la puerta. 16 Y él le dijo: A este tiempo según el tiempo de la vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. 17 Mas la mujer concibió, y parió un hijo á aquel tiempo que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida. 18 Y como el niño fué grande, aconteció que un día salió á su padre, á los segadores. 19 Y dijo á su padre: ­Mi cabeza, mi cabeza! Y él dijo á un criado: Llévalo á su madre. 20 Y habiéndole él tomado, y traídolo á su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta medio día, y murióse. 21 Ella entonces subió, y púsolo sobre la cama del varón de Dios, y cerrándole la puerta, salióse. 22 Llamando luego á su marido, díjole: Ruégote que envíes conmigo á alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y vuelva. 23 Y él dijo: ¿Para qué has de ir á él hoy? No es nueva luna, ni sábado. Y ella respondió: Paz. 24 Después hizo enalbardar una borrica, y dijo al mozo: Guía y anda, y no me hagas detener para que suba, sino cuando yo te lo dijere. 25 Partióse pues, y vino al varón de Dios al monte del Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vió de lejos, dijo á su criado Giezi: He aquí la Sunamita: 26 Ruégote que vayas ahora corriendo á recibirla, y dile: ¿Tienes paz? ¿y tu marido, y tu hijo? Y ella dijo: Paz. 27 Y luego que llegó al varón de Dios en el monte, asió de sus pies. Y llegóse Giezi para quitarla, mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado. 28 Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo á mi señor? ¿No dije yo, que no me burlases? 29 Entonces dijo él á Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y ve, y si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te saludare, no le respondas: y pondrás mi bordón sobre el rostro del niño. 30 Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. 31 El entonces se levantó, y siguióla. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, mas ni tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para encontrar á Eliseo, y declaróselo, diciendo: El mozo no despierta. 32 Y venido Eliseo á la casa, he aquí el niño que estaba tendido muerto sobre su cama. 33 Entrando él entonces, cerró la puerta sobre ambos, y oró á Jehová. 34 Después subió, y echóse sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas, así se tendió sobre él, y calentóse la carne del joven. 35 Volviéndose luego, paséose por la casa á una parte y á otra, y después subió, y tendióse sobre él, y el joven estornudó siete veces, y abrió sus ojos. 36 Entonces llamó él á Giezi, y díjole: Llama á esta Sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. 37 Y así que ella entró, echóse á sus pies, é inclinóse á tierra: después tomó su hijo, y salióse. 38 Y Eliseo se volvió á Gilgal. Había entonces grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo á su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los profetas. 39 Y salió uno al campo á coger hierbas, y halló una como parra montés, y cogió de ella una faldada de calabazas silvestres: y volvió, y cortólas en la olla del potaje: porque no sabía lo que era. 40 Echóse después para que comieran los hombres, pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: ­Varón de Dios, la muerte en la olla! Y no lo pudieron comer. 41 El entonces dijo: Traed harina. Y esparcióla en la olla, y dijo: Echa de comer á la gente. Y no hubo más mal en la olla. 42 Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da á la gente para que coman. 43 Y respondió su sirviente: ¿Cómo he de poner esto delante de cien hombres? Mas él tornó á decir: Da á la gente para que coman, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará. 44 Entonces él lo puso delante de ellos, y comieron, y sobróles, conforme á la palabra de Jehová.

Proverbios 1:1-33: 1 LOS proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: 2 Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer las razones prudentes, 3 Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, y juicio y equidad, 4 Para dar sagacidad á los simples, Y á los jóvenes inteligencia y cordura. 5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo, 6 Para entender parábola y declaración, Palabras de sabios, y sus dichos oscuros. 7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. 8 Oye, hijo mío, la doctrina de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre: 9 Porque adorno de gracia serán á tu cabeza, Y collares á tu cuello. 10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas. 11 Si dijeren: Ven con nosotros, Pongamos asechanzas á la sangre, Acechemos sin motivo al inocente, 12 Los tragaremos vivos como el sepulcro, Y enteros, como los que caen en sima, 13 Hallaremos riquezas de todas suertes, Henchiremos nuestras casas de despojos, 14 Echa tu suerte entre nosotros, Tengamos todos una bolsa: 15 Hijo mío, no andes en camino con ellos, Aparta tu pie de sus veredas: 16 Porque sus pies correrán al mal, E irán presurosos á derramar sangre. 17 Porque en vano se tenderá la red Ante los ojos de toda ave, 18 Mas ellos á su propia sangre ponen asechanzas, Y á sus almas tienden lazo. 19 Tales son las sendas de todo el que es dado á la codicia, La cual prenderá el alma de sus poseedores. 20 La sabiduría clama de fuera, Da su voz en las plazas: 21 Clama en los principales lugares de concurso, En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones: 22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia? 23 Volveos á mi reprensión: He aquí yo os derramaré mi espíritu, Y os haré saber mis palabras. 24 Por cuanto llamé, y no quisisteis: Extendí mi mano, y no hubo quien escuchase, 25 Antes desechasteis todo consejo mío, Y mi reprensión no quisisteis: 26 También yo me reiré en vuestra calamidad, Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis, 27 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino, Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. 28 Entonces me llamarán, y no responderé, Buscarme han de mañana, y no me hallarán: 29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor de Jehová, 30 Ni quisieron mi consejo, Y menospreciaron toda reprensión mía: 31 Comerán pues del fruto de su camino, Y se hartarán de sus consejos. 32 Porque el reposo de los ignorantes los matará, Y la prosperidad de los necios los echará á perder. 33 Mas el que me oyere, habitará confiadamente, Y vivirá reposado, sin temor de mal.

Romanos 12:1: 12 ASI que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto.

1 Juan 2:1-29: 2 HIJITOS míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis, y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, á Jesucristo el justo, 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. 3 Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él, 5 Mas el que guarda su palabra, la caridad de Dios está verdaderamente perfecta en él: por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que está en él, debe andar como él anduvo. 7 Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio: el mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. 8 Otra vez os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas son pasadas, y la verdadera luz ya alumbra. 9 El que dice que está en luz, y aborrece á su hermano, el tal aun está en tinieblas todavía. 10 El que ama á su hermano, está en luz, y no hay tropiezo en él. 11 Mas el que aborrece á su hermano, está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe á donde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. 12 Os escribo á vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os son perdonados por su nombre. 13 Os escribo á vosotros, padres, porque habéis conocido á aquel que es desde el principio. Os escribo á vosotros, mancebos, porque habéis vencido al maligno. Os escribo á vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. 14 Os he escrito á vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito á vosotros, mancebos, porque sois fuertes, y la palabra de Dios mora en vosotros, y habéis vencido al maligno. 15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, mas es del mundo. 17 Y el mundo se pasa, y su concupiscencia, mas el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre. 18 Hijitos, ya es el último tiempo: y como vosotros habéis oído que el anticristo ha de venir, así también al presente han comenzado á ser muchos anticristos, por lo cual sabemos que es el último tiempo. 19 Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros, porque si fueran de nosotros, hubieran cierto permanecido con nosotros, pero salieron para que se manifestase que todos no son de nosotros. 20 Mas vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. 21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino como á los que la conocéis, y que ninguna mentira es de la verdad. 22 ¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este tal es anticristo, que niega al Padre y al Hijo. 23 Cualquiera que niega al Hijo, este tal tampoco tiene al Padre. Cualquiera que confiese al Hijo tiene también al Padre. 24 Pues lo que habéis oído desde el principio, sea permaneciente en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio fuere permaneciente en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa, la cual él nos prometió, la vida eterna. 26 Os he escrito esto sobre los que os engañan. 27 Pero la unción que vosotros habéis recibido de él, mora en vosotros, y no tenéis necesidad que ninguno os enseñe, mas como la unción misma os enseña de todas cosas, y es verdadera, y no es mentira, así como os ha enseñado, perseveraréis en él. 28 Y ahora, hijitos, perseverad en él, para que cuando apareciere, tengamos confianza, y no seamos confundidos de él en su venida. 29 Si sabéis que él es justo, sabed también que cualquiera que hace justicia, es nacido de él.

Juan 1:1-3: 1 EN el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que es hecho, fué hecho.

Deuteronomio 8:10: 10 Y comerás y te hartarás, y bendecirás á Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

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